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Día Internacional del Pinot Noir: Chile celebra al “tinto de los blancos” con frescura y elegancia Gastronomía

Día Internacional del Pinot Noir: Chile celebra al “tinto de los blancos” con frescura y elegancia

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Delicadeza, frescura y versatilidad definen al Pinot Noir, un vino que, más que una bebida, se ha convertido en una experiencia cultural y sensorial. Y en Chile, ese viaje apenas comienza a escribir sus páginas más memorables.


Cada 18 de agosto, el mundo del vino rinde homenaje al Pinot Noir, una de las cepas más sofisticadas, enigmáticas y apreciadas de la viticultura global. Originaria de Borgoña, Francia, esta variedad se ha ganado un lugar de privilegio entre los consumidores por su delicadeza aromática, frescura y versatilidad en la mesa. En Chile, gracias a sus condiciones climáticas privilegiadas y al trabajo constante de enólogos visionarios, ha encontrado un territorio fértil para expresarse con identidad propia.

El Pinot Noir es conocido como el “tinto de los blancos”: vinos ligeros, de taninos suaves, aromas frutales y florales, y un carácter elegante que permite disfrutarlos a una temperatura más fresca que otros tintos. Esa cualidad lo ha convertido en un puente perfecto entre el mundo del vino blanco y el tinto, conquistando tanto a quienes buscan sutileza como a quienes prefieren complejidad.

Una cepa difícil, pero cautivadora

A diferencia de variedades más robustas, el Pinot Noir es notoriamente difícil de cultivar y vinificar. Sus racimos son delicados, sensibles al clima y al manejo de bodega, y su proceso de fermentación exige un cuidado distinto al de otros tintos. Sin embargo, esa fragilidad es precisamente la que lo vuelve fascinante: en manos expertas, logra reflejar con precisión el terroir y entregar vinos de frescura, tensión y elegancia.

“Es una variedad cuya elaboración cuesta mucho. Es el ‘tinto de los blancos’, para disfrutar a una temperatura un poco más baja y así experimentar su expresión frutal. Se trata de una cepa muy sensible, tanto en el viñedo como en la bodega, y que requiere un trabajo mucho más delicado que otras”, explica Sebastián Rodríguez, enólogo de Casillero del Diablo, una de las marcas que más ha apostado por esta variedad en Chile.

Su Pinot Noir, elaborado en el Valle de Limarí, destaca por notas de frambuesa, guinda, violeta y rosa blanca, con una textura sedosa y un sutil toque especiado. Un vino que representa la esencia de los climas fríos chilenos, donde la brisa costera y los suelos calcáreos permiten una expresión fresca y elegante.

Premios que confirman el potencial chileno

El creciente reconocimiento internacional del Pinot Noir chileno tiene hitos recientes. En los Decanter World Wine Awards 2025, el Algarrobo Pinot Noir 2024 de Viña TerraNoble obtuvo medalla de oro y 96 puntos, consolidándose entre los mejores exponentes del país. Elaborado en el sector de Las Dichas, en Casablanca, este vino refleja la apuesta de la viña por los climas fríos y los clones de origen Romané, vinificados con maceración en frío y crianza sutil en roble francés.

“El reconocimiento de Decanter valida nuestra apuesta por la innovación y la tipicidad. En Casablanca hemos logrado vinos frescos, nítidos y con gran identidad”, señala Marcelo García, gerente de enología de TerraNoble.

La historia de TerraNoble, con más de tres décadas de trayectoria, se suma al liderazgo de otras viñas que han hecho del Pinot Noir una bandera, como Cono Sur, pionera en la exploración de esta cepa y embajadora internacional del estilo chileno, y Toro de Piedra, que con su Gran Reserva Pinot Noir, fresco y ligero, se ha convertido en un vino ideal para la temporada estival.

Maridajes y versatilidad

Una de las grandes virtudes del Pinot Noir es su versatilidad en la mesa. Su frescura y suavidad lo hacen acompañante ideal de pescados grasos como el salmón, tataki de atún, carnes blancas, setas, pastas cremosas, quesos suaves e incluso cocina asiática.

“Recomiendo el Pinot Noir con queso brie; es fantástico. Con la comida japonesa también es una gran oportunidad, porque generalmente el sushi no tiene mucho acompañamiento. Y con el Pinot Noir, que es un poquito más fresco, anda bastante bien”, comenta Rodríguez.

A nivel global, el Pinot Noir ha ganado adeptos porque encarna la búsqueda actual de vinos más frescos, menos maderosos y más ligados al origen. Representa un cambio de paradigma: de los tintos potentes y estructurados, hacia vinos ligeros pero complejos, fáciles de beber y perfectos para compartir.

Desde la Borgoña francesa hasta Oregón en Estados Unidos, Nueva Zelanda o Patagonia, el Pinot Noir ofrece interpretaciones diversas que fascinan a enólogos y consumidores. En Chile, regiones como Casablanca, Limarí, San Antonio y Bío Bío han demostrado que pueden estar en la primera línea de esta tendencia.

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