
¿Pipeño o vino pipeño? Diferencias y características del producto estrella en Fiestas Patrias
El pipeño no es solo un vino, es una tradición chilena arraigada en lo más popular, un reflejo de nuestra historia campesina y de la cultura festiva que acompaña a septiembre.
Septiembre en Chile es sinónimo de celebración. Las fondas, ramadas y reuniones familiares se llenan de empanadas, anticuchos, chicha y, por supuesto, del clásico terremoto, ese cóctel dieciochero nacido en Santiago en los años 80 que mezcla pipeño con helado de piña y granadina. Un trago festivo que, más allá de su efecto “tembloroso”, ha consolidado al pipeño como protagonista de las Fiestas Patrias.
Pero ¿qué es realmente el pipeño y por qué hoy se habla tanto de él?
El pipeño puede ser blanco o tinto y tiene raíces profundas en el Valle del Itata, en la Región de Ñuble, donde desde tiempos coloniales se cultivan cepas como la País, Moscatel y Cinsault. En esta zona, la viticultura campesina dio forma a un vino joven, fresco, de fermentación rápida y pensado para el consumo inmediato. Por siglos, el pipeño fue el vino del pueblo, inseparable de las celebraciones patrias.
Pipeño y Vino Pipeño: ¿en qué se diferencian?
Hasta hace poco, la situación era confusa. En el mercado se hablaba indistintamente de pipeño y vino pipeño, pero en 2023 el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) aclaró las cosas con la Resolución Exenta Nº 4077/2023, que creó una categoría exclusiva para el pipeño, distinta del vino.
El pipeño es:
- Es una bebida alcohólica parcialmente fermentada de uva, con azúcar residual y dulzor natural.
- Graduación alcohólica menor a 11,5° GL.
- No puede recibir adición de agua ni azúcares externos.
- Solo puede producirse y envasarse en las regiones de Maule, Ñuble y Biobío.
- Su elaboración está reservada a la Agricultura Familiar Campesina y sus cooperativas, como una forma de proteger a los pequeños viñateros.
- Es considerado un producto con fuerte identidad territorial, imposible de adulterar bajo la normativa vigente.
El Vino Pipeño:
- Sigue existiendo como categoría legal de vino, con graduación mínima de 11,5° GL.
- Puede producirse en cualquier región del país y por cualquier razón social, sujeto a las normativas generales de vinificación.
- Su calidad depende de la práctica de cada productor, y muchas veces se comercializa masivamente en botellas plásticas o a granel.
De esta firma, el pipeño auténtico está protegido y ligado a un territorio y una tradición campesina, mientras que el vino pipeño es un producto genérico, más amplio, sujeto a las normas del vino.
Cómo reconocer un buen pipeño
Lejos de ser un vino menor, el pipeño es parte de la identidad cultural de Chile. Hoy, con la protección legal que le otorga el SAG, se abre la posibilidad de revalorizarlo como un producto patrimonial de calidad, vinculado a las tradiciones del sur y a las manos campesinas que lo producen.
En septiembre, conviene saber distinguir un pipeño de calidad:
- A la vista: color rubí claro si es tinto, o dorado pálido si es blanco, sin apariencia turbia excesiva.
- En nariz: aromas frutales y frescos, sin notas de avinagrado o alcohol fuerte.
- En boca: sabor ligero, con acidez balanceada, dulzor natural y frescura; nunca aguado ni excesivamente dulce.
- En la etiqueta: si está clasificado como pipeño bajo la nueva norma, debe indicar su procedencia en Maule, Ñuble o Biobío, y estar elaborado por viñateros de la Agricultura Familiar Campesina.
¿El pipeño produce más resaca?
El pipeño, como cualquier bebida alcohólica, puede producir resaca si se consume en exceso. Pero hay varios factores que explican por qué mucha gente dice que el pipeño “pega fuerte” o deja más consecuencias al día siguiente.
Si bien el pipeño suele tener menos grados alcohólicos que un vino tradicional, su dulzor hace que sea fácil beber más de la cuenta. El exceso de azúcar combinado con alcohol favorece la deshidratación y aumenta la intensidad de la resaca.
En algunos casos, el pipeño artesanal puede contener más levaduras, compuestos volátiles y sedimentos naturales que un vino filtrado industrialmente. Estos compuestos, conocidos como congéneres, también pueden intensificar la resaca.
Para disfrutarlo sin sufrir al día siguiente, lo ideal es moderar la cantidad, nunca beber con el estómago vacío y acompañar cada vaso de pipeño o terremoto con agua, evitando así la deshidratación que causa dolor de cabeza. También conviene no mezclarlo en exceso con otras bebidas alcohólicas durante la misma jornada, ya que el pipeño con helado o granadina ya es de por sí una combinación cargada de azúcar.
Otro punto importante es optar por pipeños de mejor calidad, bien fermentados y embotellados con cuidado, ya que contienen menos impurezas que suelen intensificar la resaca.