Hace pocos días se conmemoró Día Mundial de los Animales, es oportuno detenernos a reflexionar sobre los desafíos que enfrenta nuestro país en su diversidad geográfica que abarca desde el árido desierto de Atacama hasta los fríos climas de la Antártida y que alberga una riqueza de fauna impresionante, la que lamentablemente en el siglo XXI enfrenta una serie de desafíos y complejidades que amenazan su supervivencia y su función crucial en el equilibrio ecológico nacional.
Algunos de los problemas más apremiantes que enfrentan los animales en Chile son la pérdida de hábitat debido a la expansión urbana, la agricultura y la industria. Además, la destrucción de los ecosistemas naturales pone en peligro la supervivencia de muchas especies endémicas y en peligro de extinción como el puma, el cóndor andino y el huemul.
Estos problemas hacen necesario promover la conservación de áreas protegidas y la restauración de hábitats degradados. Se deben implementar políticas que fomenten un desarrollo sostenible y reduzcan la fragmentación del paisaje, considerando el crecimiento y la construcción de carreteras, ferrocarriles y otras infraestructuras que puede aislar poblaciones de animales y dificultar la migración.
El tráfico ilegal de fauna es otro problema que también existe en nuestro país, el loro tricahue y la iguana chilena son objeto de contrabando y comercio ilegal. Esto no solo pone en peligro a estas especies, sino que también contribuye a la disminución de la biodiversidad. Frente a esto podemos contribuir con educación, fomentando en la conciencia pública sobre los peligros del comercio ilegal de animales.
El cambio climático también afecta la fauna chilena de múltiples maneras. Las alteraciones en los patrones de temperatura y precipitación pueden dañar los hábitats naturales y generar la migración de las especies. Además, el aumento del nivel del mar amenaza a las poblaciones de aves marinas y otros animales costeros. Chile debe comprometerse a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y tomar medidas para proteger las áreas costeras y los ecosistemas terrestres de importancia crítica.
Las sustancias químicas tóxicas y la contaminación del agua pueden tener efectos devastadores en la vida silvestre, desde la disminución de la calidad de los hábitats hasta la intoxicación directa de los animales. Frente a esto es esencial fortalecer las regulaciones ambientales y promover prácticas de gestión sostenible en la agricultura, la industria y otros sectores.
Debemos todos apoyar los programas de educación ambiental, desde la educación escolar hasta la educación superior, y promover campañas de sensibilización para fomentar el respeto y la conservación de la fauna chilena. La protección y preservación de nuestra fauna no solo son cruciales para la conservación de la biodiversidad, sino también para el mantenimiento del equilibrio ecológico del país y la garantía de un futuro sostenible para las generaciones venideras.
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