
Así es el turismo regenerativo: la forma de viajar que cuida la naturaleza y apoya a las comunidades
A diferencia del turismo tradicional, el turismo regenerativo apunta a restaurar ecosistemas, revalorizar saberes locales y apoyar a las comunidades. En Chile, la tendencia se consolida como una opción ética y consciente para estas vacaciones.
Las vacaciones de invierno ya no son solo sinónimo de descanso o panoramas familiares. En 2025, una tendencia ha tomado fuerza entre los viajeros: el turismo regenerativo. Esta es un tipo de experiencia que apuesta por ir más allá de la sostenibilidad, buscando restaurar y fortalecer los ecosistemas y comunidades que se visitan.
Según el informe “NowNext” de Omio, el 58% de los viajeros este año priorizará destinos que promuevan la sostenibilidad, mientras que el 44% buscará apoyar a empresas locales y comunidades anfitrionas. En este contexto, el turismo regenerativo se consolida como una alternativa.
¿Qué es el turismo regenerativo?
A diferencia del turismo tradicional, propone un vínculo activo y respetuoso con los destinos. No solo busca evitar impactos negativos, sino también generar beneficios reales para el entorno natural y las personas que lo habitan.
Dazma Guzmán, coordinadora del programa Vivo Curimón de Fundación Lepe, explica que este tipo de turismo “busca minimizar el impacto ambiental y generar un efecto positivo en el entorno, promoviendo la reforestación, la conservación de la biodiversidad y la valorización de la cultura local”.
El turismo regenerativo pone en el centro de la experiencia a los ecosistemas y las comunidades, diseñando actividades desde la colaboración, la educación y la conciencia ambiental. Incluye acciones como plantación de especies nativas, talleres de permacultura, recuperación de alimentos ancestrales o avistamiento de fauna con protocolos responsables.
Un modelo en crecimiento
En nuestro país, esta tendencia se ha expandido en regiones con fuerte identidad territorial, como el Valle del Aconcagua, la Región de Los Lagos o el norte chico. De hecho, la Estrategia Nacional de Turismo Sostenible 2035 considera el turismo regenerativo como uno de los pilares clave para el desarrollo regional, promoviendo el respeto por el patrimonio biocultural y la economía local.
Una de las iniciativas más destacadas es el programa “Aula al aire libre”, que conecta a comunidades escolares con la naturaleza. Más de 600 estudiantes han participado en salidas guiadas que complementan el currículo del Ministerio de Educación con experiencias en el entorno natural, fortaleciendo el vínculo con el territorio.
Otro proyecto emblemático es la Escuela de Guías Turísticos del Valle de Aconcagua, impulsada junto al Programa Territorial Integrado (PTI) de Corfo y la Universidad de Valparaíso. Allí se capacita a guías locales con enfoque en identidad, respeto ambiental y prácticas de bajo impacto, como la certificación “Leave No Trace” o “No deje rastro”.
La lógica regenerativa también ha llegado al diseño de rutas y espacios públicos. Un ejemplo es el sendero interpretativo del Parque Natural Cerro San Francisco, en Curimón, San Felipe. El recorrido incluye paneles informativos sobre flora, fauna y funga nativa, audios para autoguiado y contenidos sobre la historia local, convirtiéndose en un aula abierta de conocimiento biocultural.
Además, sectores como la minería están comenzando a incorporar el enfoque regenerativo a través del turismo industrial y patrimonial. Iniciativas como los recorridos al campamento minero de Sewell o las visitas guiadas a Chuquicamata permiten visibilizar la historia de la actividad extractiva y su impacto en los territorios, promoviendo una mirada más inclusiva, crítica y transparente.
Una nueva forma de viajar
En un contexto donde el turismo masivo ha generado problemas como la saturación de espacios naturales, la pérdida de identidad cultural o el aumento de residuos, el turismo regenerativo ofrece una alternativa viable. Frente a estos desafíos, la planificación y la colaboración comunitaria se vuelven fundamentales.