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Casablanca: una combinación de campo, playa y tradiciones, con vinos que conquistan el mundo Viajes

Casablanca: una combinación de campo, playa y tradiciones, con vinos que conquistan el mundo

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Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País, Revista Jengibre y Braga.
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Casablanca es uno de los valle vitivinícolas más importante de Chile, pero también es una experiencia donde el vino, el campo, las playas menos masivas, la gastronomía y la historia se encuentran. Un lugar que ha sabido reinventarse sin perder su esencia tranquila y natural.


A medio camino entre Santiago y Valparaíso, el Valle de Casablanca se ha transformado en uno de los destinos turísticos más importantes de Chile gracias a sus vinos. En apenas tres décadas pasó de ser un territorio de tradición agrícola y ganadera a convertirse en un referente mundial de vinos de clima frío, destacando por su sauvignon blanc, chardonnay y pinot noir, que hoy figuran en cartas y premiaciones internacionales.

Pero Casablanca no es solo vino. La belleza del paisaje, su identidad rural, la producción de charcutería o quesos artesanales, su gastronomía en expansión, el valor de su patrimonio y su oferta de experiencias al aire libre lo han posicionado como un lugar perfecto tanto para escapadas de fin de semana como para celebraciones, matrimonios o eventos de empresas.

El valle combina elegancia y ruralidad en un entorno natural privilegiado, con actividades que van desde catas y recorridos a viñedos, hasta paseos rurales, cabalgatas y cenas al atardecer entre parras.

Viñas y experiencias en la ruta del vino

Lo que ha hecho posible el auge del valle es su terroir único. Casablanca se ubica en una depresión costera cercana al océano Pacífico, lo que le da un clima frío con marcada influencia de la corriente de Humboldt. La niebla matinal, las suaves temperaturas y la oscilación térmica entre el día y la noche permiten que la uva madure lentamente, conservando una acidez fresca y aromas intensos.

Vista de Viña Casas del Bosque. Créditos: Loreto Santibáñez.

A esto se suma la diversidad de suelos arcillosos, graníticos y arenosos, que entregan distintos matices a los vinos. El resultado son vinos con elegancia, mineralidad y complejidad aromática, capaces de competir con los mejores del mundo y que han recibido premios de revistas y concursos internacionales.

Eso ha hecho que Casablanca sea hoy un destino enoturístico consolidado, con múltiples viñas abiertas a los visitantes. Una de las pioneras del lugar es Viña Veramonte, un espacio que combina innovación y tradición, con un fuerte compromiso con la sustentabilidad. Hoy además apuesta por la gastronomía con Casa Barroso.

Casablanca ha desarrollado una cocina cada vez más reconocida, que mezcla producto local, innovación y tradición. Macerado Viñamar y Macerado Casablanca son dos espacios que valoran los productos frescos y de estación, con una cocina de origen y platos pensados además para lucirse con los vinos del valle.

Macerado Casablanca. Créditos: Loreto Santibáñez.

A esto se suma la gastronomía en viñas como Casas del Bosque, donde los platos de autor se convierten en un maridaje perfecto con los vinos de la casa en sus dos restaurantes, Botánico y Tanino, o en experiencias mañas exclusivas como Casa Mirador.

A su vez Bodegas RE, es una de las viñas más jovenes, pero acogedora y conocida por “reinventar, recrear y revolucionar” el vino a través de técnicas ancestrales y barricas especiales, con degustaciones que sorprenden.

Kingston Family Vineyards fue pionera en la producción de pequeños lotes de pinot noir y syrah reconocidos fuera de Chile, con una marcada identidad familiar. También ofrece experiencias enoturisticas y gastronómicas.

Vista de Casa Laguna. Créditos: Loreto Santibáñez.

Mientras que Tapihue Wines rescata la esencia del valle y proponen experiencias de cata íntimas y personalizadas. Casa Laguna, dentro de la viña, está diseñado para eventos especiales como matrimonios o encuentros exclusivos.

Estancia El Cuadro es un lugar 100% turístico, una experiencia integral que incluye recorrido por viñedos, museos del vino y un restaurante de ambiente familiar.

Patrimonio y cultura local

Antes de ser un valle de vino, Casablanca fue tierra de agricultores y ganaderos. Esa raíz campesina sigue viva en su producción de quesos artesanales y charcutería, elaborados en pequeños predios familiares, que hoy acompañan la oferta gastronómica y turística del valle.

Un ejemplo del rescate de estas tradiciones es Puro Caballo, un centro ecuestre que ofrece espectáculos de huasos, cabalgatas y actividades ligadas al mundo rural, ideales para familias y viajeros que buscan una experiencia auténtica del campo chileno. también cuenta con un restaurante e cocina chilena con platos sabrosos y contundentes.

Alguno de los animales de Puro Caballo. Créditos: Loreto Santibáñez

Mientras que Restaurante Secano es también una granja para visitar en familia de un ambiente natural, y donde también se rescatan sabores e ingredientes tradicionales chilenos durante décadas. Hoy además están apostando por un enfoque contemporáneo, con una apuesta con identidad local

El Museo Arqueológico y Antropológico de Casablanca (MAACas) es un espacio clave para comprender la historia de la comuna. Allí se exhiben vestigios de culturas originarias como Bato, Aconcagua e Inca, además de objetos que muestran la vida rural de antaño.

Museo Arqueológico y Antropológico de Casablanca. Créditos: Loreto Santibáñez

Otro de los lugares más reconocidos e importantes para Casablanca está en plena Ruta 68, donde se encuentra el Santuario de la Purísima Virgen de Lo Vásquez, uno de los centros de devoción religiosa más importantes de Chile. Cada 8 de diciembre, en la festividad de la Inmaculada Concepción, más de medio millón de peregrinos llegan caminando, en bicicleta o a caballo para rendir homenaje a la Virgen, convirtiendo el lugar en un punto de encuentro de fe, tradición y religiosidad popular.

El santuario tiene sus orígenes en el siglo XIX. A lo largo de los años, ha resistido terremotos, reconstrucciones y ampliaciones. Hoy ofrece misas regulares, actividades pastorales y espacios de recogimiento durante todo el año. Visitar Lo Vásquez no solo es una experiencia espiritual, sino también cultural.

Playas de Casablanca: naturaleza y descanso junto al vino

Aunque Casablanca es mundialmente conocida por sus viñedos y gastronomía, su territorio también se extiende hasta la costa, donde se encuentran algunas de las playas más atractivas y poco masificadas de la Región de Valparaíso.

La Playa Grande de Quintay es de arenas claras y un kilómetro de extensión, es el lugar perfecto para combinar gastronomía marina en la caleta con paseos familiares o experiencias de buceo en sus aguas. Mientras que la Playa Chica de Quintay es más pequeña y tranquila, ideal para quienes buscan un ambiente relajado y menos concurrido, rodeado de belleza natural.

Playa Grande de Quintay. Créditos: Sernatur

También pertenece a Casablanca parte de la olaya de Tunquén, que comparte con la comuna de Algarrobo. Extensa y rústica, es famosa por sus dunas y paisaje casi virgen. Es elegida por quienes prefieren una escapada en contacto directo con la naturaleza y la tranquilidad del mar.

En cuanto a alojamiento, hay para todos los gustos. Desde hoteles boutique hasta casas de campo como Casa Macaire que ofrecen experiencias de descanso exclusivas rodeadas de naturaleza. También en el mismo pueblo, Casa Parral y Casa Antigua son lugares pequeños y acogedores, con una buena relación precio-calidad y atendido por sus propias dueñas.

Porque Casablanca conquista no solo con sus vinos, sino también con la calidez de su gente, la riqueza de su cultura y la diversidad de experiencias que ofrece, ya sea para brindar con un pinot noir en un viñedo, celebrar un evento especial, playas o simplemente escaparse un fin de semana. Un destino completo con viñas, campo y costa, todo en una misma comuna.

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