
Líder del mayor fraude con facturas en la historia chilena: “Hablaron de asesinarme”
José Pavez Canessa, líder del megafraude tributario más grande de la historia, fue trasladado de Capitán Yáber a Santiago 1, el mismo lugar donde fue amenazado de muerte. La medida tomada por Gendarmería, según su defensa, contraviene una orden judicial que buscaba proteger su integridad.
“Si no era por las buenas sería por las malas”. Esa habría sido la advertencia de un gendarme a José Antonio Pavez Canessa, líder del mayor desfalco tributario en la historia del país, antes de ser trasladado del anexo cárcel Capitán Yáber al centro penitenciario Santiago 1, recintos separados apenas por una calle, aunque muy distintos en condiciones y capacidad.
El hombre, acusado de ser el principal cabecilla de una organización delictiva compuesta por 55 empresarios –repartidos en siete clanes familiares y responsables de emitir más de 100 mil facturas falsas por $336 mil millones–, denunció en una carta revelada por Radio Bío Bío haber recibido un trato discriminatorio de Gendarmería debido a su orientación sexual.
Según el relato de Pavez Canessa, registrado en una carta de 10 planas, habría sido notificado de su traslado por un teniente, alrededor de las 17:00 horas del 16 de abril, indicándole que su desplazamiento obedecía a su “condición gay” y que por esto no podía permanecer en el anexo cárcel Capitán Yáber, recinto donde compartía celda con Luis Hermosilla, a quien recibió con frazadas una fría noche de agosto, cuando este llegó allí tras ser detenido.
“Me llevaron a los calabozos de traslado y se me ingresó a Santiago 1, se me volvió a constatar lesiones y el doctor no podría creer que me estuvieran devolviendo acá, donde hablaron de asesinarme”, escribió en la misiva.
La Unidad de Investigación de El Mostrador accedió a un oficio enviado por Gendarmería al 1° Juzgado de Garantía de Santiago, indicando que la determinación habría sido tomada por el “mando regional”, debido a que el anexo cárcel Capitán Yáber “no posee dependencias para albergar población penal perteneciente a la comunidad LGBTIQ+” y por problemas de convivencia que habría tenido con “otros internos”.
Al margen de los asuntos de orientación sexual, los alegatos de Pavez Canessa respondían a una razón que hasta ahora no se conocía públicamente y que habría sido el motivo de su primer traslado al exclusivo recinto penal que alberga a delincuentes de “cuello y corbata”: amenazas de muerte en su contra por parte de uno de los siete clanes familiares involucrados en el megafraude tributario.
“Silicon Yáber”
Al estilo de las tradicionales mafias italianas, la trama del “mayor desfalco tributario en la historia del país”, según el Servicio de Impuestos Internos, tiene como protagonistas a distintos clanes familiares, entre ellos, los Nexus, los Galaz, los Croxatto, los Barraza, los Canessa y los Barriga & Polanco. Pavez proveía de facturas falsas a cuatro de estos linajes de “papeleros” –como llaman en el hampa a los reducidores de IVA–.
Los negocios, según comentó el fiscal Eduardo Baeza durante la formalización de la denominada “Operación Tributos”, el 21 de diciembre de 2023, le reportaron a Pavez Canessa ganancias por más de $56 mil millones, ingresos que le permitieron vivir en el lujoso Hotel W y mantener una nutrida colección de vehículos de alta gama.
De los 55 imputados en la causa, 22 de ellos fueron a parar a Santiago 1, entre ellos, José Antonio Pavez Canessa, quien permaneció en el recinto hasta que el juez Fernando Guzmán ordenó su traslado a Capitán Yáber, en julio del año pasado, por “razones de seguridad y arraigo nacional”.
Los motivos, en verdad, eran otros. El líder del megafraude había declarado en la Fiscalía en reiteradas ocasiones –incluso semanas de corrido–, generando desconfianza entre los miembros del clan Barriga, quienes enviaron a un par de emisarios a su celda, ubicada en el módulo 12, en un horario en que no podían transitar personas de otros módulos. Situación que, por cierto, involucra de paso al gendarme de turno. Hoy, en efecto, existe una investigación judicial para aclarar estos hechos.
“Hablaron de asesinarme”, dijo aquella vez a su abogado, Ilan Eck Falkas.
El representante de Pavez Canessa asegura que el traslado de su representado a Capitán Yáber obedeció a las amenazas de muerte recibidas en su contra, amparadas en una resolución judicial emanada de un juez de la República y que obedecen “al resguardo de su integridad física y síquica”. Por eso –dice– su reciente retorno a Santiago 1 realizado por Gendarmería sería completamente “ilegal”.
“De hecho, la resolución señala que él es objeto de protección estatal y que debe ser resguardado”, aseguró a El Mostrador, agregando que los argumentos esgrimidos por Gendarmería respecto a que no existirían condiciones para albergar a parte de la población LGBTIQ+ son “infundados”.
“En ningún lugar se menciona que en el módulo 12, donde se encontraba y fue víctima de amenazas, compartía con el mismo tipo de gente que también existe en el Anexo Capitán Yáber. Incluso allí tampoco había medidas de resguardo especial para él. Son razones que Gendarmería viene planteando desde el comienzo, pero que son infundadas”, comentó Ilan Eck a El Mostrador.
Lo cierto es que Pavez Canessa volvió al lugar donde fue amenazado de muerte y hoy teme por su vida en una causa que “parece ser más grande de lo que se ve”, dice su abogado, “porque hay muchísimos contribuyentes involucrados, empresas grandes y bastante influyentes, por eso él tiene miedo que le pase algo”.
El Mostrador accedió a una nueva carta de Pavez Canessa donde asegura que no ha recibido las pastillas que controlan su depresión, que está incomunicado en una celda sin luz eléctrica, sin ventanas y que no ha podido dormir en nueve días. “No se qué hora es, no sé cómo sigo en pie y con la cabeza sana… vivimos en la dictadura de la corrupción, liderada por personas despiadadas y deshonestas”, asegura.
Este medio se comunicó con Gendarmería para que explicara el motivo del traslado de Pavez Canessa, pero hasta el cierre de esta edición no obtuvimos respuesta.
El próximo 30 de abril se fijó la audiencia de cautela de garantías, donde se resolverá si el líder del megafraude continuará en el lugar donde fue amenazado de muerte o volverá al recinto que el mismo bautizó con ironía y que ahora extraña profundamente: “Silicon Yáber”.