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Cuando la asociatividad se vuelve parte del ADN Opinión

Cuando la asociatividad se vuelve parte del ADN

Roberta Valenca
Por : Roberta Valenca Gerente General Coca-Cola Chile
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Como pocas veces en nuestra historia, durante los últimos meses las instituciones y empresas hemos sido puestas a prueba e, incluso, remecidas desde nuestras bases. La radicalidad del nuevo escenario nos ha llevado a replantear nuestras certezas, volver a lo simple y actuar frente a tantas necesidades que se develaron con esta pandemia.

Como sociedad, llevamos años de grandes transformaciones, que nos han desafiado a esfuerzos individuales y colectivos para adaptarnos y conectarnos con la ciudadanía. Hoy, y considerando que el país vive en paralelo crisis sanitarias, sociales y económicas, estos esfuerzos son más importantes que nunca, porque la forma en que los dirijamos incidirá directamente en la vida de muchas personas.

En una edición especial del Barómetro Global de Confianza 2020 sobre las marcas en tiempos de coronavirus, un 62% de las personas dijo estar de acuerdo con que su país no superará esta crisis sin el rol fundamental que jueguen las empresas.

Es imprescindible que las empresas pongamos en el centro de nuestras decisiones a las personas. Para lograrlo, es necesaria una cooperación público-privada, pero también una que incluya la academia y la sociedad civil. Hay que impulsar nuevos modelos basados en la colaboración, que nos ayuden a avanzar hacia un futuro donde hayamos aprendido, incorporado y hecho propia la Economía de Impacto, esa que busca ampliar en la mayor cantidad de esferas posibles la repercusión positiva que las empresas podemos generar con nuestro negocio, siempre de la mano de otros agentes sociales.

Estoy convencida de que con este enfoque podemos alcanzar entre todos los Objetivos de Desarrollo Sostenibles de las Naciones Unidas y la Agenda 2030, y vivir en un mundo más integrado y justo, que genere crecimiento y bienestar para todos. Lo que sustenta mi mirada es la certeza de que los desafíos globales que tenemos hoy son de tal magnitud y urgencia, que no pueden ser abordados solo por los Estados. De hecho, un 90% de los consultados por este estudio, dijo que espera que las empresas nos asociemos con los gobiernos y organizaciones sociales para abordar de manera asociativa este tremendo desafío.

Es cierto que hoy tenemos más preguntas que respuestas. Nadie sabe qué pasará en los próximos meses, y todos estamos aprendiendo de este escenario tan excepcional. Asumir lo anterior con humildad es también una oportunidad; la de plantearse nuevas interrogantes: ¿es esta la mejor manera de hacer lo que hacemos? ¿Estamos impactando realmente en la vida de las personas?

Lo que sí está claro es que hoy es fundamental que como comunidad empresarial sigamos trabajando en el desarrollo de negocios más sostenibles. Para ello es crucial apuntar a un crecimiento compartido desde los eslabones que hacen posible nuestro negocio, ya que ninguna expansión se proyectará en el tiempo si no se hace en conjunto con quienes aportan en las distintas etapas del proceso productivo. En el caso de las empresas de consumo masivo -como la nuestra-, es clave conocer y entender a las personas en su dimensión de ciudadanos y no solo como consumidores. La relación con las personas no puede ser meramente transaccional. El vínculo debe trascender y plantearse desde una aproximación más profunda, con cercanía y empatía, conscientes de sus problemas, preocupaciones y motivaciones.

La crisis actual requiere que nos alineemos en torno a las necesidades más importantes y, desde el sector privado, nos corresponde jugar un rol activo en encontrar soluciones. Para ello, debemos diseñar iniciativas colaborativas que logren hacer la diferencia, generen ondas expansivas virtuosas que impacten a más comunidades y más personas y sean posibles de medir. Este trabajo colaborativo es una pieza clave para reactivar la economía del país.

Cuando salgamos de la crisis, las personas recordarán la respuesta que tuvimos las empresas e instituciones en momentos de adversidad. Y nosotros nos quedaremos con las grandes lecciones dejadas por esta pandemia. La importancia de la colaboración y el trabajo conjunto será una de las más esenciales para el mundo empresarial. Será la que nos permitió estar a la altura de las circunstancias para enfrentar este histórico desafío.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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