
Especialistas advierten que las compras digitales pueden afectar la salud mental
Eventos como el CyberDay o el Black Friday pueden generar ansiedad y comportamientos adictivos, según expertos. La presión por aprovechar ofertas digitales activa los mismos circuitos cerebrales que otras adicciones y puede desencadenar sentimientos de culpa o vacío emocional.
Las compras digitales se han convertido en parte del día a día, pero también en un desafío creciente para la salud mental. De acuerdo con Roxana Vega, psicóloga especialista en ansiedad y directora terapéutica del Centro Walnut, el acto de comprar puede generar placer, aunque cuando se usa como vía de escape ante la angustia o la soledad, puede transformarse en una conducta compulsiva y generar adicción.
“El acto de comprar puede ser placentero y formar parte de la vida cotidiana, pero cuando se convierte en un refugio frente a la ansiedad, estamos frente a un riesgo real de conducta compulsiva”, explicó Vega. La especialista señala que la diferencia entre un consumo consciente y uno adictivo radica en el estado emocional previo a la compra y la capacidad de controlar impulsos.
La neurociencia ha demostrado que cada clic libera dopamina, el neurotransmisor del placer, generando una sensación inmediata de bienestar, aunque de corta duración. Según Vega, esto explica por qué muchas personas sienten un vacío o culpa después de comprar impulsivamente. “El clic ofrece un subidón de dopamina, pero la satisfacción es fugaz. Después, llegan la ansiedad y la sensación de descontrol, que pueden repetirse en un ciclo difícil de romper”, declara.

Crédito: El Mostrador.
Publicidad y ofertas activan la urgencia
El entorno digital potencia este comportamiento. Notificaciones, descuentos por tiempo limitado y mensajes como “¡última oportunidad!” estimulan emociones intensas que dificultan las decisiones racionales.
Según Vega, las plataformas de e-commerce están diseñadas para provocar una sensación de urgencia. “Antes de llenar un carrito, es fundamental pausar, respirar y preguntarse si se está comprando un objeto o anestesiando una emoción”, dice.
Los jóvenes son especialmente vulnerables: un 60,2% de los chilenos menores de 30 años presenta síntomas de ansiedad, estrés o depresión, fenómeno que los expertos vinculan al consumo digital desmedido, la búsqueda de gratificación instantánea y la presión social por pertenecer.
Endeudamiento y estrés emocional
A nivel mundial, solo una de cada cinco personas con adicción al consumo recibe tratamiento profesional. En países como China, Alemania o Estados Unidos, los jóvenes recurren cada vez más a sistemas de “compre ahora y pague después”, lo que aumenta el riesgo de endeudamiento y estrés.
En Chile, donde el 66% de los hogares está endeudado y más de 3,8 millones de personas presentan morosidad, el impacto del consumo impulsivo se refleja también en la salud mental: un 16% de los consumidores reconoce problemas derivados de sus obligaciones financieras, y un 13% asocia su situación económica a síntomas de ansiedad o depresión.
Para la especialista, la clave está en detenerse unos segundos antes de hacer clic y evaluar las motivaciones detrás de cada compra. “¿Esto me dará paz o solo un subidón inmediato? ¿Estoy comprando un objeto o tratando de calmar una emoción?”, propone.
Prácticas como el mindfulness ayudan a activar el cerebro racional frente al impulso emocional, promoviendo decisiones más conscientes y saludables. Vega insiste en que el objetivo no es eliminar el consumo, sino reconciliarlo con el bienestar mental.