Sociedad
Créditos: El Mostrador.
Oxford revela que la vergüenza impulsa ansiedad y depresión en adolescentes con tricotilomanía
Un estudio de la University of Oxford muestra que la tricotilomanía en adolescentes está fuertemente ligada a la vergüenza, un factor que intensifica la ansiedad, la depresión y el aislamiento. Expertos llaman a visibilizar el trastorno y adaptar los tratamientos para esta etapa clave.
La tricotilomanía, un trastorno caracterizado por el impulso recurrente e irresistible de arrancarse el pelo, afecta principalmente a adolescentes y suele pasar inadvertido pese a las profundas consecuencias en la salud mental y la autoestima. El estigma, la vergüenza y la ansiedad que genera dificultan la búsqueda de ayuda, lo que agrava el aislamiento social y el malestar emocional.
Un reciente estudio de la University of Oxford profundizó en el rol de la vergüenza en jóvenes de entre 13 y 18 años con este trastorno. La investigación revela que este sentimiento es un factor clave en la aparición de síntomas de ansiedad y depresión, y sugiere que enfrentarlo podría mejorar de manera significativa los tratamientos y la calidad de vida de quienes conviven con esta condición.
Considerada parte de los comportamientos repetitivos centrados en el cuerpo (BFRB, por sus siglas en inglés), la tricotilomanía suele manifestarse en la adolescencia y se expresa en el acto compulsivo de arrancarse cabello del cuero cabelludo, las cejas o las pestañas. Aunque se trata de una etapa especialmente vulnerable, la mayoría de estudios se habían concentrado en adultos, dejando un vacío sobre su impacto en población juvenil.
El trabajo publicado en JCPP Advances evaluó a 128 adolescentes que reconocían esta conducta. A través de una encuesta en línea, los investigadores detectaron altos niveles de vergüenza, ánimo bajo y nerviosismo. El análisis evidenció que este sentimiento actúa como un fuerte predictor de soledad, tristeza y ansiedad; incluso, explicaría completamente la relación entre tricotilomanía y ansiedad, y parcialmente la asociada a la depresión.
La profesora Clare Mackay, especialista en BFRBs y coautora del estudio, destacó que “muchas personas con BFRBs sabemos que la vergüenza tiene un papel enorme, así que no sorprende que sea tan marcada en este grupo. Lo relevante es que hemos demostrado que la vergüenza ya está presente en jóvenes de 13 a 18 años y que se relaciona fuertemente con la depresión y la ansiedad”.
Un comportamiento que ocurre en “trance”
La investigación también profundizó en la vivencia subjetiva del impulso. Un 88% de los adolescentes señaló entrar en una especie de trance mientras se arranca el pelo, y el 64% admitió hacerlo sin plena conciencia.
Para Mackay, este hallazgo requiere atención clínica especializada. “También hemos demostrado que el estado de trance lo experimenta casi la totalidad de nuestros jóvenes. Esto es importante porque las intervenciones deben considerar cómo ayudar en momentos en los que hay poco o ningún control consciente”, explicó en diálogo con la University of Oxford.
Implicancias terapéuticas y el peso del estigma
Los hallazgos apuntan a ajustar los enfoques clínicos para mejorar el tratamiento en adolescentes. La profesora asociada Polly Waite, también coautora del estudio, subrayó que “nuestros resultados sugieren que la autoevaluación negativa desempeña un papel crucial en el mantenimiento de la tricotilomanía y los síntomas asociados.
Las intervenciones terapéuticas que reduzcan la vergüenza y refuercen la capacidad de aceptar experiencias internas difíciles pueden ser importantes en el abordaje clínico de la tricotilomanía en adolescentes”, señaló para la University of Oxford.
El estigma social continúa siendo una barrera central ya que impide pedir ayuda, alimenta la culpa y perpetúa el sufrimiento en silencio. Para los especialistas, aumentar la visibilidad de los BFRBs y promover un entorno familiar y social comprensivo es clave para aliviar la carga emocional, facilitar el acceso a tratamientos eficaces y reducir el impacto de este trastorno en la salud mental juvenil.