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Ingeniería genética: ¿producción sostenible de alimentos? Sustentabilidad

Ingeniería genética: ¿producción sostenible de alimentos?

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Los alimentos modificados genéticamente siguen siendo un tema controvertido. Pero para algunos expertos, son el mejor método para desarrollar un sistema alimentario sostenible a nivel global.


La producción actual de alimentos es una catástrofe para el medioambiente. Según la web de Our World in Data, la agricultura es responsable del 25 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera, y de la pérdida de biodiversidad. A eso se suma el crecimiento de la población mundial. La ONU pronostica que aumentará a 10.000 millones de personas en 2057.

¿Podremos aumentar la producción alimentaria en un 50 por ciento y, al mismo tiempo, mitigar las consecuencias catastróficas que produce la pérdida de biodiversidad en el planeta?

“Entretanto, nos queda claro que la extensión de las superficies agrícolas es el peor pecado en relación con el cambio climático y la biodiversidad. Es decir, que debemos cultivar alimentos en superficies más pequeñas para proteger a la naturaleza”, explica a DW Matin Qaim, especialista en Economía Alimentaria y director del Centro para la Investigación del Desarrollo, de la Universidad de Bonn.

¿Cómo alimentar a 10.000 millones de personas?

A grandes rasgos, hay dos tipos de enfoque para lograrlo, continúa Qaim. “Uno es que tenemos que cambiar nuestra alimentación para lograr un consumo alimentario sostenible. Eso significa: menos desechos y menos carne. El otro enfoque es que necesitamos mejores tecnologías para desarrollar métodos agrícolas más favorables al medioambiente”. El experto dice que debemos consumir menos proteínas y alimentos de origen animal. Pero que eso solo no alcanza.

Como muchos otros expertos, también Qaim opina que la ingeniería genética es parte esencial de la estrategia para lograr un sistema alimentario sostenible. “Todos quieren producir más y más alimentos en cada vez menos terreno, y con menos pesticidas y fertilizantes químicos. Si se logra desarrollar plantas [con la ayuda de la ingeniería genética] que sean más tolerantes y resistentes, eso es algo bueno”, asegura Qaim.

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