
Un océano de plástico: nuevo estudio mapea la presencia de microplásticos a nivel global
Desde que se inventó el plástico en el siglo XX, su uso ha transformado la forma en que vivimos, transportamos, conservamos y consumimos. Pero su durabilidad también ha provocado una crisis ambiental sin precedentes. Hoy, la mayor parte de ese plástico no desaparece: se fragmenta.
En menos de diez minutos, una persona destapa una botella de plástico, bebe su contenido y la desecha en un basurero. Desde ahí, su viaje recién comienza. Arrastrada por el viento o el agua, esa botella puede recorrer cientos de kilómetros por ríos o alcantarillas hasta llegar al mar. La pregunta es: ¿cuánto de esa botella terminará convertida en microplásticos que contaminan los océanos?
Por primera vez, un estudio internacional logró mapear la distribución vertical de los microplásticos en los océanos del mundo. La investigación, liderada por la Universidad Atlántica de Florida, se basó en datos recolectados durante una década en casi 2.000 estaciones de monitoreo. Sus conclusiones demuestran que estas diminutas partículas están presentes no solo en la superficie marina, sino también en sus profundidades.
Las partículas más pequeñas (de 1 a 100 micrómetros) se han detectado a lo largo de toda la columna de agua, mientras que los fragmentos mayores tienden a concentrarse en los primeros 100 metros.
Claudio Brinkmann, CEO de Maihue, empresa chilena comprometida con el desarrollo de soluciones sostenibles para el consumo de agua, advierte que “el océano absorbe cerca del 50 % del CO₂ generado por la actividad humana. Si ese sistema está siendo alterado por la presencia masiva de microplásticos, las implicancias para el cambio climático podrían ser mucho mayores de lo que imaginamos”.
Chile y su rol en la crisis plástica global
A nivel global, la producción de plásticos supera los 430 millones de toneladas anuales, y América Latina aporta un 20% de ese total. En Chile, se estima una acumulación de 25.000 toneladas por año, lo que posiciona al país como uno de los líderes en generación de residuos plásticos per cápita en la región.
Las botellas plásticas son especialmente problemáticas. Estas representan el 40 % del peso total de residuos plásticos generados, pero apenas el 8,5 % logra ser reciclado. El resto termina en vertederos, incineradoras o, en muchos casos, directamente en el mar. De hecho, se estima que cada minuto un camión lleno de plástico es vertido a los océanos.
Investigadores de la Universidad Católica de Valparaíso revelaron que los microplásticos están presentes en la bahía chilena desde hace más de 100 años. Sin embargo, su presencia ha aumentado drásticamente desde la década de 1940, coincidiendo con el auge de la producción plástica mundial.
Estas partículas microscópicas afectan gravemente la flora y fauna marina: peces, aves y crustáceos las ingieren al confundirlas con alimento, lo que altera cadenas alimenticias completas y puede incluso llegar hasta nuestros propios platos.
Una responsabilidad compartida
Frente a esta emergencia, la empresa chilena Maihue ha propuesto una alternativa sostenible: distribuir agua potable premium directamente desde la red, eliminando la necesidad de envases plásticos. Con más de 250.000 usuarios en todo Chile, su modelo ha evitado la circulación de 60 millones de botellas plásticas solo en el último año, lo que les valió el premio Impacto Latam por su contribución a la sostenibilidad.
“El mayor riesgo ambiental es pensar que otro vendrá a salvar el planeta. Hoy sabemos que un 80 % del costo de una botella de agua embotellada corresponde al plástico y a su transporte. Necesitamos dejar atrás esa lógica y adoptar soluciones innovadoras que reduzcan la huella plástica y hagan más eficiente el acceso a este recurso vital”, concluye Brinkmann.