
Día Mundial de las Aves Playeras: ciencia, ley y comunidad
El Día de las Aves Playeras es una fecha que nos recuerda que estas aves migratorias —como el pilpilén común (Haematopus palliatus) o el chorlo nevado (Charadrius nivosus)— son guardianes de los ecosistemas costeros. Conectan continentes, recorren miles de kilómetros y dependen de playas, dunas y humedales para descansar, alimentarse y reproducirse.
Pero su situación es crítica. A nivel global, se estima que el 50% de las poblaciones de aves playeras están en declive y que varias especies del continente americano han perdido más del 70% de sus individuos desde 1980. En Chile, 49 especies se registran de manera regular, y casi el 40% se encuentra en alguna categoría de amenaza según el Reglamento de Clasificación de Especies.
Estas aves comparten vulnerabilidades biológicas que las hacen especialmente sensibles: baja frecuencia reproductiva con nidadas pequeñas y temporadas cortas de cría; altos requerimientos energéticos asociados a migraciones que pueden superar los 30.000 km al año; y su carácter gregario, que las expone a disturbios masivos.
En respuesta, Chile elaboró el primer Plan de Acción para la Conservación de Aves Playeras (2023–2030), bajo la Estrategia Nacional de Conservación de Aves (ENCA). Este instrumento, construido de manera participativa con más de 70 especialistas, establece cinco líneas estratégicas: fortalecer la gobernanza y mecanismos de conservación, empoderar y vincular a comunidades y actores locales, fomentar investigación y monitoreo, proteger y manejar sitios de importancia, y promover buenas prácticas productivas y ambientales.
El Plan se articula con compromisos internacionales como la Estrategia de Conservación de Aves Playeras de la Ruta del Pacífico, la Convención Ramsar y el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal.
El desafío es inmenso. El plan identifica 12 amenazas principales, desde el tránsito de vehículos motorizados en playas, la tenencia irresponsable de mascotas, la urbanización costera y la contaminación, hasta la expansión de energías renovables mal planificadas, el uso insostenible del agua y el cambio climático.
Frente a esto, Chile da pasos importantes. Esta semana, la Comisión de Medio Ambiente del Senado despachó a sala el proyecto de ley que prohíbe el ingreso y tránsito de vehículos en playas, dunas y humedales costeros, una de las demandas más urgentes del Plan.
Mientras tanto, en regiones se multiplican iniciativas comunitarias y educativas. En Tarapacá, la Seremi del Medio Ambiente enseña a escolares sobre el gaviotín chico a través de Kamishibai, un teatrino japonés de papel. En el Biobío, el Santuario de la Naturaleza de Hualpén será escenario del conversatorio “Territorios Compartidos: Conversaciones sobre Tenencia Responsable y Biodiversidad”, donde la problemática de los perros asilvestrados será abordada desde ciencia y ciudadanía.
Este Día Mundial es una invitación concreta a: respetar playas y humedales, participar en actividades comunitarias, educar y educarnos, transmitiendo desde la infancia el respeto hacia estos ecosistemas y sus habitantes alados. Si logramos que un pilpilén pueda seguir anidando sin perturbaciones en nuestras playas, habremos dado un paso para asegurar la resiliencia de nuestras comunidades frente al cambio global. Las aves playeras no conocen fronteras, su futuro depende de lo que hagamos hoy.
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