Publicidad
Estudio revela que perros pueden portar y transmitir bacterias resistentes a antibióticos humano Mascotas Créditos: El Mostrador.

Estudio revela que perros pueden portar y transmitir bacterias resistentes a antibióticos humano

Publicidad

Un estudio de la Universidad de Chile detectó que perros sanos pueden portar bacterias resistentes a antibióticos críticos y transmitirlas a humanos. La investigación identifica riesgos en clínicas y criaderos y llama a regular el uso de antimicrobianos bajo un enfoque de Una Salud.


Un estudio de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (FAVET) de la Universidad de Chile, publicado en la revista Animals, evidenció que los perros domésticos sanos pueden portar bacterias resistentes a antibióticos de uso crítico en medicina humana, las que además podrían transmitirse entre mascotas y personas. La investigación, liderada por la profesora Lisette Lapierre, identificó múltiples factores de riesgo asociados a la presencia de Escherichia coli resistente en perros de hogar, reforzando la necesidad de regular el uso de antimicrobianos en clínicas veterinarias y criaderos.

El trabajo titulado “The Risk Factors Associated with the Carriage to Critical Antimicrobial-Resistant Escherichia coli in Healthy Household Dogs: A One Health Perspective” y financiado por Fondecyt N°1210692, fue desarrollado por un equipo integrado por Carlos Alejandro Zelaya, Gabriel Arriagada, Rosario Medina, Beatriz Escobar, Fernando Sánchez, Nicolás Galarce y la propia Lapierre.

“Casi uno de cada cinco perros analizados portaba cepas de Escherichia coli resistentes a antibióticos de uso crítico en salud humana”, explica la profesora Lapierre, académica del Departamento de Medicina Preventiva Animal de FAVET.

“Estos microorganismos pueden transmitirse desde los animales a las personas, pero también a la inversa: compartimos la misma microbiota con nuestras mascotas, lo que significa que también nosotros podemos traspasarles bacterias resistentes a ellos”, agrega la investigadora.

Riesgos invisibles en clínicas y criaderos

El análisis incluyó muestras fecales de 263 perros sanos de distintas comunas de la Región Metropolitana. Entre los factores de mayor riesgo, el estudio detectó que los perros hospitalizados en clínicas veterinarias tenían cuatro veces más probabilidades de portar bacterias resistentes; mientras que aquellos comprados en tiendas o criaderos presentaban seis veces más riesgo que los adoptados.

“En algunos criaderos se administran antibióticos preventivos a cachorros que ni siquiera están enfermos, solo para asegurar su venta. Pero eso puede seleccionar bacterias resistentes que luego pueden llegar al hogar y transmitirse a las personas”, advierte Lapierre.

Los hallazgos ya despertaron el interés del Ministerio de Salud, que evalúa incorporar esta evidencia en futuras regulaciones sobre uso de antimicrobianos en animales de compañía y en las medidas de bioseguridad de clínicas y criaderos.

Factores protectores: educación y contacto social

El equipo también identificó elementos protectores inesperados. Los perros que convivían con personas vinculadas al área de la salud —como médicos, enfermeros o veterinarios— mostraron menor presencia de bacterias resistentes, posiblemente debido a mejores prácticas higiénicas y un uso más adecuado de antibióticos.

De manera contraintuitiva, los perros con contacto ocasional con otros animales —en parques o paseos— también presentaron menor resistencia bacteriana. “Creemos que la exposición a distintas bacterias puede diversificar la microbiota y reducir la presencia de cepas resistentes, aunque esto requiere más investigación”, comenta la académica.

Una salud, un solo desafío

Lapierre subraya que la resistencia antimicrobiana es uno de los grandes retos sanitarios del siglo XXI y que su abordaje debe considerar el enfoque Una Salud (One Health), que integra salud humana, animal y ambiental.

“Si seguimos usando antibióticos sin diagnóstico ni control, llegará un momento en que no tendremos medicamentos eficaces ni para humanos ni para animales”, advierte. “Por eso, más que alarmar, queremos educar: entender que nuestras mascotas son parte de la familia y que cuidarlas también implica usar los antibióticos con responsabilidad”.

La investigación concluye que una tenencia responsable, acompañada de una regulación más estricta del uso de antimicrobianos en la práctica veterinaria, podría frenar la propagación de bacterias resistentes.

“No se trata de tener miedo a los animales, sino de asumir que vivimos conectados -dice la profesora Lapierre-. La salud de ellos es también la nuestra”.

Publicidad