
Primera infancia: educar en el respeto
Durante los años de primera infancia, desde el nacimiento hasta el ingreso a la educación formal, los niños no solo aprenden a dialogar, sino también a convivir en sociedad. En esta etapa, las palabras, gestos y acciones de sus padres, madres y cuidadores tienen un profundo valor formativo. Va mucho más allá de la enseñanza de normas básicas como “por favor” y “gracias”, porque se les debe inculcar, por ejemplo, el construir relaciones fraternales respetuosas, a valorar la diversidad y a cómo aprender a establecer y respetar límites sanos.
Una de las herramientas más poderosas que tienen las familias para acompañar la enseñanza en valores es el lenguaje inclusivo. Utilizar palabras que reconozcan la diversidad de las personas, de los distintos cuerpos, de diversas formas de ser y sentir, no es una moda, es una manera de educar en la empatía, de ampliar la mirada de nuestros hijos e hijas para forjar una sociedad más inclusiva y respetuosa.
Muchos establecimientos educacionales utilizan el lenguaje inclusivo, como hablar de niños y niñas o de personas, en lugar de asumir que somos todos iguales. Además, cada vez hay más familias inmigrantes en las escuelas, por lo que la multiculturalidad ya es parte del día a día en Chile, lo que hace que el respeto no sea sólo hacia lo diferente, sino también hacia lo humano, hacia la persona. Enseñar explícitamente a que los infantes respeten al otro cuando dicen “no quiero jugar ahora” o “prefiero que no toques mis juguetes”, es parte esencial de los valores que necesitamos hoy en día en nuestra sociedad.
Como adultos y adultas consientes, es importante identificar cuándo nuestros hijos e hijas se sienten incómodos. Por ejemplo, es muy sabido que no es posible obligar a saludar con un beso, mas es importante enseñar a saludar; podemos decirles “no es necesario que des un beso al saludar, pero es imprescindible que digas hola con tu mano, mirando a la persona, ya que esto es respetar al otro”. Asimismo, otra alternativa es expresarles que “si tu hermano no quiere jugar ahora, esperemos un rato”.
Estas son pequeñas maneras de enseñar respeto, cuidado y autonomía en la primera infancia. Y las familias son parte fundamental de esa tarea. En casa, cada palabra, gesto e interacción contribuyen a construir una sociedad más respetuosa, empática y consciente. Las palabras cuentan. Y en la infancia, aún más.
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