Investigaciones realizadas por especialista de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Universidad de Valparaíso advierten que el fenómeno va en aumento e involucra tanto a las madres jóvenes como a las que inician su maternidad pasados los 35 años.
Si en 1995 la tasa nacional de niños nacidos vivos antes de las 37 semanas de gestación era del 5%, hoy ésta bordea el 7,5% y sigue subiendo. De hecho, en nuestro país nacen en promedio, cada año, unos 17 mil niños prematuros.
Esta tendencia es transversal y afecta tanto a las madres jóvenes -de entre 20 y 29 años- como a las que inician su maternidad en forma tardía, a partir de los 35 años, si bien la tasa de prematurez de las primeras es del 6% y la de las segundas alcanza al 8%, ya que en estas últimas los riesgos son aún mayores.
Las causas de este fenómeno son de diversa naturaleza. Algunas son de origen obstétrico: gestaciones múltiples, infecciones maternas e hipertensión arterial, entre otras. Pero también hay factores de origen no biológico, que son menos conocidos, y que pueden ser exclusivos de determinadas regiones o países y, por tanto, no necesariamente replicables.
Así lo revela una serie de investigaciones y estudios de campo realizados por la matrona y doctora en Salud Pública, Epidemiología y Ciencias de la Información Biomédica por la Universidad Paris VI (Francia), Paulina López Orellana, quien es profesora de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Universidad de Valparaíso.
La profesional -junto a un equipo de colaboradores conformado por docentes y estudiantes de dicho plantel- lleva años analizando el tema del parto y nacimiento prematuro y los factores de riesgo asociados a estos, principalmente los no biológicos. Es decir, los aspectos demográficos, sociológicos y económicos que inciden en esta realidad.
Por ello, y tras evaluar los datos referidos a más de cuatro millones de partos prematuros, concluye que el desarrollo y las notorias transformaciones económicas y sociales que ha evidenciado Chile a partir de 1990, no solo han generado profundos cambios epidemiológicos sino también socioculturales, lo que ha hecho que la maternidad sea asumida desde otras perspectivas y su concepto haya cambiado de gran manera, incluso entre las propias mujeres.
Al punto que sus análisis revelan -en forma inicial- que las mujeres con bajo nivel socioeconómico que viven en núcleos urbanos marginales, con escolaridad incompleta, que trabajan y a la vez son madres solteras y/o adolescentes que han sido abandonadas por su pareja tras quedar embarazadas, son las que están más expuestas a dar a luz a niños prematuros.
La evidencia obtenida en los trabajos realizados por la doctora Paulina López señala que las chilenas ya no sólo se embarazan y tiene hijos a edades más tardías, sino que también se ven enfrentadas a nuevos y permanentes desafíos que afectan la maternidad, como resultado de su mayor independencia y su masiva incorporación al mundo del estudio y del trabajo.
“Las mujeres y madres viven hoy en un estado de estrés que es más intenso y permanente y con menos redes de apoyo. Están sobrecargadas de responsabilidades: familiares, económicas, laborales y/o de estudio. Si a eso le sumamos la falta de una pareja estable, que las acompañe durante el embarazo y la crianza; hábitos como el consumo de alcohol, tabaco, marihuana y otras sustancias nocivas o adictivas; un estilo de vida que fomenta el sedentarismo y la ingesta de comida chatarra, que eleva los índices de obesidad al ingreso al control prenatal. Y si además consideramos que el enfoque de riesgo en el manejo de la gestación y el parto, puede conducir a un aumento de la prematurez medicamente indicada, entonces tenemos que en Chile se ha conformado un escenario favorable al incremento de los nacimientos prematuros”, afirma la académica e investigadora de la UV.
A juicio de la doctora López, nuestro país es una paradoja en este tema. “Chile es un país muy urbanizado, que posee una cultura de cuidados prenatales con acceso universal y cobertura total de atención profesional del parto. De hecho, su tasa de mortalidad infantil es una de las más bajas del planeta. Además, ha desplegado enormes recursos en bajar el riesgo obstétrico y en recibir al prematuro. Pero ahora debemos prestar atención a los factores no biológicos, más allá de los factores obstétricos, porque, lamentablemente, no hemos hecho lo suficiente para disminuir dichos riesgos. Se requieren políticas públicas que actúen a diferentes niveles, protegiendo la maternidad como un bien social y la salud perinatal como resultado de ello”, afirma.
En tal sentido, la académica refiere que la situación actual es alarmante y está contribuyendo a que hoy Chile sea uno de los países con mayor aumento de niños nacidos vivos en forma prematura y evidencie una realidad similar a la que, a partir de los años setenta, experimentó la mayoría de los países de más altos ingresos, como resultado del aumento de las cesáreas y los nacimientos por fertilización asistida, entre otros motivos.
“Si uno compara las cifras de prematurez de otros país, Chile está bien posicionado. Pero el problema es que nuestra curva viene experimentando un ascenso sostenido en las últimas dos décadas. Además, tenemos una cifra récord de cesáreas y los nacimientos por fertilización siguen creciendo, por lo que si no hacemos prevención efectiva para frenar esta tendencia, los partos prematuros seguirán aumentando por un buen tiempo”, enfatiza Paulina López.
Qué pasa en regiones
Análisis preliminares efectuados por la matrona investigadora de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Universidad de Valparaíso dan cuenta que la realidad de los nacimientos prematuros en Chile no es homogénea, ya que hay diferencias estadísticamente significativas a nivel de regiones.
Las de Antofagasta, Valparaíso, Magallanes y Metropolitana (esta última sólo en ciertas comunas) superan casi en un punto la media nacional, mientras que las de Arica y La Araucanía exhiben cifras más bajas.
Esta situación esconde una serie de aspectos aún no analizados en detalle, como el efecto de la marginalidad urbana, del trabajo precario, de la maternidad en madres solas y más recientemente, de los flujos migratorios de mujeres trabajadoras, en general con trabajos intensos, poco calificados y escasamente remunerados.
“Chile está en condiciones de tener indicadores claros en este tema y mejorar resultados, pero hasta ahora no hay trabajos que hayan abordado el problema en toda su dimensión. Por eso, a partir de agosto, nos abocaremos a la realización de un estudio que culminará con un mapa de la realidad regional de la prematurez en nuestro país”, concluye Paulina López.
El tema del parto prematuro en Chile será abordado en extenso durante una jornada que se realizará el próximo viernes 31 de julio, desde las 9:00 horas, en la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Universidad de Valparaíso, en la que intervendrán destacados especialistas del país.