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Más que cremas: cómo una buena alimentación fortalece la piel en temporada invernal BRAGA Créditos: Cedida.

Más que cremas: cómo una buena alimentación fortalece la piel en temporada invernal

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El frío, la baja humedad y los cambios bruscos de temperatura pueden afectar seriamente la salud de la piel y el cabello. Más allá de las cremas, una alimentación rica en colágeno, vitaminas y grasas saludables puede ser clave para protegerlos desde adentro.


Cada invierno, la piel y el cabello se enfrentan a un escenario desafiante. El frío, el viento y la baja humedad ambiental alteran su equilibrio natural, debilitando su barrera protectora. Como consecuencia, no es raro que aparezcan signos como resequedad, irritación, descamación e incluso pequeñas fisuras.

El frío invernal no solo se siente, también deja huella en nuestra piel y cabello. Las bajas temperaturas reducen la actividad de las glándulas sebáceas y, con ello, la producción de sebo, una barrera natural clave para mantener la hidratación y protección cutánea. A esto se suma el uso de estufas y calefactores, que agravan la resequedad, afectando especialmente a zonas expuestas como el rostro, los labios y las manos.

En el caso del cabello, el aire frío y seco debilita la fibra capilar, favoreciendo la opacidad y el quiebre. Además, el uso prolongado de gorros y los cambios bruscos de temperatura pueden alterar el equilibrio del cuero cabelludo.

A diferencia de lo que se suele creer, el cuidado de la piel en invierno va mucho más allá del uso de cremas y tratamientos tópicos. Así lo explica, Axel Agredo, jefe del área de Nutrición de Clínica Terré, quien detalla que la alimentación es una herramienta estratégica para combatir la sequedad y fortalecer la función barrera de la epidermis desde adentro.

“Los alimentos entregan los nutrientes bases para la estructura y función de todas las capas de la piel: grasas esenciales, minerales, vitaminas, antioxidantes y micronutrientes en general. Uno de los principales ejes es el aporte suficiente de agua, no sólo a través del consumo directo de líquidos, sino también mediante alimentos ricos en contenido hídrico, como frutas, verduras, caldos e infusiones, que favorecen una hidratación profunda y sostenida”, agrega el especialista.

¿Qué comer en invierno?

El especialista también destaca el caldo de huesos como un aliado clave durante el invierno, gracias a su riqueza en colágeno, aminoácidos esenciales como la glicina y la prolina, minerales fácilmente absorbibles y gelatina natural. Una combinación que no solo fortalece la piel, sino que también aporta nutrientes fundamentales para el bienestar general en esta época del año.

“Consumido regularmente, este caldo favorece la regeneración de tejidos, mejora la hidratación y elasticidad de la piel y apoya la salud intestinal, lo cual repercute directamente en una mejor función dérmica. Además, su carácter cálido y reconfortante lo convierten en una excelente alternativa para mantener una hidratación adecuada en climas fríos”, explica el experto.

Además, Agredo aconseja sumar a la dieta:

  • Alimentos ricos en ácidos grasos esenciales como los pescados grasos (salmón, sardinas), nueces, semillas de chía y linaza, aceite de coco, Ghee o mantequilla clarificada, y reducir o eliminar los aceites vegetales, por su alto contenido en Omega 6 y ácido linoleico, que provoca desbalances.
  • Frutos secos y la palta, que aportan grasas saludables y vitamina E, antioxidante que protege la piel del daño oxidativo y mejora su capacidad para retener humedad.
  • Frutas y verduras ricas en vitamina C —como cítricos, kiwi, frutillas, pimiento rojo y brócoli— estimulan la producción de colágeno y contribuyen a una piel más firme y resistente.
  • Alimentos con alto contenido de vitamina A de origen animal,  como la yema del huevo o el hígado de res y ricos en betacarotenos, presentes en vegetales como zanahoria, zapallo, espinaca, acelga y camotes, esenciales para la renovación celular y el mantenimiento de una piel suave y uniforme. Y un plus: pueden consumirse también en sopas o cremas.
  • Alimentos con alto contenido hídrico, como cítricos, apio, zapallo, zanahoria, manzana o pepino. Si bien no sustituyen completamente el agua, que hay que tomarla sola de igual forma, sí contribuyen significativamente al balance hídrico total del organismo.

En cuanto a los alimentos que hay que evitar, el especialista

En cuanto a lo que hay que evitar, el especialista es claro y explica que “el consumo de azúcares artificiales, harinas refinadas como el pan blanco, las sopaipillas que se sumergen en aceites vegetales hervidos y que generan compuestos tóxicos y lípidos oxidados. Estas grasas oxidadas son inflamatorias y producen todo tipo de enfermedades, dañando también la piel”.

Finalmente, el especialista advierte que los efectos de una buena nutrición sobre la piel no son instantáneos, pero sí sostenibles en el tiempo. Con constancia, una alimentación adecuada puede marcar una diferencia significativa en la salud y apariencia cutánea.

“Es un proceso que requiere consistencia y paciencia, pero los beneficios van más allá de la apariencia: una mejor nutrición se traduce en mayor energía, mejor estado de ánimo y salud general”, concluye el experto.

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