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Enfermedad de Lyme: el diagnóstico que afecta a Justin Timberlake y miles de personas al año Salud

Enfermedad de Lyme: el diagnóstico que afecta a Justin Timberlake y miles de personas al año

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La enfermedad de Lyme es una infección bacteriana transmitida por garrapatas que, sin tratamiento oportuno, puede derivar en complicaciones articulares, neurológicas y cognitivas. El caso de Justin Timberlake reabre la discusión sobre su detección y abordaje médico.


En el tramo final de una de las giras más significativas de su carrera, Justin Timberlake sorprendió a sus seguidores al revelar que ha sido diagnosticado con la enfermedad de Lyme.

Reconocido por éxitos como “Rock Your Body” y “Summer Love”, el artista confesó que durante la gira “Forget Tomorrow” enfrentó persistentes malestares cuyo origen desconocía. Fue solo tras recibir el diagnóstico de la enfermedad de Lyme que comprendió lo que ocurría. “Me conmocioné demasiado”, relató en Instagram, reflejando el desconcierto y la preocupación que suelen acompañar este tipo de noticias.

Causas, síntomas tempranos y signos neurológicos clave

La enfermedad de Lyme es una infección causada por la bacteria Borrelia burgdorferi, que se transmite a través de la picadura de ciertas garrapatas, como la conocida garrapata del ciervo. Común en zonas boscosas y húmedas, la transmisión ocurre cuando el parásito permanece adherido a la piel por un periodo prolongado, usualmente más de 24 a 36 horas. Aunque no todas las garrapatas están infectadas, el riesgo aumenta en regiones con alta incidencia y durante los meses de mayor actividad de estos insectos.

Especialistas creen que Lyme, la enfermedad transmitida por garrapatas, estaría en la Argentina | TN

Créditos: Cedida.

La enfermedad presenta una amplia variedad de síntomas que pueden surgir de manera escalonada o simultánea, lo que complica su detección temprana. Así lo advierten fuentes médicas como MedlinePlus y los manuales clínicos de MSD, que destacan la dificultad de identificarla en sus primeras etapas.

Los síntomas iniciales suelen aparecer entre 3 y 30 días después de la picadura, siendo el más característico una erupción en la piel conocida como eritema migratorio, que se presenta en el lugar donde el insecto mordió.

Este tipo de erupción suele describirse como una mancha roja, plana o levemente elevada, que se expande en forma de círculos concéntricos con un centro más claro, similar a una diana u “ojo de buey”. Según la Cleveland Clinic, este sarpullido se presenta en cerca del 75% de los casos, aunque su ausencia no descarta la presencia de la enfermedad.

En esta etapa de la enfermedad, se han documentado manifestaciones neurológicas como meningitis linfocítica, parálisis facial —incluida la parálisis de Bell— y radiculopatías sensoriales o motoras. Así lo han señalado expertos como el Dr. Jatin M. Vyas, profesor asociado de la Harvard Medical School, y la Fundación Dr. Ángel Bueno Gracia–SOS Lyme. Estos síntomas pueden adoptar múltiples formas: desde neuralgias, entumecimiento, hipersensibilidad, dolor cervical y visión doble, hasta convulsiones, pérdida auditiva o alteraciones en la coordinación motora.

Lyme avanzado

Cuando la enfermedad de Lyme avanza a una fase tardía sin un diagnóstico o tratamiento oportuno, los síntomas pueden manifestarse meses o incluso años después de la infección inicial. Según la Mayo Clinic, en esta etapa es común que se presenten artritis recurrente o crónica en grandes articulaciones, especialmente en las rodillas, junto con dolor muscular persistente y una significativa pérdida de funcionalidad.

La Fundación Dr. Ángel Bueno Gracia–SOS Lyme destaca que un porcentaje significativo de pacientes desarrolla síntomas neurológicos severos y trastornos psiquiátricos, como pérdida de memoria, dificultades para procesar información, déficit de atención, depresión, irritabilidad, ansiedad y conductas obsesivo-compulsivas.

Además, aunque el tratamiento con antibióticos suele ser efectivo, entre un 5% y 15% de los pacientes continúa experimentando síntomas como fatiga, dolor y cefaleas durante meses. Este cuadro, conocido como “síndrome posterior a la enfermedad de Lyme” (PTLDS, por sus siglas en inglés), aún es objeto de estudio y su causa exacta permanece desconocida, según expertos de la Cleveland Clinic.

El diagnóstico de la enfermedad de Lyme se basa en la combinación de síntomas clínicos característicos y la evaluación del riesgo epidemiológico. La presencia de eritema migratorio en un paciente que ha estado en una zona endémica es una señal clave para establecer un diagnóstico preliminar, según MedlinePlus.

Para confirmar la infección, se utilizan pruebas serológicas como ELISA y Western blot, que detectan anticuerpos contra Borrelia burgdorferi. No obstante, especialistas como el Dr. Jatin M. Vyas, de la Harvard Medical School, advierten que estos exámenes pueden arrojar resultados negativos en las etapas iniciales, debido a que el sistema inmune aún no ha generado una respuesta completa. En casos más complejos, como cuando hay afectación neurológica o articular, se recurre a pruebas moleculares como la PCR (reacción en cadena de la polimerasa).

Claves para una recuperación efectiva

El tratamiento de la enfermedad de Lyme es más eficaz cuando se inicia en las primeras etapas, con antibióticos como doxiciclina, amoxicilina o cefuroxima axetilo, administrados entre 10 días y 4 semanas. Expertos coinciden en que la velocidad del diagnóstico y la intervención médica temprana son claves para evitar complicaciones a largo plazo y reducir el riesgo de discapacidad.

En casos más graves, especialmente cuando hay afectación cardíaca o neurológica, los protocolos clínicos contemplan el uso de antibióticos intravenosos, complementados con antiinflamatorios no esteroideos —como el ibuprofeno— para aliviar el dolor articular y la rigidez, según detalla el MSD Manual.

En cuanto a la prevención, tanto los CDC como la Mayo Clinic recomiendan evitar áreas con vegetación densa, vestir ropa que cubra brazos y piernas, aplicar repelente, y realizar una revisión minuciosa del cuerpo después de actividades al aire libre. La extracción rápida y correcta de la garrapata es esencial para disminuir el riesgo de infección.

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