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Mujeres: Crisis de los 20, causas, síntomas y cómo afecta a los jóvenes en Chile y el mundo BRAGA Crédito: Cedida

Mujeres: Crisis de los 20, causas, síntomas y cómo afecta a los jóvenes en Chile y el mundo

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La llamada “crisis de los 20” refleja el aumento del malestar emocional en jóvenes marcado por incertidumbre, precariedad laboral, redes sociales y sobrecarga de roles, especialmente en mujeres, según especialistas.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
La “crisis de los 20” refleja un fenómeno creciente: el malestar emocional alcanza hoy su punto más alto en la juventud, impulsado por incertidumbre laboral, presión social, altos costos de vida y redes sociales. En Chile, la situación se intensifica en mujeres jóvenes, quienes cargan con múltiples roles y mayores exigencias estéticas y culturales. La psicóloga Yuvitza Reyes advierte que esta crisis no debe normalizarse y llama a invertir en salud mental, educación emocional y un enfoque con perspectiva de género para revertir la tendencia.
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La tradicional “crisis de la mediana edad” parece estar perdiendo protagonismo. Hoy, el foco del malestar emocional se ha desplazado hacia los más jóvenes. Así lo revela un estudio reciente de Blanchflower, Bryson y Xu (2025), que muestra cómo la curva de la infelicidad ha cambiado: el malestar ya no alcanza su punto más alto en los 40, sino que se concentra en los 20.

La doctora Yuvitza Reyes Donoso, académica de la carrera de Psicología de la Universidad Andrés Bello, sede Viña del Mar, entrega una mirada profunda sobre este fenómeno desde la realidad chilena.

“La crisis de los 20 está atravesada por la incertidumbre, la falta de oportunidades estables y una fuerte presión social por ser o parecer exitoso en algún ámbito”, señala la especialista.

En una etapa donde se espera que los jóvenes “armen su vida”, la precariedad laboral, los altos costos de vivienda y educación, y la presión por cumplir estándares sociales generan frustración y desesperanza.

Factores sociales y psicológicos

Reyes destaca que este fenómeno no es aislado. La Gran Recesión, la pandemia, el subfinanciamiento de la salud mental y el uso intensivo de redes sociales son factores que han amplificado el malestar juvenil.

“Desde una perspectiva de género, muchas jóvenes mujeres debieron asumir roles de cuidado, lidiar con la educación a distancia y la sobrecarga doméstica. Todo esto impactó profundamente en su salud mental”, advierte.

Pantallas, redes sociales y autoestima

Aunque no se puede afirmar una causalidad directa, el uso excesivo de redes sociales parece jugar un rol importante en el deterioro del bienestar emocional.

“Las redes sociales potencian sentimientos de insuficiencia, especialmente en mujeres jóvenes, donde la exposición a estereotipos de belleza irreales y estilos de vida inalcanzables es constante”, explica la académica UNAB.

Los datos muestran que el malestar es más intenso entre mujeres jóvenes. La II Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT 2023) revela que ellas dedican en promedio 2 horas más al trabajo no remunerado que los hombres, lo que se suma a la jornada laboral formal.

“Las mujeres manejan una verdadera jornada circular. Tras su trabajo formal, siguen en labores domésticas, crianza, planificación social familiar y otras tareas invisibles”, afirma Reyes.

Esta multiplicidad de roles, junto con presiones estéticas y culturales, genera un desgaste emocional profundo.

¿Cómo detectar una crisis emocional?

La especialista llama a estar atentos a señales como aislamiento, irritabilidad, cambios en el sueño o apetito, abandono de actividades e ideación suicida.

“Muchas veces se tiende a normalizar la irritabilidad o el cansancio en jóvenes, cuando puede tratarse de un grito silencioso de ayuda”, advierte.

El acompañamiento debe ser empático, sin minimizar el malestar, y con acceso oportuno a profesionales de salud mental.

Respecto a la posibilidad de revertir esta tendencia, la psicóloga cree que sí, pero requiere voluntad política y cultural. “Necesitamos más inversión en salud mental, educación emocional desde la infancia y una mirada con perspectiva de género que reconozca las cargas desiguales que viven las mujeres”, subraya. Además, destaca la importancia de fomentar hábitos de vida saludables y comunitarios, recordando que el bienestar debe ser entendido como un derecho social.

La “crisis de los 20” en mujeres no solo refleja un momento de transición vital, sino también una carga desigual que impacta directamente en su bienestar emocional. La sobreexigencia laboral, los roles de cuidado y las presiones estéticas se combinan para generar un desgaste profundo que no puede seguir siendo invisibilizado. Abordar esta realidad con perspectiva de género es esencial: invertir en salud mental, ofrecer redes de apoyo y derribar estigmas permitirá que más mujeres jóvenes transiten esta etapa con herramientas reales para cuidar su bienestar integral.

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