
Cáncer infantil: La deuda de Chile que septiembre no debe ocultar
Mientras Chile se viste de fiestas patrias, septiembre guarda otra conmemoración crucial: la OMS lo declara el Mes de Concientización del Cáncer Infantil, una realidad que afecta anualmente a más de 500 niños y adolescentes chilenos según el Registro Nacional de Cáncer Infantil.
Pese a que la sobrevida supera el 78% en centros de referencia —como el Hospital Sótero del Río o el Instituto Nacional del Cáncer—, el 70% de los supervivientes desarrolla secuelas físicas o funcionales graves. La quimioterapia, radioterapia y cirugías dejan huellas imborrables: neuropatías, limitaciones motoras, fatiga crónica y deterioro cardiorrespiratorio.
Aquí es donde la rehabilitación kinesiológica se vuelve no complementaria, sino esencial. Terapias de movilidad, fortalecimiento y reinserción funcional no son “apoyo” sino piezas clave para que un niño vuelva a caminar, jugar o sostener un lápiz. Pese a esto, el acceso a kinesiología oncológica pediátrica sigue siendo desigual y fragmentado en el sistema público, en especial en regiones.
Chile tiene una deuda. No basta con diagnosticar a tiempo y tratar: debemos garantizar rehabilitación integral, con equipos interdisciplinarios y protocolos ministeriales explícitos. La ley del cáncer infantil (Ley 21.258) debe traducirse en recursos concretos para que ningún niño sobreviva al cáncer para quedar prisionero de sus secuelas.
Septiembre nos recuerda que la verdadera celebración de la vida es asegurar que estos pequeños no solo sobrevivan, sino que puedan disfrutar su vida.
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