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Trastorno Límite de Personalidad en Chile: 800 mil personas sin acceso a tratamiento especializado Salud www.freepik.es

Trastorno Límite de Personalidad en Chile: 800 mil personas sin acceso a tratamiento especializado

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Se estima que cerca de 800 mil chilenos viven con Trastorno Límite de Personalidad (TLP), una condición altamente vinculada al suicidio. Pese a existir terapias efectivas, el acceso es limitado y representa una urgencia de salud pública.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
En Chile, cerca de 800 mil personas viven con Trastorno Límite de Personalidad (TLP), una condición de salud mental asociada a ideación suicida y autolesiones. Pese a la existencia de terapias efectivas como la Dialéctica Conductual (DBT), el acceso es limitado: el TLP no está en el GES y los tratamientos privados pueden superar los $800.000 mensuales. La agrupación Al Límite busca visibilizar esta realidad y exigir apoyo. Para las familias, el diagnóstico precoz y la atención oportuna son la diferencia entre la tragedia y la esperanza.
Desarrollado por El Mostrador

En Chile, los suicidios han aumentado dramáticamente en las últimas décadas: mientras que hace un siglo apenas el 0,1-0,2% de las muertes se atribuía a suicidios, en las últimas dos décadas esta cifra bordea el 2% —un incremento de diez veces. En este contexto, resulta urgente hablar de condiciones de salud mental que tienen alta relación con comportamientos suicidas y autolesiones, como el Trastorno Límite de Personalidad (TLP). “Mi hija puede pasar de abrazarme, y cinco minutos después a querer irse al baño para intentar suicidarse cuando surge algún malestar. Es cuestión de minutos, y yo nunca sé qué fue lo que desencadenó esa tormenta emocional”, relata Javier, padre de una joven con TLP y cofundador de la agrupación Al Límite.

El TLP no son “cambios de humor normales” ni “conductas difíciles”. Es una condición de salud mental que se estima afecta al 3% de la población chilena —aproximadamente 800 mil personas— con una prevalencia similar al trastorno bipolar. Las personas con TLP experimentan terror intenso al abandono, relaciones intensas pero inestables, impulsividad extrema, vacío emocional constante, explosiones de ira y una identidad fragmentada con cambios constantes en objetivos y autopercepción.

“Muchas veces se confunde con que la persona está teniendo una pataleta o que quiere llamar la atención, cuando en realidad es un trastorno psiquiátrico serio”, explica Javier. El TLP no es resultado de “mala crianza” o “falta de carácter”. La investigación científica ha demostrado que involucra factores genéticos, alteraciones neurobiológicas y factores ambientales como trauma o negligencia. Cuando las personas con TLP tienen crisis emocionales intensas, no están “manipulando”: su cerebro procesa las emociones de manera diferente, y lo que parece desproporcionado es supervivencia emocional.

La esperanza del tratamiento: una herramienta vital para la prevención

Contrario a los mitos, el TLP sí tiene tratamiento efectivo que puede ser literalmente la diferencia entre la vida y la muerte. Con terapia especializada como la Terapia Dialéctica Conductual (DBT), las personas no solo pueden mejorar significativamente y desarrollar relaciones estables, sino también aprender a manejar las crisis emocionales intensas y los impulsos autodestructivos que caracterizan esta condición. “Como padre, la diferencia entre ver a tu hijo autodestruirse sin saber cómo detenerlo y verlo recuperar el control de su vida radica en tener acceso temprano al tratamiento correcto”, reflexiona Javier. En un país donde las tasas de suicidio han aumentado diez veces en el último siglo, el acceso a tratamiento especializado para el TLP no es solo una necesidad médica, sino una urgencia de salud pública.

En Chile solo existen dos programas especializados en la red pública para TLP, y esta condición no está incluida en el GES. El tratamiento privado puede costar más de $800.000 mensuales, obligando a las familias a elegir entre su estabilidad económica y la salud mental de sus hijos.

“El diagnóstico precoz y el acceso al tratamiento son literalmente la línea que separa la tragedia de la esperanza. Solo a través de la comprensión y el acceso equitativo al tratamiento podremos transformar las tragedias familiares en historias de recuperación y, potencialmente, salvar vidas que hoy se pierden por falta de atención especializada” concluye Javier.

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