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Niños de hogares tienen sus propias olimpiadas: los pequeños detalles que pueden dar un mejor futuro Infancia vulnerada

Niños de hogares tienen sus propias olimpiadas: los pequeños detalles que pueden dar un mejor futuro

Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País y Revista Jengibre. Periodista PUC con experiencia en prensa escrita, radio y TV, tanto en Chile como en el extranjero.
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Cinco hogares que hacen malabares con la subvención que reciben por cada menor, están realizando unas olimpiadas para que cada niño crea en sus habilidades y pueda desarrollar el sentido de pertenencia. Sin embargo, aunque de actividades como esta han salido destacados deportistas nacionales, son muchos los niños que necesitan más dedicación y recursos para salir adelante.


Mucho se ha hablado de la infancia vulnerada de nuestro país en estos días, sobre todo porque nadie asume las responsabilidades de los 1.313 niños que han muerto entre los años 2005 a 2015 al interior de los recintos del Sename. Pero son muchos más los niños que en su corta vida ya han conocido el dolor, la tristeza y que han crecido en familias disfuncionales o, simplemente, han sido abandonados.

Pero hay instituciones que a pesar de todo se preocupan por sacar adelante a estos niños e intentan brindarles la oportunidad de tener un futuro mejor.

Este miércoles, se inauguró la 21° Olimpiadas Interhogares que organiza en Peñaflor la Fundación Mis Amigos, con la participación además de María Ayuda «Maipú», Aldea SOS, Scout Gilwe y Koinomaldelfia. En total, se reúnen cerca de 180 niños, niñas y adolescentes que, durante 2 días de las vacaciones de invierno, comparten una sana convivencia y competencia en actividades como ajedrez, atletismo, futbolito, voleibol, salto largo, lanzamiento de bala, ping-pong y  una gran maratón como prueba final que se realiza a través de las calles de la comuna de Peñaflor.

Luis Ortúzar González, director del hogar Aldea Mis Amigos, explica que la actividad nació «con el objetivo de brindar un desarrollo del autoestima y del sentido de pertenencia de los niños y también para que ellos puedan descubrir y darse cuenta que tienen potencialidades y habilidades». Y es que justamente de estas actividades han surgido figuras a nivel nacional como Elmer Piña, campeón de judo y medallista de plata en un sudamericano, y el futbolista Nicolás Maturana, ellos son fruto de estas actividades.

También hubo un grupo de ajedrez importante del hogar que estuvo participando en dos campeonatos internacionales. «Estas actividades desarrollan un apego donde los niños pueden ser capaces de encontrar su proyección y hace que el tiempo que estén en la institución sea mejor», explica Ortúzar».

Pero no es fácil. Aldea Mis Amigos  es una institución sin fines de lucro, colaboradora de Sename donde residen 90 niños y niñas de entre los 2 y 18 años, donde se busca la restitución de los derechos de estos menores.

«Lamentamos mucho todos estos temas que hoy en día envuelven al Sename y a la infancia vulnerada, que de paso digo son problemáticas y un secreto a voces. Tenemos una basta trayectoria, pero lamentablemente todos entramos en este mismo saco. El hogar no propicia ingreso de niños para lucrar, por el contrario, hay una demanda enorme tanto de tribunales como del Sename para ingresar niños a la residencia», asegura Ortúzar.

Entre los meses de junio-julio han cerrado siete instituciones, principalmente por las altas exigencias que no necesariamente van en beneficio de los niños si no que tiene que ver con la parte administrativa, «de mucho informe y mucho papeleo y menos tiempo para que los niños puedan tener espacios que requieren de los adultos como sicólogos, asistentes sociales o terapeutas».

El tema económico siempre está rondando, sobre todo porque no alcanza a cubrir las necesidades que los niños requieren. En el caso de Aldea Mis Amigos recibe 184 mil pesos mensuales para cubrir las necesidades de cada niño, pero se produce un gran gasto por el equipo profesional que se requiere para cubrir las necesidades de los niños.

«Si tuviera en este momento 65 niños, mi subvención podría variar a 263 mil pesos. Como institución partimos con 155, bajamos a 132, luego a 120. Hoy día tenemos 90, porque apuntan a que sean los hogares más pequeños, lo que se puede entender si vamos a buscar una mejor atención y calidad en lo que se entrega. Pero hay un déficit de 6 millones todos los meses para poder cubrir todo el personal y darle una buena atención a los niños», explica Ortuzar. Y parte de eso se recauda con donaciones en dinero y especies.

«El incentivo el día de mañana sería que nos siguiéramos reduciendo a 65 niños y aumentemos esta crisis que tiene que ver con dónde enviar a los niños, porque no nos engañemos, son niños que requieren una atención. El niño no es que se dañe más o que se empezó a dañar cuando entró a la institución. Si el niño es retirado de su familia por una orden judicial es porque este niño ya viene dañado y muy vulnerado. Es muy complejo el perfil de los niños que se atienden, niños que lamentablemente sufren un daño y trastornos graves de salud mental donde las atenciones no existen a nivel nacional como debiera tenerse, porque estos niños se desbordan. El ejemplo más lamentable es el caso de Lissette, pero hay muchos de niños y niñas que tienen la necesidad de una atención especializada y no se tiene», cuenta el director de Aldea Mis Amigos.

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