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«Hay una intensa reacción de los hombres contra las mujeres y contra los que apoyan la igualdad», dice Premio Nobel de la Paz Entrevista

«Hay una intensa reacción de los hombres contra las mujeres y contra los que apoyan la igualdad», dice Premio Nobel de la Paz

Nacida en Estados Unidos en 1950, la activista Jody Williams ganó el premio Nobel de la Paz en 1997 por su trabajo para eliminar las minas antipersonales.


Ha dedicado años de su vida a promover la paz como una situación que requiere no solo la ausencia de guerra, sino condiciones materiales de seguridad y acceso a derechos básicos.

Junto con otras mujeres ganadoras del Nobel como la guatemalteca Rigoberta Menchú o la iraní Shirin Ebadi, crearon la Nobel Women’s Initiative (Iniciativa de mujeres ganadoras de un Nobel), una organización que promueve el reconocimiento y el apoyo a mujeres de todo el mundo que luchan por la paz y la igualdad.

BBC Mundo habló recientemente con ella en el marco de su participación en el festival Hay que se celebró en Querétaro (México) entre el 7 y el 10 de septiembre y le preguntó sobre la violencia contra las mujeres, las claves para que funcionen los procesos de paz y su concepto de pacifismo con dosis de pragmatismo, entre otros temas.

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Según datos de Naciones Unidas, de los 25 países con una mayor tasa de feminicidios del mundo, 14 son latinoamericanos. ¿Cuáles son para usted las causas de esta violencia?

Ciertamente esto no pasa solo en América Latina, sino que es algo global, aunque a veces sí es extremo en partes de América Central, México o Sudamérica. Parte de ello se debe a los milenios de dominación masculina de los sistemas del mundo.

El patriarcado, una palabra que odio, reconoce que los hombres manejan los gobiernos, las corporaciones, los hogares…Y generalmente aquellos que están en el poder, cuando están frustrados, tienen una tendencia a abusar de aquellos que tienen menos poder, y esto recae sobre las mujeres que son sujetas a abusos en todo el mundo.

Rigoberta Menchú y Jody Williams

Rigoberta Menchú y Jody Williams forman parte de la Iniciativa de mujeres ganadoras de un Nobel.

¿Por qué odia la palabra patriarcado?

Bueno, porque la gente pierde los papeles cuando la oye. Dicen «oh, odias a los hombres». Pero yo no odio a los hombres, tengo un esposo encantador, me encantan los hombres. El patriarcado significa que los hombres han dominado las estructuras sociopolíticas y económicas de nuestro planeta desde siempre. Lo mismo pasa con la palabra feminista: es una cualidad del activismo, puedes ser un hombre feminista o una mujer feminista.

Algunas personas y expertos indican que en la raíz de esta reacción por parte de los hombres está la lucha de las mujeres por la igualdad y por ocupar más espacios en la sociedad. ¿Está de acuerdo?

Completamente. En muchas luchas por la igualdad la tendencia es que cuando aquellos que luchan por el cambio logran un pequeño avance, los que están en el poder reaccionan. Luego avanzan unos pasos y de nuevo hay una reacción. Creo que estamos en un momento de una intensa reacción opuesta por parte de los hombres contra las mujeres y contra aquellos que apoyan la igualdad.

¿Cuán lejos están las mujeres de ganar este proceso?

Décadas, generaciones… Y obviamente depende de en qué lugar del mundo estés. Las mujeres en Afganistán, por ejemplo, están a generaciones de esto. En Estados Unidos estamos más cerca, pero no estamos ahí todavía.

En países que creemos civilizados, otra palabra que encuentro confusa, los hombres tienden a actuar como si las mujeres fueran sus iguales, pero la realidad es que nos pagan menos y están todas esas estadísticas que ya conocemos.

Y luego en mi país tenemos a (Donald) Trump, que habla de las mujeres de una forma en que ningún presidente civilizado debería hacerlo. Esto, para mí, es un retroceso.

Usted vivió en América Central y viaja con frecuencia a América Latina. ¿Ha visto una mejora en la situación de las mujeres recientemente?

Obviamente hay cierta mejora: las mujeres son aceptadas en el mundo de los negocios hasta cierto punto, no están en todas partes confinadas a estar en casa y ser madres, cuidar a los hijos y cocinar.

Argentina

Una creciente ola de indignación surgió en Argentina por el asesinato de mujeres.

Pero creo que la reacción es fuerte en todos lados, especialmente como hiciste notar por el problema de los feminicidios. Si estás de acuerdo en que las mujeres son tus iguales, entonces no las vas a matar simplemente por el hecho de existir.

¿Cree que en algunos casos, como en México, puede estar pasando que la violencia de los carteles de la droga esté silenciando otros tipos de violencia que se comete contra las mujeres, como los feminicidios, el tráfico de personas, los secuestros, etcétera?

Creo que es muy común en situaciones de violencia, sea por los carteles o la violencia política, que los llamados problemas de las mujeres se pospongan con el argumento de que por ejemplo, primero hay que tratar la situación crítica con los carteles y la venta de droga antes de poder lidiar con los pequeños problemas de las mujeres.

Esto pasa todo el tiempo, en las negociaciones de paz, en las que se dice primero terminemos con la guerra y luego lidiamos con los temas de las mujeres. He estado bastante en Colombia recientemente y me he visto con organizaciones de mujeres las cuales están constantemente repitiendo que «no somos una nota al pie del cambio, somos parte del cambio y tenemos que ser incluidas en todos los aspectos de la discusión sin queremos un cambio real».

Usted ha dicho que la violencia tiende a aumentar después de los procesos de paz. ¿Cuáles son los mecanismos que están detrás de esto y cuán preparada cree que está Colombia, por ejemplo, para lidiar con este problema?

No soy una experta en este tema, no tengo mucha información específica. Pero por ejemplo fuimos con una delegación a Liberia con Leymah Gbowee (ganadora del premio Nobel de la Paz en 2011), y nos encontramos con mujeres en distintos pueblos para hablar del camino de Liberia hacia la paz. En todos los casos hablaron de un aumento de la violencia contra ellas, como las violaciones, tras al final de la guerra abierta.

Creo que en parte esto tiene que ver con el cambio repentino que supone para mucha gente, las incertidumbres que se dan en todo proceso de paz: ¿va a llegar de verdad la paz? ¿Vamos a volver a la guerra? En situaciones de estrés elevado los hombres tienden a volcar sus agresiones sobre las mujeres, sus esposas, amantes, y ciertamente algunos procesos de paz son momentos de incertidumbre y preocupación.

No he escuchado específicamente que la violencia contra las mujeres esté aumentando en Colombia, pero no me sorprendería.

Santos

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, recibió el premio Nobel de la Paz en 2016.

¿Pero percibió que sea una preocupación para las mujeres allí?

Es una preocupación para las mujeres de todo el mundo. No sé en su caso, pero yo no conozco a ninguna mujer que no haya crecido con el miedo a la violencia.

Se nos enseña abiertamente casi desde que nacemos que los hombres son más fuertes, más poderosos que nosotras, que los hombres violan y ejercen la violencia y que esto puede golpearnos en cualquier momento.

Con esta conclusión consciente o inconsciente claro que nos preocupamos. Y en tiempos de conflicto no sería normal no hacerlo.

¿Qué deberían hacer las autoridades?

Lo más importante en todos lados sería que se implementen las leyes que ya existen. Es un crimen asesinar. Cuando un hombre mata a una mujer simplemente porque existe, debería ir a juicio y ser encarcelado.

Uno de los problemas más grandes en el aumento de los feminicidios es que hay una gran impunidad: los hombres tienden a librarse con una llamada de atención, un «no lo vuelvas a hacer», o «esto se trató de un acto de pasión», y la violencia continúa.

Las cosas no cambian a no ser que se haga que la gente responda por sus acciones. Los hombres deben ir a la cárcel si matan, si violan, y las mujeres no pueden ser acosadas por hablar de los actos de violencia que se cometen contra ellas, como sabemos que sucede.

Usted ha explicado que fue violada en la década de 1980 cuando trabajaba en El Salvador.

Fue alguien de uno de los peores escuadrones de la muerte que había en El Salvador y el propósito fue asustarme, a mí y a la organización para la que trabajaba, para que nos fuéramos y dejáramos de intentar ayudar a las víctimas de la guerra. No funcionó, no me fui yo ni la organización tampoco. Me di cuenta de que no tuvo nada que ver con el sexo, sino con el poder.

Dijo que era un acto político. ¿Por qué la violencia contra las mujeres parece ser intrínseca a las guerras?

Porque las mujeres siempre se han considerado la posesión de los hombres: «es mi esposa»; «son nuestras mujeres». Y si estás luchando contra tu enemigo, vas a querer destruir lo que tenga. Las mujeres del enemigo son parte de lo que quieres destruir.

Si no las matas directamente, las violas y haces que sean estigmatizadas en sus comunidades. Si violas a las suficientes mujeres en un pueblo, destruyes no solo el tejido de una familia, sino de la comunidad. Las mujeres son un objetivo lógico de los hombres en las guerras.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas reconoce el papel de las mujeres en crear una paz sostenible. ¿Cuán crucial es su participación en los procesos de construcción de paz para que estos tengan éxito?

Es divertido, recientemente pensaba en esto. En uno de mis viajes recientes a Colombia, un hombre joven en la audiencia a la que me dirigía me preguntó algo similar: ¿por qué es importante que las mujeres participen en la paz? Y yo le miré y le dije: me gustaría preguntarte algo: ¿por qué es importante que los hombres participen en la paz?

Se quedó muy sorprendido y me dijo que nunca nadie le había hecho esa pregunta. Bueno, le dije, la próxima vez que preguntes esto sobre el papel de las mujeres y por qué es necesario piensa en ti mismo, por qué es necesario que los hombres participen. Yo creo que, de hecho, los procesos de paz funcionarían mejor si fueran las mujeres los que los negociaran.

¿Por qué?

Las mujeres no somos perfectas, somos seres humanos. Las mujeres se enfadan y en algunos casos ocasionalmente también matan. Sin embargo, hay una tendencia entre las mujeres por trabajar juntas para mejorar las cosas. Siempre utilizo el ejemplo de la Iniciativa de las Mujeres ganadoras de un Nobel. Creo que había 94 hombres que habían recibido el Premio Nobel, frente a 17 mujeres y una veintena de organizaciones, desde que se creó en 1901 hasta ahora.

Jody Williams, Gorbachev y el Dalai Lama.

Los hombres ganadores de un Nobel no crearon una iniciativa como sí hicieron las mujeres, asegura Williams. En la foto, con Mijail Gorbachev y el Dalai Lama.

Y en cuanto vimos que éramos suficientes como para poder hacer algo juntas, creamos la iniciativa y utilizamos la influencia y el acceso que teníamos para apoyar y promover el rol de las organizaciones de mujeres de todo el mundo que trabajan por una paz sostenible.

Nunca ha habido una iniciativa de hombres ganadores del Nobel, nunca se han juntado de la forma en que lo hemos hecho nosotras para promover temas que preocupan a todos. Es un ejemplo pequeño pero ilustrativo de que los hombres y las mujeres son diferentes.

Su concepto de paz es amplio y va más allá de la ausencia de conflicto, para incluir cosas como la seguridad material, el acceso a la salud, etcétera. ¿Cómo puede aplicarse esto a contextos como el latinoamericano? Ahora usted está en México, un país en una posición muy complicada en cuanto a la violencia. ¿Qué le diría a la gente que asegura que primero hay que solventar el problema de la inseguridad para luego tratar otros problemas?

Esto es como decir que primero tenemos que tratar los problemas importantes y luego preocuparnos de las mujeres y los niños. Todo está conectado con todo.

En distintas situaciones de conflicto hay gente que lucha al mismo tiempo para construir espacios de paz. Esto es parte del aumento de las organizaciones que trabajan por la paz, por ejemplo en un país como la República Democrática del Congo, donde las mujeres son objeto de violaciones como arma de guerra.

Congo

En la República Democrática del Congo las mujeres intentan construir espacios de paz.

Nosotras trabajamos con grupos en Congo, mujeres que se han juntado y trabajan para intentar apoyar a mujeres violadas y construir espacios de paz en medio del conflicto. No se puede esperar a que termine porque si lo haces, entonces todo quedaría destruido.

Si esperas al final del conflicto, o del conflicto político, antes de tratar las necesidades básicas de la gente, entonces estás destruyendo el tejido social. Si garantizas las necesidades básicas de la gente, habrá menos tensión y un deseo menor de violencia.

Si yo sé que tengo un trabajo decente que me paga lo suficiente para mantener a mi familia, si sé que tengo una casa con electricidad y agua potable, si sé que si mis hijos se enferman puedo llevarlos a una clínica donde serán tratados, entonces tendré menos probabilidades de querer golpear a mi enemigo, porque tengo mis necesidades básicas cubiertas.

Si los gobiernos dejaran de comprar armas de guerra… Bueno, digamos que compran algunas -intento ser pragmática como suele decirse-, si cortan lo que llaman el presupuesto de defensa a la mitad y ponen ese dinero en las necesidades de la gente de su país, ¿cuán diferentes serían las cosas? Como en Costa Rica…

En mi país ocupamos más del 50% del presupuesto nacional en gastos militares, ¡más del 50%! Y esto ni siquiera incluye las armas nucleares. ¡Es una locura!

Así que cree que Costa Rica es un ejemplo en este sentido…

Sí, totalmente. Decidieron desmantelar su ejército en 1948 y usar sus recursos para ayudar a su gente. No son perfectos tampoco, pero si me dan a elegir, yo elegiría vivir en un país sin ejército, en el que el dinero va a ayudar a la gente a tener una buena educación, a ayudarlos cuando se ponen enfermos, a crear puestos de trabajo y esperanza para un buen futuro.

¿Entonces usted no cree que carecer de ejército pone en peligro a los ciudadanos?

El tipo de seguridad que yo promuevo es la seguridad humana. Históricamente y en la actualidad, los países se han centrado en la seguridad nacional. Necesito todas esas armas y un ejército para protegerme y proteger a mi gente si alguien nos ataca. Yo creo que esto es una mitología en muchos aspectos: el objetivo de un ejército y las fuerzas armadas no es tanto proteger a la gente, sino proteger al aparato del Estado y el poder del Estado.

Y si mientras proteges ese aparato, proteges a la gente que te rodea, perfecto. Pero yo prefiero que las cosas vayan a cubrir las necesidades de la gente. No estoy diciendo que no se necesite policía, ni me opongo a un ejército defensivo, pero para mí esto no implica gastar el 50% del prepuesto como hace mi país, o vender miles y miles de millones de dólares en armas de guerra a países pobres que deberían estar gastando ese dinero en su gente. ¡Es una locura!

¿Por qué dice que usted no es una pacifista completa?

Berta Cáceres

El asesinato de la activista hondureña Berta Cáceres causó consternación en todo el mundo.

Por lo que acabo de decir. Si la gente obedeciera las leyes, no necesitaríamos policía. Si no hubiera hombres obsesivos en el poder que quieren más poder, no necesitaríamos las fuerzas armadas, pero esto no es la realidad en este momento, por lo tanto hay una necesidad de un ejército defensivo, el que yo promovería, no agresivo, tal y como ha sido mi país desde el momento en que fue creado.

Ser activista es una labor muy peligrosa en muchas partes de nuestra región. Usted, por ejemplo, conoció a Berta Cáceres, la activista asesinada en Honduras en marzo de 2016. ¿Qué ha aprendido de sus encuentros con mujeres activistas de América Latina?

Lo mismo que de las mujeres activistas de todo el mundo. Las mujeres están dispuestas a luchar no solo por sus necesidades propias, sino para proteger a otros. Están dispuestas a arriesgar sus vidas para intentar conseguir un mundo mejor para todos. Cuando pienso en muchos hombres en el poder, no es esto en lo que los veo pensar. El presidente de México con certeza no piensa en esto, ni el de Estados Unidos, ni el de Corea del Norte, o Putin…

La pregunta sería si las mujeres en el poder, por ejemplo las primeras ministras, sí piensan en estas cosas, o actúan igual que los hombres. ¿Diría lo mismo de mujeres como Theresa May o Angela Merkel? ¿O le parece que son diferentes?

Merkel me parece interesante porque es la única política que abrió las puertas a los refugiados sirios… lo cual no la hace perfecta…

Alemania

Alemania ha acogido a alrededor de un millón de refugiados sirios bajo el mandato de Angela Merkel.

Cuando la gente apoya a la mayor parte de mujeres en política en las últimas décadas, Golda Meir, la Dama de Hierro -Margaret Thatcher-, incluso Hillary Clinton, a la que yo voté pero que no me gusta, son mujeres que han aceptado el marco dominado por los hombres y han decidido competir por el poder en ese marco dominado por los hombres, lo cual significa que tengo que ser más hombre que los hombres mismos para ser aceptada como un igual.

Esto es lo que dicen los negros en Estados Unidos, que tienen que ser mejores, el doble de buenos que un blanco, para poder ser considerados para el mismo puesto.

Así que bajo mi punto de vista, las mujeres que han llegado al poder en su mayoría han aceptado actuar de la forma en que actúan todos los políticos para poder llegar ahí.

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Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Querétaro, un encuentro de escritores y pensadores que se realizó en esa ciudad mexicana entre el 7 y el 10 de septiembre. Y entre el 22 y el 24 de septiembre espera el Hay Festival Segovia, España.

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