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Todes y el lenguaje inclusivo de género Yo opino

Todes y el lenguaje inclusivo de género

Lucha Venegas
Por : Lucha Venegas activista trans-feminista, filósofa y parte de la disidencia sexual
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Una larga historia desde las mujeres, hoy exigida desde las personas trans y no binarias.


La violencia de género no se expresa sólo en la violencia física a las mujeres, que llega a su paroxismo con el asesinato de las mujeres. La violencia de género también se expresa en la violencia económica naturalizada que genera que a las mujeres se les pague un salario inferior a los hombres que cumplen las mismas funciones por el sólo hecho de ser mujeres (entre un 25% y un 30% menos, no considerando el trabajo doméstico no asalariado).

La violencia de género también se expresa en el lenguaje, ya sea invisibilizando identidades y existencias diversas, ya sea sólo nombrando a un grupo particular. Esta violencia de género se expresa en la invisibilización de las mujeres por parte del mundo político, que acostumbraba a nombrar sólo a los hombres, y asumía que “los hombres” era un universal donde también estaban incluidas las mujeres, por lo cual no era necesario decir “las mujeres”, sino que simplemente bastaba con decir” los hombres” para referirse a todas las personas, independiente de su identidad de género o sexo.

Los movimientos de mujeres y feministas emprendieron batallas en diversos ámbitos demostrando que pretender invisibilizar a las mujeres a través del masculino que se imponía como universal en “los hombres” o “todos” no sólo era violencia, sino que atentaba contra la dignidad de las personas, incluido el derecho humano a la identidad y de nombrarse.

Hoy esta tensión, violencias y reivindicaciones políticas en el lenguaje siguen tan vigentes como antes en el milenio pasado. Si bien hoy las élites políticas son más “cuidadosas” para usar ya no sólo el “todos”, sino también el “todas” para referirse a las personas, parte de la élite insiste en denostar y atacar a otras identidades y denominaciones “minoritarias”, señalando que no es necesario usar el “todes”, porque basta con “todas y todos”. Cito el caso paradigmático del reciente ataque realizado en televisión por el Presidente Piñera a la diversidad sexual y de género señalando que “el todes es un absurdo que hay que desterrar”.

Este ataque gratuito no debe ser tolerado, puesto que es un llamado a violentar a las personas que no se adecuan a los mandatos masculino-femenino del sistema de género binario hegemónico, que sólo concibe dos posibilidades: o masculino (que se cree que es sinónimo de hombres) y femenino (que se cree que es sinónimo de mujeres).

El Presidente Piñera hace un similar llamado de odio al que realiza el candidato y posible presidente de Brasil Jair Bolsonaro, quien está en contra la diversidad sexual por el que después acuden grupos que literalmente salen a golpear y asesinar personas bajo el discurso  de ir a “desterrarles”.

Hasta donde he experimentado en distintos lugares, territorios y agrupaciones humanas, el uso del “todes” o “les” es versátil, estratégico, y también relativo, contextual.

En agrupaciones, comunidades y colectividades trans, trans-feministas y feministas, se suele usar como un «tercer género» que intenta evidenciar otras realidades materiales, simbólicas y subjetivas que no se ajustan a los estereotipos normativos del género (masculino/feminenino), y también como una manera de resistir a los mandatos binarios de cómo deben compartarse, vestirse, nombrarse. El todes funciona como un desborde del género, una fractura, una posibilidad no prevista.

Organizaciones de familias y niñes trans como la Fundación Selena o la OTD (Organizando Trans Diversidades), lo usan para referirse de manera específica a su realidad atormentada por culturas y leyes patriarcales del milenio pasado y de este nuevo milenio que les niegan la existencia incluso en la palabra, la posibilidad de nombrarse, de relatarse, de escribirse, de hablar con voces propias, de habitar sus identidades y cuerpas fluidas, como toda cuerpa.

En contextos universitarios feministas metropolitanizados lo usan también como una suerte de «nuevo género universal», que en este caso incluye a los otros “géneros clásicos” occidentales (masculino y femenino), además de incluir a identidades que escapan o desbordan el binarismo masculino-femenino. Se usa como un nuevo “universal”, una manera de “integrar e incluir”, con sus respectivos peligros neo-liberales.

Es importante evidenciar que su uso, significados e implicancias están en disputa y tensión. Hay quiénes lo consideran su nuevo enemigo a desterrar-matar; hay quienes piensan que el uso del todes es una demanda burguesa; hay contextos donde es confrontacional y subversivo usarlo…. Esto ya se ha discutido de manera profunda cuando se ha explicitado que el “las” de mujeres fuera enunciado como parte de la diversidad humana básica que ha sido históricamente excluida y al mismo tiempo incluida del masculino universal de “nosotros”.

Hoy el “todes” plantea oportunidades y desafíos, además de peligros como el avance de la “derecha cavernaria” señalada por Mario Vargas Llosa, esa derecha fascista que llama a matar a la diversidad y a la disidencia sexual.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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