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Mujeres artesanas Aymara luchan por honrar sus textiles y darles “guiños contemporáneos” a sus tejidos BRAGA Créditos: artesaniasdechile.cl

Mujeres artesanas Aymara luchan por honrar sus textiles y darles “guiños contemporáneos” a sus tejidos

En un trabajo de cocreación, la Fundación Artesanías de Chile trabajó mano a mano con 109 artesanas Aymaras para realizar en conjunto 42 chales que rescatan tradiciones textiles del altiplano. Esta por primera vez distingue aquellos chales que son tejidos con hilado hecho a mano (un oficio milenario y noble, pero demoroso, que por lo mismo hoy es muy escaso) de otros tejidos hechos con lanas hiladas de manera industrial.


En Arica vive Justa Querquezana, textilera Aymara que trabaja de manera independiente en su casa. Aprendió el oficio cuando solo tenía 5 años: su mamá le enseñó a hilar, torcer y tejer a palillo. A medida que fue creciendo, empezó a tejer frazadas de cuatro estacas, ponchos y pedidos que le hacían en el campo como chalecos y guantes. Al inicio, cuenta que no le gustaba mucho el telar de cuatro estacas, «porque es pesado trabajar en el piso», cuenta Justa. Así creció, tejiendo para ella, para su familia, para su padre. Hasta que a los 27 años se casó y dejó de practicar el oficio para dedicarse a criar a sus 6 hijos. Cuando ya crecieron, dice, pudo retomar el tejido. Incluso consiguió comprarse un telar de dos pedales, que con la ayuda de una vecina aprendió a utilizar. Desde entonces no ha parado de tejer. Ella sola realiza todo el proceso de forma manual: hila la fibra de alpaca, la tuerce, la limpia y teje las prendas. “Me encanta, estoy todo el día en esto. Ahora que mis niños trabajan, tengo tiempo para hacerlo”, cuenta.  

Incluso en este contexto de cuarentena, dar visibilidad a quienes son invisibilizadas por la sociedad, continúa siendo un reto prioritario, este es el caso de Fundación Artesanías de Chile, la cual forma parte de la red de fundaciones de la presidencia. Para ello, decidieron ayudar a las comunidades de mujeres artesanas Aymaras para que no se pierdan sus costumbres y que más personas entren en contacto con su cultura ancestral.

Créditos: artesaniasdechile.cl

Es por ello que se plantearon el desafío de dar visibilidad, herramientas de trabajo y luchar contra la precariedad, mantener vivo el oficio textil Aymara a través de la creación de un área de diseño en donde se logre una convergencia entre los diseños tradicionales con guiños más contemporáneos. De esta manera, la fundación busca apoyarlos para que renueven su oferta y se les abran nuevas y mayores oportunidades comerciales.

Créditos: artesaniasdechile.cl

En ese contexto, durante 2019 la fundación realizó un constante trabajo para poner en valor a las artesanas tejedoras de piezas de alpaca bajo el programa de capacitación que lleva a cabo ProArtesano. Así, de forma colaborativo y mediante la cocreación, Artesanías de Chile acaba de lanzar Colección Chal. El resultado son 42 chales que rescatan tradiciones textiles del altiplano, pero con ciertos guiños contemporáneos, y que se dividen en cinco minicolecciones, ideales para regalar el Día de la Madre: Artesanal, Kille y Palma, Chalinas, Mitimota y Cuadros. Lo que diferencia unas piezas de otras es, por una parte, el tipo de ligadura, como se le llama a los puntos que se hacen en el tejido a telar.

Créditos: artesaniasdechile.cl

Otro aspecto importante que marca la diferencia es el origen del hilado: esta colección por primera vez distingue aquellos chales que tejidos con hilado hecho a mano por las artesanas -un oficio milenario, noble pero demoroso, que por lo mismo hoy es muy escaso- de otros tejidos hechos con lanas hiladas de manera industrial. Así, en el caso de la colección titulada “Artesanal”, son chales hechos exclusivamente con fibra de alpaca hilada en huso, de manera manual y con fibra del color virgen de la alpaca.

Las integrantes de Flor del Tamarugal (un grupo de artesanas de la fundación) aceptaron el desafío porque conocen de cerca cómo se trabaja ese punto, que antiguamente no tejían las mujeres, sino que los hombres, para confeccionar telas como insumo para las sastrerías. Verónica Mamani, que forma parte de la agrupación, todavía recuerda a su abuelo tejiendo en el telar de cuatro pedales esas telas que luego veía convertidas en pantalones. “Antiguamente todos los hombres se confeccionaban sus propias prendas”, dice la artesana. “El kille es un tejido que se hacía hace más de 60 años, pero en un momento se dejó de hacer. Nosotras fuimos la primera agrupación que volvió a tejerlo”, remarca. Para Verónica, participar en la Colección CHAL Aymara junto a la fundación Artesanías de Chile ha sido una gran experiencia, ya que como agrupación pudieron complementar sus conocimientos técnicos con innovación en el diseño y en la combinación de colores. “Cuando vi el chal terminado, se veía tan diferente a cómo lo teníamos en el papel. No pensabamos que iba a quedar tan lindo”, confiesa risueña.

Puedes encontrar todos sus trabajos en http://artesaniasdechile.cl/ 

Créditos: artesaniasdechile.cl

 

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