BRAGA
En diciembre del 2019, miles de mujeres sobre los 40 años se reunieron en la explanada del Estadio Nacional para realizar la performance “Un violador en tu camino”, el himno que permitió a mujeres de todas las generaciones decir que, ante un abuso sexual, la culpa no es nuestra.
En las calles de Valparaíso, el 20 de noviembre de 2019, se escuchó por primera vez “Un violador en tu camino” del colectivo Las Tesis, un himno que caló en la historia y experiencia de muchas mujeres. Este pequeño fragmento de una obra que nunca vio la luz, rápidamente tomó fuerza y la performance se replicó en varios lugares del país, para luego extenderse por el mundo.
Mientras tanto, la doctora en educación y docente de la Universidad Central, Marcela Betancourt, se encontraba en Argentina por motivos laborales. Fue así como a través de redes sociales vio la interpretación artística del colectivo.
“Se me caían las lágrimas, yo quería estar ahí”, comenta en conversación con El Mostrador Braga. Rápidamente comenzó a ver que otras chicas lo estaban replicando y fue ahí donde, a través de su Twitter, instó a las mujeres de su generación a replicar lo que estaban haciendo las jóvenes, sobre todo, para demostrar que la violencia de género no discrimina por edad.
El 4 de diciembre de 2019, gracias al llamado por redes sociales y el trabajo de las organizadoras, miles de mujeres llenaron la explanada del Estadio Nacional. La Intendencia Metropolitana cifró en 10.000 personas. En los cálculos iniciales y más optimistas de Marcela y sus amigas, creían que la convocatoria reuniría alrededor de 100. Para ella, sigue siendo impensado el número de participantes. “Es un desborde, una sorpresa”, dice.
Recuerdo que ese día había una señora mayor que se desmayó y yo le dije a mi mamá: “chuta, el calor” y ella me responde: “no, la emoción”.
Es por esto que, en un nuevo Mujeres Inolvidables, el especial semanal en donde destacamos las importantes hazañas de mujeres chilenas de la historia y el presente, visibilizamos el impacto de Marcela Betancourt, quien inició “Las Tesis Senior”, movimiento que convocó a 10.000 mujeres sobre 40 años para realizar la performance “Un violador en tu camino”.
Antes de subirse al avión que la traería a Chile, publicó el tweet que dio inicio a “Las Tesis Senior”. Al aterrizar, su celular explotaba. La convocatoria era un hecho.
Marcela hizo la publicación y su amiga, Marcela Morilla respondió. Posteriormente, ella convocó a dos amigas más y ellas, a su vez, a dos más. Entre todas reunían el mundo de las comunicaciones, la producción, la docencia y el arte. Con el objetivo de hacer más expedito el trabajo, se repartieron funciones, siendo Marcela la vocera de este movimiento que se gestó gracias al apoyo del grupo.
La organización permitió copar varios grupos de WhatsApp, tener encargadas de salud y coreografía. Asimismo, se decidió la estética: ropa negra, vendaje en los ojos y pañuelos rojos.
Posterior a la convocatoria, se generó una comunidad. “Una suerte de colectivo, apoyo, movilización”, señala Betancourt. Se construyó una familia feminista, la cual, hasta el día de hoy, marcha junta y se vincula.
Para Marcela, la repercusión del llamado a participar en la performance responde a varias razones. En primer lugar, la intervención en el Estadio Nacional tuvo lugar en plena revuelta social. “Había una efervescencia ciudadana de exigir nuestros derechos, muchos de ellos negado en el desarrollo histórico del país. Había una ciudadanía prendida, que exigía una participación y democracia”, enfatiza.
Del mismo modo, había muchas mujeres que, a juicio de Betancourt, veían una generación más joven participar activamente y tenían la necesidad de decir “a nosotras también nos pasó esto. La culpa tampoco era nuestra”. En esa misma línea, había muchas mujeres mayores que les hubiese encantado participar en las actividades post 18 de octubre, pero “no se sentían con la seguridad porque había mucha represión y violaciones a derechos humanos. Entonces, en este espacio de mujeres se sintieron más protegidas. Pues decían que entre mujeres no nos va a pasar nada, porque si me pasa algo, hay otras mujeres que están ahí”, cierra.
Pero, por lo demás, existe un click que encienden las Las Tesis originales: se exigía por derechos ciudadanos y los derechos de las mujeres no aparecían por ninguna parte. “Las mujeres de nuevo estábamos quedando en un espacio de segregación, en donde había un bien común, pero hay ciertos conceptos de género que necesitamos como mujeres resaltar y exigir, que los hombres lo tienen solucionado hace un montón de rato porque la sociedad es machista. Nosotras estábamos quedando nuevamente en una reivindicación general y teníamos reivindicaciones particulares”, señala.
“Un violador en tu camino” llegó a miles de mujeres. “Yo creo que cala tan hondo porque es real, es verdad. Las mujeres de alguna u otra forma hemos vivido en abuso y en muchas de esas oportunidades, se nos ha culpado de ese abuso”, reflexiona. De esta forma, el concepto de “la culpa no era mía” es lo que las mujeres siempre quisimos decir. “En esta perspectiva, en donde las mujeres veníamos con esa lógica de exigir derechos sobre nuestro cuerpo, ellas encuentran el verso perfecto para exponer esta queja, esta súplica, este grito. Por otro lado, hace énfasis en que hay un Estado en que tampoco te protege”, señala.
Finalmente, Marcela reconoce la valentía y la claridad de Las Tesis, pues, en el momento de la performance, se estaban viviendo violaciones de derechos humanos. “Cada vez que una mujer era víctima de violaciones de derechos humanos, era un vejamen sexual, así mismo como ocurrió en dictadura”, cierra.
