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Propuesta de Nueva Constitución
¿Qué garantiza la propuesta Constitucional sobre la agenda de mujer y género en derechos sexuales y reproductivos? BRAGA

¿Qué garantiza la propuesta Constitucional sobre la agenda de mujer y género en derechos sexuales y reproductivos?

Natalia Espinoza C
Por : Natalia Espinoza C Periodista - Contacto: braga@elmostrador.cl / (sólo wsp) Fono sección: +569 99182473
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El texto incluye por primera vez como derecho fundamental la libre determinación sobre el cuerpo de las mujeres gestantes, como también las garantías para una vida sexual y reproductiva libre de violencia. En conversación con El Mostrador Braga, la ginecóloga e integrante del directorio de Ginecólogas Chile, Dra. Andrea Von Hoveling, aborda y compara la sección de Derechos sexuales y reproductivos de la propuesta actual versus la constitución vigente, en los puntos de: parto seguro y libre de violencia obstétrica; la Educación Sexual Integral (ESI), la Interrupción Voluntaria del Embarazo y el acceso protegido y universal a la anticoncepción.


Partos seguros y libres de violencia obstétrica; Educación Sexual Integral (ESI) en los colegios dependiendo del curso y la edad de las niñas, niños y adolescentes; Interrupción Voluntaria del Embarazo y un acceso protegido y universal a la anticoncepción. Estos son los Derechos Sexuales y Reproductivos que la propuesta para una Nueva Constitución busca consagrar.

Más de doscientas veces se nombra la palabra “derechos” a lo largo del escrito, por el cual las y los chilenos se reunirán en las urnas este próximo 4 de septiembre. Estos cambios que se buscan introducir en la Carta Magna, son algunos de los elementos que la han convertido en uno de los textos constitucionales más progresistas del mundo.

Sin embargo, en esta recta final, aún hay mucha confusión en torno a qué incluyen estas normas, y, de forma transversal, se ha vivido un enfrentamiento constante en contra de las Fake News o noticias falsas en temas como salud, educación y vivienda, sin embargo, no son los únicos tópicos: mujer, igualdad, equidad de género y comunidad LGBTIQ+ también.

Para poder comprender cómo afectaría la vida de las personas la garantía constitucional de los derechos sexuales y reproductivos, conversó con El Mostrador Braga, la ginecóloga e integrante del directorio de Ginecólogas Chile, Dra. Andrea Von Hoveling.

Interrupción Voluntaria del Embarazo

Es importante para la ginecóloga, desde un punto de vista médico y con perspectiva de género, reconocer que el aborto, así como la eutanasia, son temas tremendamente complejos de conversar, “porque hay pocas cosas más profundas que la convicción personal de cuándo empieza y cuándo termina la vida humana”, explica; por lo que “jamás criticaría a nadie por la postura que tenga, ya sea a favor o en contra del aborto sin causales”, puntualiza.

Yendo al texto, la Constitución que tenemos actualmente vigente dice expresamente que el “Estado protegerá al que está por nacer”, eso mismo ha dificultado avanzar hacia una interrupción voluntaria del embarazo sin causales. La propuesta cambia esto, estableciéndolo como uno de los derechos sexuales a los que va a poder acceder cualquier persona. Sin embargo, no es automático, debe primero debatirse una ley que establezca parámetros concisos de aplicación (cómo, cuándo y bajo qué condiciones).

La Dra. Von Hoveling explica que médicamente, cuando uno habla de aborto, se refiere a un embarazo que se termina de manera natural o artificial, antes de las 22 semanas de gestación.

Al no usarse la palabra aborto en el texto, existen grupos que “lo interpretan como que tú vas a poder interrumpir el embarazo en cualquier etapa de su desarrollo, el mes 6, 7, 8 o hasta el 9”. Sin embargo, las únicas interrupciones que se hacen en etapas avanzadas de gestación -posteriores a las 22 semanas- son por patología (enfermedad) materna o del feto. “Por ejemplo, si tienes que interrumpirlo por una infección, si ese feto es viable, se hacen todos los esfuerzos por salvarlo”, analiza.

Agrega que, “pensar en que va a haber feticidio -provocar el fallecimiento del feto antes de su nacimiento- para poder, por solicitud materna, terminar un embarazo hasta los nueve meses es aberrante e infinitamente más peligroso, más traumático física y mentalmente para la mujer. Ni siquiera las personas más pro aborto libre con las que yo he conversado están de acuerdo con eso. Entonces, yo creo que es más bien una tergiversación o una interpretación interesada de la frase para provocar un espanto en la gente”.

Educación sexual en colegios

Actualmente, la educación respecto de la sexualidad humana en adolescentes y niñeces se basa en transmitir el sexo como algo peligroso, donde el papel de la educación está destinada a “prevenir los daños”, por ello se trata de que “no te embaraces, no te contagies de nada, ten pocas parejas sexuales… tiene que ver con los limitantes”, analiza la ginecóloga.

Cuando se le pregunta a los adolescentes cuál ha sido su experiencia con la educación sexual, su visión es que lo único que saben -a grandes rasgos- es lo que no tienen que hacer, pero a diferencia de lo que algunas familias más conservadoras puedan pensar,  la censura provoca que los mismos ‘daños’ y ‘consecuencias’ no deseadas del sexo que desean prevenir (infecciones de transmisión sexual (ITS) y el embarazo no planificado), ocurran más.

“Cuando uno tiene una educación enfocada en herramientas, los adolescentes que reciben esta información suelen retardar su inicio sexual y no adelantarlo, que es el gran miedo que tenemos los adultos”, profundiza.

En cambio, si se basan en no hablar del tema, o solo en lo negativo, los y las jóvenes buscan información en otras fuentes, porque se quedan con la idea de que los adultos los reprimen. Lamentablemente, estas fuentes no son las idóneas, comúnmente se informan a través de la pornografía, lo que les genera “una idea absolutamente tergiversada de qué es el sexo y sintiendo que no pueden contar con los adultos que los rodean”, explica.

Este artículo ha sido uno de los más potentes ejes de noticias falsas, llegando al punto de decirse que la ESI sería una especie de “kamasutra y que se le enseñará a las niñeces a masturbarse en kinder”. “Yo creo que lo que nos mueve como adultos son los miedos y las resistencias propias que nosotros heredamos de generaciones en que estos temas eran aún más tabú”, comenta.

La doctora agrega que “nos da mucho miedo que a nuestros hijos se les hable de sexualidad porque encontramos que se va a promover la vivencia de un sexo no protegido, o muy precoz. Y eso es todo lo contrario. Una de las cosas más aberrantes que yo escuché, por ejemplo, es que decían que la ESI promovía la pedofilia, que un niño de seis años tendría el derecho de tener sexo con quien él quisiera -totalmente falso-. Se les olvidó convenientemente que el principal derecho sexual de los niños es protegerlos de cualquier abuso, agresión o vivencia forzada de eventos sexuales”, profundiza la especialista.

Al derribar mitos, es importante aclarar que en la ESI, no se enseña coito en etapa preescolar, ni a poner un condón, sino que corporalidad y autocuidado. La ginecóloga plantea una interesante reflexión: ¿Qué padre o madre bien informada podría estar en desacuerdo con que a sus hijos pequeños se les enseñaran el respeto por el cuerpo propio y por el ajeno, que comprendan el consentimiento –no el sexual aún pero que entiendan que su cuerpo merece respeto, que no los pueden forzar?.

Acceso a la anticoncepción

Actualmente, existe una deuda que se arrastra desde la Ley de Derechos y Deberes del Paciente junto a la Ley 20.418, que es la que regula el control de la natalidad; ya que, si bien dicen expresamente que cualquier persona -sin hacer diferencia por edad- tiene derecho a una atención privada y confidencial, no ocurre 100% en la práctica.

Adolescentes y adultos jóvenes menores de 25 años, son en este momento quienes tienen más embarazos no deseados, y son quienes más se están contagiando de infecciones de transmisión sexual. ¿Cuáles son las barreras que se han visto a nivel internacional y también nacional? La principal es que no los atienden si no están en compañía de uno de sus padres.

“Recordando nuestra adolescencia, ¿quiénes de nosotros nos habríamos sentido cómodos diciéndole a la mamá o papá que lo acompañe a la matrona, porque se quiere empezar a cuidar?. Lamentablemente, son pocos y pocas. No podemos discriminar el acceso a salud a si el/la adolescente tiene padres comprensivos o no, tenemos que dar un acceso universal”, plantea, ya que el hecho de no dar información certera y denegar deliberadamente el acceso a anticonceptivos, “potencia más bien este sentimiento de rebeldía en los adolescentes”.

En otro ámbito, es importante asegurar este derecho, porque no es lo mismo ser una mujer profesional de clase alta, que tuvo acceso a cuidados y educación, a ser una mujer que es migrante, vive en zona rural, es parcialmente analfabeta y perteneciente, por ejemplo, a la diversidad sexual.

Todos estos determinantes sociales de salud multiplican la vulnerabilidad y eso es un hecho “muy triste de constatar”. Las personas que más sufren de no poder tener acceso a salud sexual son las de menores recursos, quienes no tienen red de apoyo. Tal vez consiguen, por ejemplo, hora a la matrona, pero no tienen con quién dejar a sus hijos/as, por lo que pierden esa hora. Ocurre también con quienes viven en condiciones de aislamiento y que ir a una atención de salud, les cuesta a veces días de viaje.

Partos libres de violencia de género

En términos de violencia obstétrica, ha habido avances, pero que quede como un derecho constitucional otorga un reconocimiento histórico para las mujeres: el GES incorporó la analgesia del parto como una prestación garantizada para cualquiera en trabajo de parto que la solicite. Antes no era así, y entre quien recibía anestesia y la que no, dependía de la disponibilidad y la disposición de los anestesistas.

Otro avance fue permitir acompañamiento, “antes las mujeres parían en la más absoluta soledad, el papá o el acompañante significativo llegaba a conocer a la guagua al día siguiente”.

Finalmente, en este terreno falta cambiar el paradigma, para desentrañar este diálogo, se necesita conversar desde las sociedades civiles y científicas, también conociendo los testimonios de las usuarias, “para que el parto siga siendo un evento seguro (…) la idea es que sea una experiencia más grata, pero en ningún caso que eso implique un mayor riesgo para la madre y para su hijo/a”.

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