La ESI, más que enfocarse solamente en el plano físico, comprende también el aspecto socio-emocional de las personas. En la misma línea, este tipo de educación se implementa de distintas formas dependiendo de la etapa en que se encuentre el individuo/a, de esta forma busca potenciar la autonomía y derechos de todos y todas.
Los mitos en torno a la Educación Sexual Integral (ESI) son una situación que persisten hasta la actualidad. ‘‘Se les va a enseñar a mis hijos sobre juguetes sexuales’’, ‘‘les van a decir a las niñas que pueden abortar cada vez que quieran’’, suelen ser las principales creencias erróneas respecto a la ESI.
Sin embargo, este tipo de educación va más allá, ya que se comprende que la sexualidad se debe desarrollar de acuerdo a la etapa que cada individuo/a esté atravesando. Además, no se limita solamente al aspecto físico, sino al emocional y social.
Desde Aprofa, organización dedicada a la defensa y visibilización de los derechos sexuales y reproductivos, explican que existen siete claves para comprender de mejor manera la educación sexual.
Por último, desde la organización señalan que la educación sexual debe brindar a todos y toda la oportunidad de ejercer autonomía sobre sus cuerpos y decisiones.
‘‘La sexualidad debe ser abordada y comprendida desde una perspectiva amplia, que involucre a todas las actorías y que entregue las competencias y herramientas para que las personas puedan tomar decisiones libres y conscientes sobre su cuerpo y su sexualidad”, finalizan desde Aprofa.