El último informe presentado por Observatorio Laboral Araucanía del Sence, desarrollado por la Universidad de La Frontera también da cuenta de las principales brechas que afectan a las mujeres para su integración, mantención y desarrollo dentro del mercado del trabajo, siendo estas sustentadas en diferencias y estereotipos basados en el género como elementos reproducidos culturalmente en distintos niveles de la vida social, familiar y organizacional.
La crisis sanitaria del COVID-19, afectó de manera significativa a las mujeres, provocando que muchas salieran del mercado laboral, dado el cierre de puestos de trabajo en sectores comerciales y de servicio, además de tener que atender labores de cuidado y domésticas.
Actualmente, según el último informe presentado por Observatorio Laboral Araucanía del Sence, desarrollado por la Universidad de La Frontera, que busca caracterizar el empleo femenino en la región, se visualiza un incremento sostenido con una fuerte recuperación a principios del año 2022.
Además, durante este último año, se contempla una estabilización del empleo femenino con algunas variaciones, para encontrar otra recuperación a finales del año 2022 con la llegada del empleo estacional propio de la época estival.
En esa misma línea, el informe desarrollado por la UFRO muestra las principales brechas que afectan a las mujeres en su integración laboral, los estereotipos que han provocado importantes formas de desigualdad asociadas al ámbito laboral, las cuales, si bien son estructurales en nuestro sistema social, se incrementaron producto de la crisis socio sanitaria que gatillo la pandemia.
En este escenario, durante el año 2022, en la región, existió en general una mayor tasa de participación masculina, promediando un 64,1%, mientras que, por su parte, en promedio por cada 100 mujeres solo 45 trabajaron o buscaron trabajo activamente durante dicho año, lo que da cuenta de casi 20 puntos porcentuales de diferencia en la participación laboral a favor de los hombres.
En términos de inserción laboral, los sectores con mayor ocupación femenina están asociados a servicios o roles de cuidado, cómo la salud y enseñanza. A su vez, se observa que las ocupaciones a la que mayormente pueden acceder mujeres y hombres están mediadas también por estereotipos basados en el género.
De este modo, los hombres han concentrado de manera significativa puestos de trabajo que concentran mayor desenvolvimiento de fuerza y riesgos físicos, como la operación de instalación y maquinaria u operarios de oficio y artesanías. Además, se observan estas desigualdades en las oportunidades de ascender dentro de una organización o rubro para las mujeres, quienes muchas veces deben asumir roles más administrativos, o de cuidado en las organizaciones.
“En efecto, el termómetro laboral publicado por el Observatorio indica que de cada 10 personas que desarrollan este tipo de tareas 9 son mujeres y que al insertarse laboralmente, tienden a tener jornadas de trabajo remunerado más reducidas que los hombres, ya que deben compatibilizarlas con labores de trabajo no remunerado, asociadas a tareas domésticas o de cuidado familiar. Sin embargo, la última medición muestra que se han ido incorporando nuevamente a la fuerza laboral, arrojando que la tasa de participación de mujeres en el mercado laboral aumentó en 3,3 puntos porcentuales en un año, llegando a un 45,2%. En otras palabras, hay 6 mil 767 mujeres más ocupadas que hace 12 meses” explicó la seremi del Trabajo y Previsión Social, Claudia Tapia de la Peña.
Asimismo, señaló que “en materia legislativa, se están llevando adelante proyectos como la ratificación del convenio 190, que aborda la violencia de género y acoso en espacios de trabajo y la esperada Ley de reducción de la jornada laboral a 40 horas que se hace cargo de la conciliación de la vida familiar y el trabajo, compromisos del Presidente Boric enmarcados bajo el concepto de “trabajo decente” y que vienen a entregar mayores garantías a las trabajadoras”.
Por último, el informe, da cuenta de una necesidad de avanzar en cambios culturales e integrar una perspectiva en la cual, se valorice por un lado el aporte de los distintos géneros, desde su diversidad y complemento, a las tecnologías y otras actividades relevantes para el desarrollo de los talentos humanos.
“Las brechas de género que empañan el mercado laboral no solo afectan la posibilidad de insertarse laboralmente a las mujeres, sino que también en su mantención en puestos de trabajo o en la calidad de estos. Es fundamental que se puedan articular esfuerzos públicos y privados y avanzar en todas las organizaciones para construir espacios con mayor equidad de género” contó el director del Observatorio Laboral de La Araucanía, Camilo Rosas Flores.