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Tienen hermanas mayores: el rasgo que haría a algunos hombres mejores parejas, según estudio japonés BRAGA www.freepik.es

Tienen hermanas mayores: el rasgo que haría a algunos hombres mejores parejas, según estudio japonés

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Una investigación de la Universidad de Okayama sugiere que los hombres con hermanas mayores desarrollan más empatía y mejor manejo emocional, lo que Una investigación de la Universidad de Okayama sugiere que impacta positivamente en sus relaciones de pareja y los vuelve más atentos y comprensivos.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
Una investigación de la Universidad de Okayama, Japón, reveló que los hombres con hermanas mayores tienden a ser más empáticos, comunicativos y emocionalmente abiertos, cualidades que los convierten en mejores parejas. La presencia femenina en el entorno familiar desde la infancia favorece el desarrollo de habilidades emocionales clave. Además, el diario El Universo de Ecuador refuerza esta idea, señalando que estos hombres tienen menos tendencia a reprimir sus emociones. El estudio entrega una nueva perspectiva sobre cómo la estructura familiar influye en los vínculos afectivos en la adultez.
Desarrollado por El Mostrador

Es una de las preguntas más frecuentes entre quienes buscan entender el éxito (o fracaso) de sus relaciones amorosas: ¿qué hace que algunos hombres sean emocionalmente disponibles, comprensivos y comunicativos, mientras que otros parecen evitar cualquier vínculo profundo o muestran dificultades para expresar lo que sienten?

A lo largo de los años, psicólogos y terapeutas han identificado múltiples factores que influyen en el comportamiento emocional de una persona, desde el tipo de apego desarrollado en la infancia hasta las experiencias románticas previas. Pero un reciente estudio japonés propone una nueva e inesperada explicación: la influencia de las hermanas mayores.

Estudio japonés apunta al entorno familiar como clave emocional

La investigación fue desarrollada por académicos de la Universidad de Okayama, en Japón, y analizó el comportamiento emocional y social de más de 300 hombres adultos. El objetivo era estudiar cómo la estructura familiar influye en la forma de vincularse afectivamente en la adultez.

Uno de los hallazgos más llamativos fue que los hombres que crecieron con al menos una hermana mayor demostraban mayores niveles de empatía, mejor disposición para el diálogo, y una mayor capacidad para expresar emociones dentro de una relación de pareja.

Los resultados mostraron que estos hombres manifestaban una habilidad más desarrollada para resolver conflictos con calma, escuchar con atención y adaptarse a las necesidades emocionales de sus parejas.

El impacto de crecer con una hermana mayor

Según los autores del estudio, convivir con una figura femenina mayor en la infancia puede influir significativamente en la forma en que los hombres aprenden a gestionar sus emociones. A través del juego, el acompañamiento cotidiano y la observación, los varones aprenden habilidades como el autocontrol, la empatía y la comunicación asertiva.

Las hermanas mayores, al tener un rol protector y muchas veces más expresivo emocionalmente, modelan desde temprana edad una forma distinta de relacionarse. Además, promueven actitudes de respeto hacia las mujeres, algo que puede trasladarse positivamente a las relaciones amorosas futuras.

Más abiertos emocionalmente y menos reprimidos

El diario ecuatoriano El Universo también abordó el tema y destacó un aspecto clave: los hombres con hermanas tienen menos probabilidades de reprimir sus emociones. En culturas donde tradicionalmente se enseña a los varones a ser duros y reservados, la presencia de una hermana mayor puede generar un entorno emocional más libre y acogedor.

Esta apertura emocional, cultivada desde el entorno familiar, se traduce en relaciones de pareja más equilibradas, con hombres más dispuestos a compartir lo que sienten, resolver conflictos de forma madura y entender las emociones ajenas.

Lo que aprendemos en casa se refleja en el amor

Aunque tener una hermana mayor no garantiza automáticamente que un hombre sea una buena pareja, este tipo de estudios ofrece una perspectiva valiosa sobre cómo las experiencias familiares tempranas modelan nuestras capacidades afectivas. Las relaciones que establecemos con nuestros hermanos —y especialmente con figuras femeninas cercanas— pueden influir profundamente en la manera en que enfrentamos los desafíos emocionales en la adultez.

La inteligencia emocional, hoy considerada una de las habilidades más importantes para mantener relaciones sanas y equilibradas, no se forma únicamente en la adultez ni se reduce a lo que se aprende en terapia o en libros de autoayuda. En muchos casos, se gesta en los vínculos más tempranos: en la forma en que se nos escuchó, se nos consoló, se nos retó o se nos acompañó durante la infancia.

Crecimos aprendiendo del entorno: cómo se resuelven los conflictos, cómo se expresa el cariño, cómo se pide perdón, cómo se valida lo que el otro siente. Y en ese entorno, la presencia de una hermana mayor puede marcar la diferencia. Su influencia, aunque no siempre evidente, actúa como una escuela emocional silenciosa que enseña a conectar, a respetar y a comprender desde una perspectiva más empática.

En un mundo que sigue cuestionando estereotipos de género y promoviendo nuevas formas de masculinidad, entender que los lazos familiares también enseñan a amar, cuidar y comunicar, se vuelve cada vez más relevante. La ciencia nos recuerda que, muchas veces, lo que parece un rasgo individual —como saber escuchar o contener— es también el reflejo de un aprendizaje que comenzó mucho antes, en el hogar y en las dinámicas más íntimas de la infancia.

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