
Cáncer de mama y linfedema: la enfermedad silenciosa que puede aparecer tras el tratamiento
Aunque poco conocido, el linfedema afecta a muchas mujeres tras superar un cáncer de mama. En el mes de concientización, especialistas explican en qué consiste esta condición y cómo la supermicrocirugía ofrece soluciones efectivas para recuperar la calidad de vida.
Octubre es el mes mundial de la concientización sobre el cáncer de mama, una enfermedad que cada año afecta a más de 5.000 mujeres en Chile, según el Observatorio Global del Cáncer (Globocan). Pero más allá del diagnóstico y la recuperación, existe una secuela silenciosa que muchas pacientes enfrentan: el linfedema, una acumulación de líquido linfático que puede aparecer tras los tratamientos oncológicos.
El Dr. Nicolás Pereira Covarrubias, cirujano plástico de Clínica NEA y primer especialista latinoamericano en recibir el premio Werner Spingler Young Microsurgeon Award, explica que “el linfedema es una enfermedad poco difundida, pero que requiere atención temprana paravdetener su progresión y evitar complicaciones graves. En pacientes que han tenido cáncer de mama, aparece como resultado de la interrupción del flujo linfático en asociación a otros factores”.
Síntomas y consecuencias
El linfedema suele manifestarse como inflamación, sensación de peso, enrojecimiento y dolor en el brazo o la mano, especialmente después de tratamientos como la mastectomía, la radioterapia o la extirpación de ganglios linfáticos. Si no se trata, puede avanzar hacia un cuadro más severo, afectando la movilidad e incluso derivando en elefantiasis.
Paulina Ponce, de 50 años, enfrentó esta complicación meses después de superar un cáncer de mama. “Al principio no sabía qué me pasaba, sentía que el brazo pesaba toneladas y hasta se me infectaba. Cuando llegué al doctor Pereira entendí que era linfedema. Gracias a la cirugía recuperé movilidad, independencia y, sobre todo, la calidad de vida”, relata Ponce.

Crédito: El Mostrador.
Nuevas soluciones
Cuando los tratamientos conservadores —como el drenaje linfático manual o el uso de mangas de compresión— no son suficientes, la cirugía linfática ofrece alternativas efectivas. Entre ellas destaca la anastomosis linfático-venosa, que conecta un vaso linfático bloqueado con una vena cercana para restablecer el flujo del líquido y reducir la hinchazón.
“En Clínica Nea realizamos un tratamiento integral, partiendo por el diagnóstico y acompañamiento. Apoyamos en el tratamiento conservador con nuestras kinesiólogas a través del drenaje linfático y asesoramos en el uso de la manga compresiva. En cuanto a la cirugía, realizamos la planificación con tecnología de última generación, como linfografía con verde de indocianina y realidad aumentada, para llegar finalmente a la realización de la cirugía con técnicas de supermicrocirugía avanzada”, comenta el doctor Pereira.
El linfedema puede presentarse meses o incluso años después del tratamiento del cáncer. Por eso, su detección temprana y tratamiento adecuado son esenciales para evitar secuelas incapacitantes.
“El cáncer de mama ya es un proceso duro; no es justo que, además, deban convivir con una secuela incapacitante como el linfedema. Por eso es clave educar, diagnosticar a tiempo y poner a disposición estas técnicas”, enfatiza el especialista.