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Crédito: El Mostrador.
Las directoras audiovisuales que lideran la nueva era del cine global
En la última década, un puñado de mujeres realizadoras ha logrado imponer nuevas sensibilidades cinematográficas —desde la intimidad melodramática hasta el gran relato épico— y ganar reconocimiento global.
Desde la intimidad contemplativa hasta el gran relato, estas cineastas han impuesto voces y estilos distintos que hoy figuran entre las películas más influyentes de la última década. Sus trabajos, premiados en Cannes, los Globos y los Oscar, sirven como termómetro de una industria en movimiento.
Sofía Coppola
Sofia Coppola debutó como directora con The Virgin Suicides (1999), una adaptación de la novela de Jeffrey Eugenides que presentó un tono melancólico, poético, casi etéreo y sentó las bases de su estilo.
Pero fue con Lost in Translation (2003) que Coppola tocó la fama internacional: nominación al Oscar a Mejor Dirección y Oscar al Mejor Guion Original.
Otros ejemplos de sus filmes son Marie Antoinette (2006), una reinterpretación estilizada e irreverente del clásico histórico; The Beguiled (2017), un thriller de tensión atmosférica ambientado en la Guerra Civil estadounidense; hasta Priscilla (2023), que expande su exploración del deseo, la identidad y la vulnerabilidad.
Más allá de su apellido célebre (es hija de Francis Ford Coppola), su cine explora la adolescencia, el aislamiento, la feminidad, el privilegio, con luz cuidada, música precisa y un tono melancólico que sutilmente cuestiona el mundo contemporáneo

Crédito: Getty
Greta Gerwig
La transición de Greta Gerwig de actriz a directora marcó uno de los hitos del cine contemporáneo. Con Lady Bird (2017) construyó un coming-of-age auténtico, íntimo y con aristas sociales: la adolescencia, la relación maternal, los sueños contrapeados con las expectativas familiares. Ese filme le valió su primera nominación al Oscar a Mejor Dirección, convirtiéndola en apenas la quinta mujer en aspirar a ese galardón.
En 2019, con Little Women (Mujercitas), demostró su capacidad de re-interpretar clásicos desde una mirada contemporánea.
Su obra destaca por su empatía hacia los personajes femeninos —jóvenes, inseguras, en busca de identidad— y por recuperar la complejidad de las relaciones humanas desde lo cotidiano. En un Hollywood dominado por bloques masculinos, Gerwig ha demostrado que las historias pequeñas pueden resonar.

Crédito: Revista E&N
Chloé Zhao
Nacida en Beijing en 1982, Chloé Zhao emigró al cine estadounidense y desarrolló un estilo singular. Su ópera prima fue Songs My Brothers Taught Me (2015), seguida por The Rider (2017), ambas aplaudidas por su sensibilidad y capacidad para retratar vidas marginales desde la dignidad y la empatía.
Pero el gran salto lo dio con Nomadland (2020), mezcla de documental y ficción, un retrato sensible de mujeres y hombres mayores que eligen una vida nómada, viajando en vans por la América post-industrial. La película ganó el Oscar a Mejor Película y para Zhao, el Oscar a Mejor Dirección, convirtiéndola en la primera mujer de color y la primera asiática en recibir ese galardón.
Nomadland también se alzó con el Golden Globe a Mejor Director, el premio del gremio de directores de EE.UU. (DGA), el BAFTA a Mejor Película, además del People’s Choice Award del Festival de Toronto.

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Céline Sciamma
La francesa Céline Sciamma es una de las voces más firmes del cine europeo contemporáneo. Su película más reconocida en la última década es Portrait of a Lady on Fire (Retrato de una mujer en llamas, 2019): una historia de deseo entre dos mujeres en la Francia del siglo XVIII. El filme ganó el premio Queer Palm en Cannes 2019 y el premio al Mejor Guion del festival.
A diferencia del cine espectacular, el de Sciamma apuesta por lo íntimo, lo emocional, lo silencioso: sus historias son actos de resistencia, de visibilización, de honestidad narrativa. Esa precisión la convierte en referente del cine queer y feminista.

Crédito: LesGaiCineMad
El cine global contemporáneo se beneficia del talento de estas directoras porque amplían la paleta narrativa: desde la adolescencia y la soledad alienada, la juventud y las relaciones familiares, la marginalidad social y la vida nómada.
Ese abanico de géneros, estilos, temas y estéticas revela con claridad que el cine hecho por mujeres ya no se limita a ciertos nichos: tiene la misma amplitud, riesgo y potencia que cualquier gran cine de autor o de industria.
Cabe destacar que, históricamente, muy pocas mujeres han sido reconocidas por sus películas en los galardones más importantes. Por ejemplo, en los casi cien años de los premios Academy Awards (Oscar) —y salvo excepciones— siguen siendo mayoría los hombres nominados a Mejor Dirección, aunque ese panorama lentamente cambie.
En ese contexto, las victorias de Chloé Zhao, Jane Campion y Kathryn Bigelow —y las nominaciones de directoras como Gerwig o Coppola— adquieren un valor simbólico y real, ya que no solo representan talento individual, sino también una transformación estructural del cine.