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Cáncer de tiroides en mujeres: síntomas de alerta y buen pronóstico con detección temprana BRAGA Crédito; www.freepik.es

Cáncer de tiroides en mujeres: síntomas de alerta y buen pronóstico con detección temprana

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El cáncer de tiroides es el más frecuente del sistema endocrino en Chile y afecta mayoritariamente a mujeres. Aunque su incidencia ha aumentado, la mortalidad se mantiene baja gracias al diagnóstico precoz y a tratamientos efectivos como cirugía y radioyodo.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
El cáncer de tiroides es la neoplasia endocrina más común en Chile y afecta principalmente a mujeres, que concentran el 85% de los casos. Aunque su incidencia ha aumentado en las últimas décadas, la mortalidad se mantiene baja gracias a la detección precoz y a tratamientos efectivos como la cirugía y el uso de radioyodo. Factores de riesgo incluyen antecedentes familiares, radiación previa en el cuello y enfermedades tiroideas. La educación sobre síntomas de alerta y los controles médicos regulares son claves para mejorar el pronóstico.
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En las últimas décadas, la incidencia de esta enfermedad ha mostrado un aumento sostenido. La tasa ajustada en mujeres alcanza cerca de 7 casos por 100.000 habitantes, mientras que en hombres es de 2,3 por 100.000. A pesar del incremento en los diagnósticos, la mortalidad se mantiene baja -alrededor de 1,06 muertes por 100.000 habitantes- demostrando que con detección temprana y tratamiento adecuado, el pronóstico es favorable.

Entre los signos de alerta se encuentran la aparición de un nódulo en el cuello, cambios en la voz, dificultad para tragar o respiración entrecortada. Sin embargo, este tipo de cáncer suele ser asintomático y muchas veces se detecta de forma accidental mediante ecografías u otros exámenes de rutina.

La cirugía es el pilar del tratamiento, complementada en algunos casos con terapia con yodo radioactivo o radioterapia -según el riesgo y la extensión del tumor-. El doctor Raúl Rivera, oncólogo radioterapeuta de Clínica IRAM, explica: “El cáncer de tiroides, en general es un cáncer que primariamente se trata con cirugía, que implica sacar el tumor y los focos de posible cáncer, y según el grado de riesgo que este tenga, se complementa con radioyodo. En casos más avanzados es donde entra la radioterapia, cuando la cirugía no puede extirpar todo el tejido tumoral”.

Entre los factores de riesgo, Rivera, especialista en cabeza y cuello de Clínica IRAM, destaca: “tener antecedentes familiares de cáncer de tiroides, exposición previa a radiación en el cuello, o la presencia de bocio y nódulos tiroideos, aumentan la probabilidad de desarrollar la enfermedad”.

¿Por qué afecta más a las mujeres?

“Existen factores hormonales implicados”, señala el especialista. Las hormonas femeninas, especialmente los estrógenos, podrían estimular la proliferación de células tiroideas y favorecer que mutaciones se conviertan en tumores. Además, las mujeres presentan con mayor frecuencia nódulos benignos y enfermedades tiroideas autoinmunes, condiciones que también elevan el riesgo.

A esto, se suma que las mujeres suelen realizarse con mayor frecuencia controles médicos y exámenes de imagen, lo que incrementa las posibilidades de detectar tumores en etapas tempranas.

Aunque la incidencia sigue en aumento, la combinación de detección precoz y acceso a terapias avanzadas mantiene la mortalidad baja. La clave está en la educación sobre los síntomas de alerta y la importancia de los chequeos preventivos, que pueden marcar la diferencia en la recuperación.

Prevención y controles médicos: la mejor estrategia

La prevención en salud siempre comienza con la información. En el caso del cáncer de tiroides, reconocer los síntomas de alerta puede marcar una gran diferencia. La aparición de un nódulo palpable en el cuello, cambios en la voz, dificultades para tragar o una sensación de presión en la garganta deben motivar una consulta médica temprana. Estos signos, aunque muchas veces pueden corresponder a patologías benignas, requieren evaluación profesional para descartar la presencia de una lesión maligna.

Además, los controles médicos regulares y las ecografías de tiroides permiten identificar anomalías incluso antes de que aparezcan síntomas. Esta detección precoz es la que explica las altas tasas de recuperación en quienes acceden a un tratamiento oportuno, que incluye cirugía y, en casos seleccionados, terapia con radioyodo. Por ello, fomentar la educación en la población y la conciencia sobre la importancia del autocuidado y las revisiones periódicas constituye la mejor estrategia para mantener la mortalidad baja frente a esta enfermedad.

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