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Maternidad y empleo en Chile: Un desafío urgente en tiempos de baja natalidad Yo opino Créditos: El Mostrador.

Maternidad y empleo en Chile: Un desafío urgente en tiempos de baja natalidad

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Nathalia Franco
Por : Nathalia Franco Fundadora de Workingmoms Latina.
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La baja natalidad en Chile se ha consolidado como un tema de preocupación nacional. Tanto el rol de la mujer en el mercado laboral, como la conciliación familiar son dos ejes centrales para abordar esta realidad. Fomentar la maternidad no debe significar un retroceso en la inserción laboral femenina, sino la creación de un ecosistema social y empresarial que permita a las mujeres desarrollarse plenamente en ambas esferas. Esto requiere de políticas públicas ambiciosas y un cambio cultural profundo, especialmente en lo referido a la corresponsabilidad paternal.

El dilema de ser madre y profesional es una constante en la vida de muchas mujeres chilenas. Pese a que la participación laboral femenina ha crecido, las mujeres aún enfrentan una alta carga mental y de trabajo no remunerado en el hogar. Existe una exigencia social enorme sobre las mujeres: se espera que trabajen como si no fueran mamás, que sean mamás como si no trabajaran y que se vean como si no hicieran ninguna de las dos cosas. Esta triple exigencia es insostenible y actúa como un poderoso desincentivo a la maternidad.

La culpa maternal es un cable difícil de desconectar, a diferencia de la percepción que muchos padres tienen sobre su rol productivo. Esta diferencia de enfoque evidencia que la corresponsabilidad dista mucho de ser una realidad. Cuánto más se les carga la mano a las mujeres, dificulta aún más la posibilidad de volver a trabajar o de poder seguir siendo o creciendo como profesional. La carga se concentra en la mujer, dificultando su retorno, crecimiento y permanencia en el trabajo.

Uno de los proyectos más esperados es la Ley de Sala Cuna Universal, la cual es fundamental para el fomento de la maternidad y la participación laboral. Al universalizar el acceso a salas cuna, se elimina una barrera económica y práctica crucial que hoy frena la incorporación de mujeres, sobre todo las de bajos ingresos, al trabajo. Este beneficio no solo es una ayuda a la familia, sino una inversión social y económica que incrementa la fuerza laboral y reduce la brecha de género.

Actualmente, muchas mujeres se enfrentan a la “pobreza por la maternidad”, un concepto relevante que varios profesionales desarrollan desde sus diversas áreas desde los cursos impartidos en la plataforma WorkingMoms.cl, que se da ante la pérdida del proceso productivo o la vulnerabilidad económica tras una separación. Una Ley de Sala Cuna Universal que asegure el cuidado infantil de calidad contribuye directamente a mitigar este riesgo. Y si lo llevaramos más allá de la sala cuna, sería genial que en los siguientes gobiernos se revisara en detalle los beneficios paternales al tener un hijo. Como vemos en países mas desarrollados, los beneficios de maternidad y paternidad son iguales y esto erradica la discriminación de género, pues no hay mas ese paradigma de “esta en edad de tener hijos” solo para la mujer.

El rol de las empresas y del Estado en la flexibilización de los ambientes de trabajo es crucial. La implementación de horarios menos rígidos o jornadas de medio tiempo, no como una concesión sino como una política estándar para hombres y mujeres es clave para que las personas que quieren tener una familia puedan conciliar su vida familiar y profesional. La pandemia demostró que el teletrabajo y los esquemas híbridos son viables y deben ser integrados permanentemente con perspectiva de género.

Sin embargo, ninguna medida será totalmente efectiva sin una auténtica corresponsabilidad paternal. Promover licencias parentales más equitativas, que incentiven la participación activa del padre desde el nacimiento, es un paso decisivo. La corresponsabilidad no solo alivia la carga femenina, sino que también enriquece el vínculo del padre con sus hijos. Si la sociedad y el lugar de trabajo siguen exigiendo a las mujeres la dedicación exclusiva que en el pasado se reservaba a las dueñas de casa, la natalidad seguirá cayendo. La solución pasa por valorar y apoyar la maternidad y la paternidad con igualdad de condiciones y sin poner en riesgo la trayectoria profesional de la mujer.

La meta no es obligar a las mujeres a elegir entre ser madres o profesionales, sino darles las herramientas y el apoyo social para que ambas realidades sean compatibles y enriquecedoras. Es la única vía para revertir la baja natalidad sin sacrificar el progreso laboral de las mujeres chilenas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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