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Amarantine, de Enya: La flor que nunca muere

El concepto que da nombre a la última placa de Enya transmite la idea de inmortalidad. Justamente lo que quiso reflejar la artista, que estuvo cinco años alejada de los mercados, pero que sin embargo, se mantiene vigente.


Cinco años han pasado desde que Enya lanzó al mercado su última placa A Day Without Rain. En 2005, Enya volvió con Amarantine, un disco singular, para muchos raro y extravagante, pero muy en el estilo de la artista.



Amarantine es un concepto utilizado por algunos poetas para referirse a la flor que nunca muere. Por lo mismo, la artista decidió bautizar su primer single, que le da el nombre a la placa, con este concepto para reflejar que a pesar de la ausencia ella sigue vigente, lo mismo que el particular estilo que la ha llevado a vender más de trece millones de discos en todo el planeta.



El disco se grabó en Irlanda y refleja a cabalidad la esencia de Enya, quien junto a la compositora Roma Ryan y al arregilta Nicky Ryan, logran una composición creativa y, a la vez, conmovedora gracias al ritmo y sonido de las canciones.



En Amarantine hay algunas innovaciones respecto de los discos anteriores. En esta placa no hay canciones en gaélico, sin embargo, uno de los temas, Sumiregusa, está en japonés y tres de ellos están escritos en un leguaje inventado por la artista.



La idea, según cuenta Enya, nació después de que Roma Ryan escribiera la canción principal de El Señor de los Anillos en lengua élfica, el lenguaje inventado por J.R. Tolkien.



El disco se compone de doce temas, que siguen el particular estilo de la artista y de los que destacan Amarantine y If i could be where you are.


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