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La magia Polaroid llega a Viena con obras de Andy Warhol y Helmut Newton

Las 350 obras que se pueden ver en la galería fotográfica Westlicht de Viena hasta el 21 de agosto provienen de la «Colección Polaroid», un total de 16.000 obras cuya subasta comenzó el año pasado tras la quiebra de la empresa.


Numerosos artistas consideraron a las cámaras Polaroid un fetiche. Una exposición en Viena ofrece una muestra de la adoración que Andy Warhol, Robert Mapplethorpe, Helmut Newton y muchos otros creadores sentían por la fotografía instantánea.

Las 350 obras que se pueden ver en la galería fotográfica Westlicht de Viena hasta el 21 de agosto provienen de la «Colección Polaroid», un total de 16.000 obras cuya subasta comenzó el año pasado tras la quiebra de la empresa.

La galería y la empresa (Im)Possible, que ha tomado el relevo de Polaroid como fabricante de cámaras y carretes de fotografía analógica instantánea, se hicieron con un lote de 4.400 fotografías de más de 800 artistas que se guardaba en El Musée de l’Elysée de Lausana (Suiza) y que no se veían desde 1990.

«Con la compra queríamos guardar la unidad de la colección y ofrecerla al público», destacó el director de Westlicht, Peter Coeln, en la presentación de la exposición.

«La colección tiene su origen en una idea del fundador de Polaroid, Edwin Land, que ofrecía material fotográfico a artistas a cambio de parte de sus creaciones», explicó a Efe Rebekka Reuter, una de las comisarias.

La Polaroid, con sus extraños colores, cambió la historia de la fotografía desde 1947 al ser la primera maquina en saltarse el revelado. Y cumplió con el ideal de Land de ser tan sencilla que los usuarios solo tuviera que ocuparse de apretar el disparador.

«Land defendía la fotografía como una de las bellas artes. Y pensaba que en cada persona había un artista si se le daban las herramientas adecuadas para expresarse», señala a Efe Barbara Hitchcock, exresponsable de la Fundación Polaroid y que comisarió la muestra.

Hitchcock cuenta una anécdota sobre el amor de muchos artistas a las fotos de marco blanco: «Cuando la cantante Patti Smith se enteró en 2009 de que Polaroid iba a dejar de fabricar su película, llenó su dormitorio con todos los carretes que pudo comprar».

Desde fotografías emblemáticas como un retrato de Warhol con una cámara Polaroid en las manos y firmada por el italiano Oliviero Toscani, a rarezas de Helmut Newton, la exposición hace un recorrido por un legado de fotos sorprendentes.

Entre los artistas figura también el español Joan Fontcuberta, con dos trabajos -de finales de los 70 y principios de los 80- protagonizados por interiores vacíos en un elegante blanco y negro.

Entre las fotografías de decenas de artistas tienen espacio tanto los retratos, el paisaje y el entorno urbano, como la experimentación, con dobles exposiciones y juegos de perspectivas.

En ellas se pueden ver sus característicos colores desvaídos y cargados de melancolía, que ha dividido a muchos aficionados a la fotografía: lo que para unos es una aberración cromática, para otros tiene una magia que hace a cada foto un objeto único.

También se pueden contemplar reproducciones de algunos trabajos a a gran escala (de 50×60 cm), realizados con una cámara enorme que funciona a modo de proyector porque las Polaroid carecen de negativos y no permiten hacer ampliaciones.

El autor de esta enorme cámara, el checo Jan Hnizdo, es otro de los creadores cuya obra está presente en la exposición.

(Im)Possible, la empresa que decidió seguir produciendo carretes instantáneos, ha retomado también el concepto de Polaroid de colaborar con fotógrafos célebres. El primero en inaugurar la serie ha sido el estadounidense David Levinthal.

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