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Crítica gastronómica: Restaurante Amicci, Italiano, XL y con clase En las Condes

Crítica gastronómica: Restaurante Amicci, Italiano, XL y con clase

A veces tamaño no es sinónimo de calidad, a no ser que aparezca una cocina con pretensiones de sofisticación, pero con una buena selección de tragos y platos en las que el toque italiano y su filosofía sencilla nos demuestren todo lo contrario.


Más parece un centro de eventos, o un bar de tamaño excesivo, o un restaurante donde las posibilidades de encontrar comida distintiva son inversamente proporcionales a sus grandes dimensiones. Amicci es bien XL y llamativo para un barrio en plena transformación como el de Apoquindo a la altura del metro Los Domínicos. Allí y cerca de aquella estación terminal se construyen edificios de oficinas que harán juego con su moderna arquitectura, pero que aún chocan con el toque casero y residencial del sector. Eso por ahora. En ese sentido es un adelantado, porque su estilo es igual de italiano que su antecesor, el legendario Bel Paese que estaba en esa misma ubicación, pero su concepto es bastante más contemporáneo, como si se tratara de una gran puesta al día de sus instalaciones y de su estilo.

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Las diferencias con el pasado: una coctelería de diseño, llamativa en un medio santiaguino donde un buen trago, moderno o clásico, es un bien escaso. Algo con cierta calidez como el Mojito Frangélico ($ 4.400) con un toque de avellana que aporta peso; o una versión con pera, albahaca, menta, jengibre y lemon grass ($ 4.900) que recuerda que la primavera se adelantó un mes en el calendario. Hay elegancia y buen trato en aquellos preparados que se complementan con esos vinos italianos frizzantes (más suaves que un espumante) como los malvasía, asti y prosecco de su carta. La partida de los platos fue un tanto débil, por unas Teclas de lomo de wagyú con tomate asado, cebolla morada y queso mozarella ($ 7.600), que solas son pura enjundia porque se trata de un corte alargado que sale entre las costillas del animal (de ahí su nombre) pero que entre el queso ya graso y la cebolla perdía expresión. Rico, pero podría ser tecla de angus, hereford o clavel y da lo mismo. Al rato pasó al olvido, gracias a una de las grandes cualidades de la cocina italiana: la sencillez. Un hito de Amicci es Spaghetti Limone ($ 8.200), con pasta al dente, precisa en su textura, sazonada con una crema al limón que es pura frescura y equilibrio; de esos platos entrañables que se piden una y otra vez. Un poco más atrás y sólo porque la pasta era demasiado buena y hacía gran contraste, apareció el Pescado blanco al risotto al té verde ($ 12.300), en este caso una corvina en costra de vainilla con risotto con arroz de buen nivel y que de nuevo ofreció puro equilibrio y gratas texturas entre cálidas y herbales, mezcladas con la nobleza insuperable del pescado.

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El final fue clásico. Un Tiramisú ($ 4.200) y una Panna cotta ($ 3.900) impecables en su factura y sabores tradicionales, que aportaron a una certeza: la de un restaurante fiel a una filosofía de sabor, con claridad de conceptos y aparte, bien bebido y bien atendido. Un espacio para ocasiones especiales donde vale la pena ir… y volver.

Apoquindo 7741, Las Condes.

Tel. 2934 3725.

Nota: a este restaurante se asistió invitado por sus dueños.

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