Es el Chile de comienzos de la Guerra Fría. En el parlamento el Presidente González Videla es interpelado por el senador Neruda quien lo acusa de connivencia nazi. Neruda es desaforado y el Pc proscrito. Se inicia la persecución y con ello la construcción del mito. Este es el mundo de ficción que el cineasta Pablo Larraín hacer conjugar con el cine negro, la parodia, la acción y el drama, para dar vida a su nueva película, «Neruda», protagonizada por Luis Gnecco y el mexicano Gael García. La película llegará a lo cines el 2016.
Es 1948 y la Guerra Fría llega a Chile. En el Congreso, el Senador Pablo Neruda critica al Gobierno y el Presidente Gabriel González Videla pide su desafuero. Son los tiempos de la Ley Maldita, en el que el PC queda proscrito. Videla encarga su detención y el policía Óscar Peluchonneau le sigue los pasos de cerca. Ya en la clandestinidad la palabra de Neruda se convirtió en arma. Escondido escribe el Canto General y realiza secretas excursiones nocturnas. La leyenda del poeta perseguido crece y en Europa los artistas, liderados por Pablo Picasso, claman por su libertad. Peluchonneau le pisa los talones y respira su aliento. Cazador y presa se funden. Neruda lo usa para reinventarse. Ser perseguido lo convertirá en un símbolo de la libertad y en una leyenda literaria.
Este es el mundo de ficción que el cineasta Pablo Larraín hacer conjugar con el cine negro, la parodia, la acción y el drama, para dar vida a su nueva película, Neruda, protagonizada por Luis Gnecco como el Vate y el mexicano Gael García, el policía.
«Es una película con elementos políticos y poéticos pero en el fondo, es una película sobre un policía que le da sentido a su vida al perseguir al poeta», dice Larraín. «Cazador y presa se construyen mutuamente, es decir, Neruda fugitivo es el arquitecto de su leyenda y necesita al inspector y esta cacería para concretarse».
El rodaje de esta película, que pretende estrenarse en el 2016, ha sido largo y variado, una especie de road movie. Se trata de 82 locaciones, en Santiago, Argentina, en el Sur de Chile, Valparaíso y París. «Un motor que no se detiene, que está en constante movimiento. Es primera vez que hago algo así, Neruda no está en el tono de ninguna de las películas que he hecho antes», acota Larraín.
Para hacer esta película, una cinta de época con muchos exteriores, se tuvo que trabajar en co-producción con Argentina, Francia, España y Estados Unidos.
El productor de la película, Juan de Dios Larraín confiesa que ha sido un lujo contar con actores de primera categoría, ya tengan una línea o treinta en sus parlamentos. «Son 112 actores en una película que viaja, que está en movimiento, eso hace que la pre producción y la producción misma sean muy complejas porque requiere de mucho trabajo técnico y logístico», señala.
La cinta, para el productor, pareciera ser a la vez un antídoto, «un golpe de cariño» ante la realidad política actual. «En estos tiempos que está todo tan sombrío; en medio de una crisis de desconfianza, esta película reconoce a Neruda como una figura artística y política a nivel internacional,. Ir a visitar esos momentos para darle luces y mostrarlo casi 70 años después es muy bonito para Chile especialmente, pero también para el mundo», sostiene el también productor de El Club, la película que ganó el Oso de Plata en la pasada versión de la Berlinale.
Para Luis Gnecco, este último período ha sido de grandes desafíos y de notables aciertos. Su representación del presbítero de la Parroquia de El Bosque, en la película El bosque de Karadima, de Matías Lira, le granjeó sendos reconocimientos de la audiencia, que ya lo ubican como una de las grandes actuaciones cinematográficas de 2015.
Ahora vuelve con Neruda, una mega producción para el medio local, que volverá a situarlo en un papel relevante durante el 2016.
Gnecco, cuenta que partió teniendo ciertos prejuicios con la figura del Premio Nobel de Literatura, pero admite que le resultó «difícil decir que no cuando lees uno de los mejores guiones que has leído nunca en tu vida. Este guión es sobresaliente», haciendo referencia al texto escrito por Gabriel Calderón.
Pero luego de una exigente lectura para compenetrarse con el personaje, Gnecco confiesa caer en cuenta que Neruda «es un gigante, un tipo completo, un artista, de otra altura».
«Ahí me empezó el miedo y nació la pregunta de cómo se hace esto, cómo se aborda un personaje así, de este porte y profundidad y ese miedo que me paralizó un poco, desapareció en el rodaje porque esta película no se trata de la vida de Neruda, se trata de un artista que inventa su último mito de sí mismo», aclara el actor, quien reconoce que este es el «proyecto más grande en el que he trabajado hasta ahora».
