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Mineduc entra como garante para levantar paro de la Dibam y superar primera crisis del Ministerio de las Culturas Conflicto de los trabajadores con el director de la entidad se agudiza

Mineduc entra como garante para levantar paro de la Dibam y superar primera crisis del Ministerio de las Culturas

El paro de la DIBAM, que terminó ayer “gracias a la voluntad del Ministerio de Educación para superar el conflicto” -afirmaron fuentes- marcó el primer traspié de un accidentado proyecto de ley que ha pasado por los escritorios de cuatro ministros del ramo de dos gobiernos antagónicos. Ahora el gobierno de Michelle Bachelet tendrá dos años para lograr su aprobación. Lea aquí el texto íntegro de la Indicación Sustitutiva.


Este martes en el salón Blanco del Museo de Bellas Artes se firmó el Acuerdo Marco, con el que la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos (DIBAM) depuso el paro luego de 25 días. Los trabajadores de la entidad, dirigida por el cuestionado Ángel Cabeza, habían iniciado sus movilizaciones el 17 de diciembre, el mismo día en que el gobierno de Michelle Bachelet anunció el proyecto de ley del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio a ser enviado al Congreso. Para ese día, incluso, se tenía planificada una funa frente a La Moneda, lo que finalmente se reemplazó por una jornada de reflexión.

Una de las condiciones que originalmente tenían los trabajadores para superar la crisis -organizados en Anfudibam- era que se dispusiera la salida del arqueólogo Cabeza, debido a las desconfianzas que se generaron -y que no solo persisten sino que se agudizaron durante el conflicto- por su presunta actuación para disminuir la jerarquía de la Dibam en la nueva estructura del Ministerio de las Culturas, el Arte y el Patrimonio.

Según fuentes del Consejo de la Cultura, confirmadas por la Dibam, disponer la salida de Cabeza no estaba en discusión, no porque existiera una valoración favorable a su desempeño sino para evitar dar una señal política equivocada, en el sentido que la salida de un director de servicio no puede ser la condición para bajar una movilización.

Sin reconocer los trabajadores al director de la Dibam como un interlocutor válido, se hizo indispensable, según cuenta la vicepresidenta de la Anfudibam, Andrea Lustig, contar con una entidad superior que ejerciera ese rol. Fue así que el Ministerio de Educación, a través de Andriana Delpiano, manifestaron la voluntad de superar el conflicto, lo que terminó con la firma del acuerdo Marco.

Sin renunciar a la idea de reponer la jerarquía que tenía la Dibam en el borrador del proyecto, en este acuerdo se establecen diversas instancias para posicionar a la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, durante la discusión legislativa del proyecto.

El proyecto de Ley que se envió al Congreso, definió una subsecretaría del Patrimonio Cultural y otra de las Artes, Industria Culturales y Culturas Populares, con sus respectivas secretarías ministeriales regionales, con un Consejo Nacional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio y un Servicio Nacional del Patrimonio Cultural. Éste último englobaría a la DIBAM.

“Es el anhelo de la DIBAM –que con 86 años de existencia– traspasar su larga experiencia en la materialización de políticas públicas en la materia, ya que precisamente al conservarse como un servicio y no una subsecretaría, solo sería una unidad ejecutora de esas políticas”, señalaron los funcionarios al comenzar la paralización.

Para ellos, la disminución de la importancia  de la DIBAM (de una subsecretaria a un servicio) muestra una nula proposición de mejoramientos y homologación comprometidos por la autoridad en los grados de inicio y término de los funcionarios, según rango jerárquico.

Los traspiés del proyecto

El paro marcó así el primer conflicto de la tercera versión de la ley. Recordemos que la primera ley fue enviada por el gobierno de Sebastián Piñera en mayo de 2013, bajo la batuta del entonces ministro Luciano Cruz-Coke, quien fue reemplazado por Roberto Ampuero. A pocos meses de las elecciones presidenciales, no alcanzó a ser aprobada.

Tras la asunción de Bachelet en marzo del año siguiente, la creación de un nuevo proyecto cayó bajo la órbita de la ex ministra Claudia Barattini, que prometió la el envío al Parlamento antes de mayo de 2014. Los plazos se alargaron y ella le echó la culpa, entre otros, a una consulta indígena. Lo cierto es que tuvo problemas de comunicación con los gremios de la cultura, y fracasó.

Un año después, sin ver cumplido su cometido, la gestora cultural fue reemplazada por el actual secretario, Ernesto Ottone Ramírez.

“Son pocos los que realmente conocen el texto final en cuestión”, comenta Pablo Chiuminatto, académico de la Universidad Católica. “Pero hay un hecho elocuente, bastó que una parte de los interesados y afectados ante esta nueva institucionalidad conociera el proyecto –los funcionarios de la DIBAM– para que ya estén en paro: decepcionados por la asimetría entre lo que ellos conocieron del documento original y lo que finalmente irá al Congreso”.

Ahora sí, al Congreso

Lo cierto es que ahora sí, a dos años y medio de la presentación del primer proyecto, la normativa quedará nuevamente en manos de los legisladores.

“Pienso que lo más relevante es que el proyecto finalmente haya ingresado”, comenta Bárbara Negrón, directora del Observatorio de Políticas Culturales (OPC). “Se requiere una institucionalidad más fuerte y es esperable que se concrete en este gobierno”.

Para ella, la reformulación de la indicación duró mucho más de lo esperable, lo que deja apenas dos años para que se cumpla la tramitación. Negrón espera que el trámite debiera facilitarse por la esperada constitución de una Comisión de Cultura en el Senado.

“Por otra parte, dado que es un proyecto presentado por Piñera y reformulado bajo este gobierno sería esperable que el apoyo fuera transversal”, comenta.

Para Negrón, en relación a la estructura del proyecto se resolvieron varios de los desafíos, como era mantener de la actual institucionalidad la participación de representantes de la sociedad civil a través de un Consejo y juntar las actuales organizaciones bajo una misma cabeza (CNCA y DIBAM) .

Las novedades

¿Pero qué más dice el famoso proyecto? Hay varias cosas interesantes. Por ejemplo, señala explícitamente que “somos un país mestizo”, y reconoce el legado y presente cultural de los pueblos indígenas de nuestro país, así como la influencia africana. También menciona el impacto de los migrantes “forzosos y voluntarios” de Europa y el resto de América Latina, en el pasado y el presente de nuestra historia.

También nos menciona a los chilenos como portadores de un “patrimonio cultural amplio, heterogéneo, diverso y plural”, con nuestros ritos, libros, comidas y edificios. Además menciona el rol del Estado, obligado a respetar y promover el desarrollo cultural del país, incluida la industria cultural, el acceso a la cultura y el respeto de las culturas originarias. Y reconoce la labor ejercida hasta ahora por el CNCA y la propia DIBAM.

Como objetivos, el proyecto se propone superar la dispersión institucional actual, donde las entidades culturales están repartidas en entidades como el Consejo y el Ministerio de Educación; abordar mejor las expresiones de la cultura popular; e incluir a las personas y organizaciones del mundo cultural en instancias de participación, entre otros.

El proyecto atribuye el nombre del ministerio entre otros al reconocimiento “a nuestra diversidad cultural”, entre otros de las culturas originarias, en vista de la consulta realizada entre 2014 y 2015. Se fija su sede en Valparaíso y se le atribuye la responsabilidad de elaborar y ejecutar la política cultural del Estado.

Además de las citadas subsecretarías, seremis y el controvertido Servicio, el proyecto incluye órganos de participación ciudadana (como el ya nombrado Consejo) y un Consejo Asesor de Pueblos Originarios. Además el nuevo ministerio será responsable de la entrega de los Premios Nacionales, hasta ahora una tarea del Ministerio de Educación.

“Es un paso importante, pero no se puede esperar que la reorganización y fortalecimiento de lo que actualmente tenemos resuelva todos los problemas de la institucionalidad cultural”, advierte Negrón. “Tendrán que venir otras leyes para completar y mejorar los órganos del Estado en Cultura y por supuesto el reglamento que tenga el futuro ministerio y la implementación misma del proyecto marcará la diferencia”.

Lea aquí el texto de la Indicación Sustitutiva que crea el Ministerio de las Culturas y el Patrimonio

Texto Indicacion Sustitutiva Ministerio de las Culturas de Chile

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