Publicidad
«América Latina y tiempo presente. Historia y documentos», un libro unilateral Libros de actualidad en la crítica de Gonzalo Rojas Sánchez

«América Latina y tiempo presente. Historia y documentos», un libro unilateral

Para que los textos permitieran leer nuestro continente -Chile, en concreto- los editores podrían haber sido menos unilaterales en su elección y menos evidentes en sus preferencias.


Pedro Martínez Lillo y Pablo Rubio Apiolaza, América Latina y tiempo presente. Historia y documentos, Lom, Santiago, 2015, 466 páginas.

Se agradece, y mucho, una recopilación de documentos como la que han hecho los profesores Martínez y Rubio.

Para el historiador por oficio este tipo de libros son muy apreciados, porque puede trabajar desde un mismo volumen textos que guardan analogía entre sí, sin necesidad de entrar y salir, de entrar y salir, desde y hacia infinitas páginas en la red, a veces sin ni siquiera encontrar lo que busca.

El problema obvio es qué es lo que efectivamente se encuentra dentro, porque afuera dice “chocolates”, pero vaya uno a saber qué producto concreto trae la cajita.

En este caso, mi competencia se limita a los textos sobre Chile, a los chocolates de leche, sin más.

america

Veamos qué hay sobre nuestro país.

Se consigna un total de 13 textos de entre los cien considerados como “fundamentales para leer nuestro continente”, en expresión de los autores.

Y comienza entonces la polémica, por la falta de simetría.

Si está la Ley de defensa permanente de la democracia, ¿no debiera figurar el notable editorial de El Siglo defendiendo la invasión soviética de Checoeslovaquia, años después? Si está el decreto de constitución de la Comisión Rettig ¿no debiera figurar el discurso final del senador Jaime Guzmán inmediatamente posterior y antecedente directo del crimen de que fue objeto? Si está la declaración del general Cheyre sobre militares y derechos humanos ¿no debiera ir en la página del frente la de Teillier reconociendo la autoría intelectual de atentado a Pinochet?

La objeción evidente a este comentario es: mira, es nuestra recopilación, son los textos que nosotros estimamos importantes; haz tú la tuya, si quieres. Sí, pero a esa objeción se debe contestar: mira, es nuestra historia común, es la patria de todos que para ser conocida debe ser presentada en sus completos contrastes; sin ellos, no nos hacemos el bien que nos debemos.

Y como nuestra historia nacional ha estado cruzada durante más de 60 años por la de Cuba -algo escribí sobre este tema en mi libro La agresión del Oso, intervención soviética y cubana en Chile – resulta muy ilustrativo el tono sólo descriptivo con que los editores explican el asalto al poder de Castro y su gente, o el tenor algo asombrado con que califican de “novedad” al foquismo guevarista, mientras que el pronunciamiento militar en Chile, por cierto, es definido como un acto que desmontó la legalidad constitucional, de violencia implícita y de represión.

Para que los textos permitieran leer nuestro continente -Chile, en concreto- los editores podrían haber sido menos unilaterales en su elección y menos evidentes en sus preferencias.

Gonzalo Rojas Sánchez

Profesor universitario

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias