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Acción pública en cultura: metodologías sostenibles para políticas públicas robustas Opinión

Acción pública en cultura: metodologías sostenibles para políticas públicas robustas

Las últimas semanas hemos sido testigos de un cruce de opiniones y aseveraciones, en muchos casos infundadas, acerca de la forma en que se desarrollan las políticas sectoriales en Cultura. Más allá de las apreciaciones personales, siempre todas válidas, existen hechos concretos que amparan el trabajo de equipos profesionales y técnicos, y de una ciudadanía cultural que ha tenido participación activa durante todo este proceso. Y es sobre esas realidades comprobables que hacemos el ejercicio de exponer y argumentar en base a metodologías participativas y acciones concretas.


Metodología, en su origen griego alude a la búsqueda de caminos “hodos”, ciencia que estudia esta exploración o viaje epistemológico. Quisiera hablar desde esa arista fundamental de nuestro trabajo, que es aportar sustento metodológico al quehacer del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, CNCA. Este enfoque, que otorga relevancia a la labor del método, ha sido un sello del crecimiento que la institución ha experimentado, y de la manera en que se están construyendo las políticas públicas en cultura.

El CNCA ha vivido dos ejercicios anteriores de política cultural: “Chile quiere más cultura: Definiciones de política cultural 2005-2010”, y “Política Cultural 2011-2016”, encontrándose actualmente en el tercero, que se propone: recoger una memoria institucional larga, poner en valor los aprendizajes institucionales previosy construir documentos que sean expresivos de una vocación de implementar políticas de Estado. Esto último significa ir más allá de las temporalidades de una gestión y asegurar a la ciudadanía instrumentos que garanticen el reconocimiento de sus derechos culturales. Del mismo modo, se trata de políticas públicas que  aseguren la participación cultural de ciudadanos/as y colectivos, en su calidad de actores en la co-creación de valor público.

El diseño de las políticas en curso (período 2017-2022),se asienta en una concepción ampliada de la cultura, que -junto con fortalecer lo realizado en el campo de los dominios culturales tradicionales-,busca inscribir la diversidad de prácticas y modos culturales de los entramados comunitarios, así como la emergencia de nuevas disciplinas artísticas, medios, soportes y lenguajes estéticos. En este marco, el hito que supone la creación del Departamento de Pueblos Originarios no tiene precedentes, pues ha abierto un camino a su reconocimiento como sujetos de derecho copartícipes en la elaboración de las políticas culturales, sustentado en el Convenio 169 de la OIT. Esto constituye un paso decisivo en la mirada de des- folclorización de los pueblos originarios en nuestro país, lo cual ha enriqueciendo invaluablemente  la acción pública.

Las últimas semanas hemos sido testigos de un cruce de opiniones y aseveraciones, en muchos casos infundadas, acerca de la forma en que se desarrollan las políticas sectoriales en Cultura. Más allá de las apreciaciones personales, siempre todas válidas, existen hechos concretos que amparan el trabajo de equipos profesionales y técnicos, y de una ciudadanía cultural que ha tenido participación activa durante todo este proceso. Y es sobre esas realidades comprobables que hacemos el ejercicio de exponer y argumentar en base a metodologías participativas y acciones concretas.

Políticas públicas con el “demos” y una cultura de monitoreo y seguimiento:

El proceso de elaboración de las políticas culturales en desarrollo desde inicios de este año, se inscribe en un contexto de fortalecimiento de la institucionalidad cultural, cuya construcción emerge desde los territorios y los sectores artísticos para alimentar un proceso de mayor alcance. Esta vez, el ejercicio de formulación inicia su trayectoria desde las bases, a partir de la consulta y la participación abierta de todos los actores para su reflexión, diseño e implementación.

Este trazado participativo permitirá que sean las políticas emanadas desde las regiones, sus ciudadanos, mundo asociativo y los distintos sectores artísticos las que estructuren la Política Nacional, invirtiendo el modo tradicional de formulación desde el nivel central hacia los territorios. Este aspecto cobra una gran relevancia, ya que se ajusta al espíritu del proyecto de ley que crea el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, que se debate actualmente en el Congreso Nacional.

Participación de los agentes culturales y la ciudadanía: ejercicio de construcción conjunta de las políticas sectoriales.

El trabajo de construcción de las políticas culturales comenzó en 2014 con la formulación – de un proceso muy exitoso de participación ciudadana- que fue la Política de la Lectura y el  libro, el cual convocó a más de 700 personas en todo el país, y fue construida a través de un ejercicio participativo y plural. Asentado en la Ley 20.500 sobre Asociaciones y Participación Ciudadana en la Gestión Pública, éste tuvo entre sus prioridades asegurar que el Estado reconociera a las personas su derecho a participar en los procesos de toma de decisión, generando conciencia sobre una soberanía ciudadana, que al estar empoderada a través de sus organizaciones, tiene un rol sustantivo frente a las demandas públicas.

El trabajo ha continuado desplegándosey contamos ya con dos ejercicios exitosos de participación ciudadana para las políticas de los sectores de la Música y del Audiovisual, que serán presentadas en el mes de diciembre del presente año, previa validación de Directorio Nacional. El proceso participativo de la Política de la Música, contempló dos etapas que se llevaron a cabo durante los meses de junio y julio de 2015, y entre mayo y junio de 2016.  A su vez, y como parte del trabajo consultivo se realizaron: 17 mesas a nivel regional, 15 mesas temáticas y 2 Encuentros macrozonales, que convocaron en total a 474 actoresrepresentativos del sector.

En el caso del Audiovisual,  el proceso participativo se llevó a cabo durante los meses de octubre y noviembre de 2015.Como parte del trabajo consultivo se realizaron: 15 mesas a nivel regional, 1 encuentro nacional, que en total convocaron a 344 actores representativos del sector.

Durante el segundo semestre de 2016, se dio inicio al proceso de construcción de 5 políticas sectoriales: Artes de la Visualidad, Artesanía, Artes Escénicas, Arquitectura y Diseño, que culminarán en 2017.

Esta  experiencia participativa de formulación  de políticas culturales supera el carácter meramente consultivo, desde el momento en que estos actores se  hacen parte de instancias con roles de cooperación, que complementan el accionar del Estado.

Aprendizajes institucionales de los procesos anteriores: Las mesas técnicas con el sector público y la experiencia de la Política de la Lectura y el Libro.

Uno de los principales aprendizajes que la institucionalidad pública ha podido generar de los procesos de construcción e implementación de las políticas culturales, tiene que ver con la articulación con otros agentes públicos y privados para garantizar el cumplimiento de las estrategias consensuadas con la ciudadanía en sus procesos participativos. El modelo de la Política Nacional de la Lectura y el Libro (2014), ha servido para inspirar el proceso de conformación de mesas técnicas, con el fin de generar instancias de coordinación que realicen un seguimiento de las acciones del Estado. Más aún en un contexto de austeridad, donde se requiere una economía de las acciones, “poder hacer más con menos”.

Otro elemento esencial tiene relación con la búsqueda de articulación entre los distintos instrumentos de acción pública (políticas nacional-sectoriales-regionales/planes/programas). A su vez, un enfoque de trabajo prospectivo, que pone al centro la elaboración de diagnósticos (Políticas basadas en evidencias),emanados desde lo local hacia lo nacional. En ellos, las reflexiones surgidas de las Convenciones regionales de cultura son fuente de sustrato y mirada estratégica.

La incorporación de  la etapa de evaluación -desde el comienzo-  en la arquitectura metodológica, desea dar a las políticas una sustentabilidad ineludible, que se está incorporando progresivamente. Todo este proceso, en sentido amplio, se traduce en su carácter quinquenal y de construcción desde abajo hacia arriba (botton-up),que modifica un modelo centralista, cuya lógica top-down no logra  dar cuenta de la diversidad territorial y sus asimetrías en el desarrollo humano.

Lo que tenemos ante nosotros, es un levantamiento serio, responsable y articulado con la comunidad, los sectores artísticos y los creadores de Chile, que logra romper con los esquemas y las fórmulas tradicionales de trabajo acotado a círculos de expertos. Ello ha revolucionado los modos de hacer gestión pública, siendo esta gran ciudadanía cultural la principal generadora y promotora de contenidos para las políticas públicas en cultura.

Constanza Symmes Coll

Jefa del Departamento de Estudios CNCA

Candidata a Doctora en Sociología de la cultura EHESS-París

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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