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Matthei retrocede y suspende cierre de jornada vespertina del Liceo Lastarria Cuestionamientos a medida en el Concejo Municipal

Matthei retrocede y suspende cierre de jornada vespertina del Liceo Lastarria

La aministración UDI había anunciado a la comunidad escolar que la clausura era por temas financieros. El programa nocturno data de 1965 y cuenta con 5.000 egresados. Actualmente 145 alumnos concluyen allí de manera gratuita sus estudios, entre jóvenes, adultos y personas de la tercera edad.


La alcaldesa de la comuna de Providencia, Evelyn Matthei, dio marcha atrás con el anunciado cierre de la jornada vespertina del liceo José Victorino Lastarria, que estaba impulsando por supuestos problemas financieros.

El director de Educación de Providencia, José Palma, había anunciado en agosto a la dirección del establecimiento que el programa terminaría desde el próximo año.

Sin embargo, según un comunicado emitido este miércoles, la medida queda suspendida mientras se realiza un análisis de la situación.

«Me alegro que las autoridades municipales reconozcan que no existen los consensos necesarios para terminar con la educación de adultos en Providencia, y hayan decidido no avanzar con tal ‘cierre programado'», comentó el concejal Pablo Jaeger (DC), quien junto a sus pares Jaime Parada, Julio Jung y Tomás Echiburú cuestiona la medida.

«Confío que, ahora con calma, este tema sea analizado detenidamente en el Concejo Municipal, que justamente representa a los vecinos de la comuna», afirmó. «Ha faltado una evaluación social del tema, no sólo económica».

En plena Reforma Educacional, «este tipo de afecta la educación pública, especialmente a los adultos que tienen derecho a terminar sus estudios», comentó un docente del establecimiento. En esta jornada trabajan ocho profesores, algunos de los cuales además trabajan en la jornada de tarde y otros cuentan con cuatro décadas de experiencia, además de administrativos.

El Ministerio de Educación no quiso opinar al respecto, al señalar que se trata de un tema del sostenedor -en este caso, la municipalidad- el cual tiene «plena autonomía» para decidir. Tampoco fue posible contactar a miembros de la dirección del colegio.

Cambio de vida

La jornada vespertina existe desde 1965 y actualmente tiene 145 alumnos, hombres y mujeres. Se reparten en cuatro cursos, uno de primer nivel y tres de segundo, que al momento de postular tienen listas de espera de 25 estudiantes por curso. En el primer nivel estudian primero y segundo medio, en un año. En el segundo, hacer tercero y cuatro medio, también en un año.

Estudian de manera gratuita e incluso tienen acceso a la colación de la Junaeb. También hay extranjeros de Haití, Colombia, Venezuela, Argentina y Uruguay, muchos de los cuales revalidan sus estudios. Hasta el momento cuenta con unos 5.000 egresados.

Los alumnos abarcan varios grupos etarios, hay jóvenes, adultos y personas de la tercera edad, entre ellos trabajadores y padres de familia. Provienen de diversas comunas de la capital y muchos trabajan en Providencia, incluso son funcionarios municipales.

Entre los jóvenes hay algunos que desertaron la enseñanza media por diversos motivos y desean retomarla. Entre los adultos, en tanto, hay muchos que debieron a comenzar a trabajar a temprana edad y ahora quieren su título secundario. Todos ellos asisten a clase de lunes a viernes, de 19:15 a 22:45 horas, con resultados en la PSU superiores a la media.

Sin duda, la oportunidad de estudiar ha impactado en la vida de muchos de ellos. Un ejemplo es Carolina Castillo, de 34 años, quien pudo concluir aquí tercero y cuarto medio en el año 2001. Fue la más chica de su generación y entró luego que un embarazo la obligara a dejar sus estudios en un liceo de Vitacura, donde residía, al tener necesidad de trabajar.

«Era un colegio muy bueno, además yo tenía mis pretensiones de estudiar sí o sí en la universidad», recuerda. «Mis compañeros todos trabajaban y estudiaban, había de todas las edades, desde 18 hasta 40, era muy heterogéneo. Todos muy esforzados, muchos tratando de nivelarse para poder seguir estudiando. Eran de Renca, de Maipú, de Independencia, de San Miguel. Fue un gran aprendizaje, también en lo social».

«Académicamente fue excelente, yo fui a aprovechar todo lo que había, porque sabía que los profes eran buenos. Tenían un muy buen nivel y apoyaban bastante», comenta. «Era un poco un ambiente universitario, con mucha autonomía, aunque estaban muy pendientes de nosotros».

Y aunque debió interrumpir sus estudios, volvió tras el parto. Valió la pena: no sólo pudo terminar y ser premiada por sus notas, sino que además luego dio la prueba e ingresó a estudiar Castellano en la Universidad de Playa Ancha, donde se recibió.

«Siento que el Lastarria fue fundamental en eso, porque los profes eran bastante buenos, sobre todo en el área humanista que era lo que a mí me gustaba». Recuerda especialmente al profesor de lenguaje Jesús Gutiérrez, ya fallecido, «que un poco marcó lo que elegí».

Tras perfeccionarse con un Magíster en la UC, hoy Castillo hace clase en un colegio alternativo de Lo Barnechea, el Huelquén Montessori, aunque le gustaría enseñar en el Lastarria «para devolver todo lo que me dieron».

Su ejemplo es sin duda una inspiración para Sofía Cuevas, una alumna de 18 años que actualmente cursa el primer nivel. Proveniente de La Florida, trabaja los fines de semana y espera poder sacar su cuarto medio para tener un mejor futuro laboral. No pudo terminar en el colegio de su comuna -el Elena Rojas, que fue cerrado por decisión también de una administración municipal UDI- por problemas personales. En su curso hay dos adultos mayores y muchos veinteañeros, de ambos sexos, que trabajan en lugares como la municipalidad, en un call center y en el sector de servicios.

«Ha sido una experiencia súper buena, mis notas han mejorado mucho. Los profes enseñan de una manera que uno entiende las cosas, además del trato cálido que dan. Uno se siente como en casa», comenta Cuevas, que pretende luego estudiar joyería.

Bajada demanda y deserción

Sin embargo, para la administración municipal lo que parece primar son los números. Según el oficio 73 del 20 de septiembre, enviado por Palma a la directora (i) del liceo, María Angélica Urzúa, «todos los antecedentes respecto a la demanda potencial y futura demuestran que lo prudente es el cierre programado propuesto».

Entre las causas, el oficio apunta a una «baja demanda», niveles de deserción «extremadamente altos» (entre 21% y 30%), falta de apoyo del Ministerio de Educación y su «poco interés» hacia la educación de adultos, con una subvención de «solo» $72 millones al año. A esto se suma, según el municipio, que cada alumno vespertino cuesta $2,7 millones al año, frente a $1,1 millones de la jornada diurna.

Aún así, admite que «no basta con tener argumentos y razones técnicas y objetivas» para el cierre, sino también «ciertos consensos que hoy están ausentes». «Por lo anterior, junto a la alcaldesa Matthei y el secretario general de la Corporación, Axel Müller, hemos tomado la decisión de no avanzar» en la clausura el 2018, aunque sí anticipa un futuro «estudio independiente», junto a un «análisis de costos operacionales».

Este no es el primer ataque que sufre la jornada vespertina. En 2011, durante la administración del ex DINA Cristián Labbé, también de la UDI y hoy procesado por torturas en el campo de concentración de Tejas Verdes, los cursos fueron reducidos de ocho a tres. Su sucesora, Josefina Errázuriz, sumo uno más, para llegar a los cuatro actuales.

Reacción del cuerpo docente

Sin duda, el oficio no dejó tranquilo al cuerpo docente. Según un comunicado de este jueves, esto se debe a que, según entienden, el plan de cierre «continuará en marcha y se ejecutará indeclinablemente para el año 2019».

Además de cuestionar el análisis de la Dirección de Educación para realizar el cierre, el cuerpo docente invitó a Palma a una Mesa de Diálogo, incluido el Ministerio de Educación, a fin de proponer un Plan de Mejoramiento de la jornada vespertina.

«Como Cuerpo Docente, creemos firmemente que la ejecución de políticas que afectan directamente a la comunidad no se deben efectuar unilateralmente, sino a través del consenso de todos los estamentos y actores involucrados», señala la declaración.

«Somos conscientes de que las actuales políticas públicas son escasas en lo que a Educación de Adultos respecta. La invisibilización de Jornadas Vespertinas hace que este tema parezca de menor relevancia frente a la educación de niños y jóvenes que realizan su escolaridad de manera regular. Por ello, no se puede contrastar el comportamiento de las Jornadas Diurnas –específicamente, en términos de deserción y asistencia- con Jornadas como la nuestra, considerando que estos estudiantes deben asumir roles familiares, laborales o de otra índole», destaca.

Los académicos destacan que la jornada vespertina integre en su diversidad a jóvenes y adultos, chilenos y extranjeros, sin hacer distinción de origen socioeconómico, racial, tendencia sexual o política.

«En nuestras aulas conviven, democráticamente, personas que por voluntad propia encuentran una oportunidad para culminar sus estudios. Muestra de ello, es que pese a que no existe campaña ni difusión de matrícula, cada año se completan ambos niveles, estableciéndose incluso listas de espera de más de veinticinco estudiantes. La demanda se explica en el prestigio de la Jornada, su seriedad pedagógica, clima escolar y los resultados obtenidos en la Prueba de Selección Universitaria (PSU)».

Finalmente destacan que en los últimos dos años han tomado medidas para disminuir la deserción de los estudiantes, lo que ha dado como resultado una reducción sustancial no sólo del porcentaje de retiro, sino también de reprobación. Además creen que la matrícula podría aumentar si hubiera mayor difusión, ya que incluso muchos vecinos de la misma comuna desconocen la existencia de este vespertino.

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