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Universidad de Chile lanza Programa Espacial ante el nulo avance a nivel país CULTURA

Universidad de Chile lanza Programa Espacial ante el nulo avance a nivel país

El desarrollo de esta iniciativa permitiría a nuestro país obtener información para implementar políticas públicas en áreas claves, como manejo de desastres naturales, pesca, minería, agricultura, entre otras. Representantes de diversas instituciones respaldaron la propuesta que pretende ser presentada al Presidente de la República.


La Universidad de Chile presentó este lunes en el Senado los avances de su programa espacial, en un contexto donde el único satélite chileno formal caducó, el país no tiene proyecto ni menos agencia espacial, y ya es superado en la materia por todos los países vecinos.

La Casa de Bello lanzó en 2017 el satélite Suchai 1 –un aparato de tamaño reducido– y ya trabaja en nuevas versiones. El Fasat Charlie, en cambio, enviado al espacio en 2011, cumplió su garantía quinquenal y podría dejar de funcionar en cualquier momento.

Actualmente los satélites se usan no solo para propósitos de defensa y comunicaciones –vitales para un país con cinco mil kilómetros de extensión e históricas rivalidades con sus vecinos–, sino también en temas como agricultura y minería, claves para el país a nivel económico. Aunque a nivel latinoamericano el país tuvo importantes avances en los años 90, actualmente en tecnología espacial Chile ha sido superado por Perú, Bolivia e incluso Venezuela.

«Por un camino se está desarrollando la institucionalidad gubernamental y se busca un eventual reemplazo del satélite óptico Fasat-Chalie, el cual agotó su vida útil de diseño, aunque sigue operativo por un tiempo indeterminado», explica Alejandro López, académico de la U. de Concepción.

«Por otro está la propuesta expuesta por la Universidad de Chile y que busca el desarrollo de capacidades nacionales mediante tres líneas, entre las cuales existe el desarrollo de una constelación de nanosatélites, de uno a 10 kg», dijo, en un programa de tres años por 33 millones de dólares.

Impacto inmediato

Tras una primera exposición realizada en agosto ante senadores, autoridades de la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) y la Fuerza Aérea y otras instituciones relacionadas al desarrollo de la tecnología espacial, la Universidad de Chile presentó los avances de la propuesta de Programa Espacial para Chile en una sesión de la Comisión Desafíos del Futuro, Ciencia, Tecnología e Innovación del Senado.

En el encuentro participaron representantes de la Subsecretaría de Defensa, de la Fuerza Aérea, del Sistema Nacional de Información Territorial (SNIT), Onemi, científicos nacionales y el rector de la U. de Chile, Ennio Vivaldi.

«Se está planteando un programa espacial, eso es una cosa y creo que eso es muy bueno para el país», expresa Rolando Hernández, ex asesor científico del Ministerio de Defensa.

«Pero además se plantea los usos de información obtenida con datos adquiridos por instrumentos a bordo de satélites, esto es un proyecto de impacto positivo inmediato y determinante para el país y es un proyecto planteado hace mucho tiempo, es más, esa es la motivación que tuvimos quienes participamos de la conceptualización del SSOT (Sistema Satelital de Observación Terrestre), que entre sus elementos tiene un satélite nacional, denominado Fasat Charlie».

El académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Casa de Bello (FCFM), Marcos Díaz, coordinador del programa SUCHAI, nacido en 2010, se refirió a los acercamientos que han tenido con la Fuerza Aérea y al apoyo que han formalizado con la Universidad de Tokio (Japón), la U. de Roma La Sapienza (Italia) y 12 universidades nacionales.

Con 8 de ellas (U. de Antofagasta, U. Austral, U. Católica de la Santísima Concepción, U. Católica de Chile, U. de Concepción, U. de Magallanes, U. Técnica Federico Santa María, U. de Valparaíso y U. de Chile) se reunieron a fines de octubre en Concepción, para analizar los objetivos de la primera etapa del proyecto, que pretende instalar una constelación de 9 a 12 nanosatélites enfocados en el monitoreo de incendios y la contaminación lumínica. Con la U. de Magallanes, por ejemplo, se analiza la instalación de una base de monitoreo en el sur del país, más adecuado para tener comunicación con un satélite.

«El hecho de que se esté conversando el tema satelital, debe servir de impulso a que tengamos finalmente una institucionalidad para el ordenamiento de lo espacial y sus aplicaciones», remató Hernández.

A la izquierda, el académico Marcos Díaz, junto al decano Francisco Martínez (centro) y el rector Ennio Vivaldi.

Ventajas tecnológicas

López destaca que la propuesta descrita se da en un contexto de revolución de la industria espacial, el llamado new space o space 2.0, donde los small satellites, con los CubeSats entre sus principales exponentes, han bajado significativamente las barreras de entrada al espacio y abierto nuevas posibilidades. Lo anterior especialmente en el desarrollo y despliegue de constelaciones, donde empresas como Planet Labs poseen cerca de una centena de satélites en operación capturando imágenes de la tierra muy seguido (algo impensado para un satélite «tradicional»).

También subraya que uno de los elementos de la propuesta es el desarrollo de programas en vez de misiones o satélites individuales. «Lo anterior permite el desarrollo de capacidades y llegar a la profundidad necesaria», expresa.

“No queremos perder las ventajas tecnológicas que estamos teniendo en la región y en el país. Es una oportunidad sin precedentes por el costo y el bajo riesgo”, sostuvo el académico Díaz.

“Desde que se planteó hace un par de meses, ha sido un camino de bastante éxito. Se ha logrado gran coordinación, todas las instituciones entienden el impacto que podría tener un programa espacial en nuestro país”, sostuvo el decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas , Francisco Martínez.

“Nos hemos planteado desarrollar tecnología propia y creemos que es perfectamente factible, porque la podemos desarrollar a más bajo costo”, agregó.

Para Héctor Gutiérrez, uno de los principales expertos civiles en satélites a nivel país, que trabajó en los tres satélites Fasat lanzados al espacio hasta ahora, cree que se trata de «una tremenda oportunidad la que nos ofrece la Universidad de Chile».

Resaltó que, aunque muchas universidades de Latinoamérica han lanzado su propio satélite, la Casa de Bello «tiene un programa de desarrollo de nanosatélites» de futuras versiones, que además permite el desarrollo de capital humano.

«Esta es la esperanza que tiene Chile en este minuto, con la base del desarrollo tecnológico propio en el área espacial», remató.

«Nunca el Estado de Chile ha tenido una visión espacial», entre otros aparentemente por una frustración que causó el fracaso del Fasat Alfa en 1995, lamentó. «Chile debe tomar una decisión en la materia, se está quedando atrás, ya va sexto a nivel sudamericano. Esto no es fetichismo tecnológico, Brasil, Argentina, Venezuela, Perú y Bolivia van adelante de Chile, que ha tomado un camino muy lento. Llevamos 38 años con comisiones asesoras presidenciales».

Apoyo del rector

“En Chile existe la capacidad intelectual para desarrollarlo. La capacidad está y cuando digo esto es porque, si no lo hacemos, es porque no tenemos decisión política para llevarlo a cabo”, subrayó Ennio Vivaldi, rector de la Universidad de Chile.

Por su parte, el senador Guido Girardi, quien dirigió el encuentro en la Comisión, destacó la coordinación que ha realizado la Casa de Bello, en particular la FCFM, en el desarrollo de la propuesta de un Programa Espacial para Chile y propuso continuar avanzando en el tema, llevando la iniciativa hasta la Presidencia de la República.

«El único satélite chileno, Fasat Charlie, terminó su vida media, por lo que nos quedaremos a ciegas, sin datos para enfrentar catástrofes y otros. Podemos generar tecnología propia y autónoma con una constelación de 12 nanosatélites, liderados por la U. de Chile”, sostuvo.

Ventajas de la iniciativa

Una recopilación de opiniones de expertos ligados al área espacial en Chile, realizada por la Biblioteca del Congreso, determinó que para desarrollar un programa espacial hay que tener en cuenta la existencia de una institucionalidad con recursos propios, algo que debería ser labor del futuro Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación; la cooperación internacional, el derecho internacional; y la atracción y retención de capital humano, desarrollando la capacidad espacial y promoviendo iniciativas privadas que desarrollen alto valor agregado.

Al respecto, el decano Martínez destacó la importancia de trabajar en un ordenamiento político institucional y la urgencia de aprovechar la oportunidad de desarrollar tecnología nacional.

“Son dos áreas que sin duda son relevantes para el país y no debieran oponerse ni restarse, porque se requieren mutuamente. En ese sentido, creo que hay que trabajar en ambas para poder lograr que el país oportunamente aproveche esta ventana que se ha creado y que probablemente antes no existía”, indicó.

Panorama internacional

En los últimos años la observación de la Tierra ha crecido rápidamente, tanto por la gran cantidad de aplicaciones que tienen las imágenes satelitales, en el manejo y prevención de desastres, en la mejora de procesos productivos, como la agricultura de precisión, aplicaciones en minería, en temas oceanográficos y pesqueros, entre otros.

Por ello, la Unión Europea, por ejemplo, decidió invertir más de seis mil millones de euros en el programa Copernicus, que consiste en lanzar 14 satélites (radar, ópticos, oceanográficos, atmosféricos) para crear un sistema de observación de la Tierra de alcance global, el que permite obtener información constante, oportuna y de alta calidad.

Si bien Chile es parte del proyecto, al implementar un repositorio de los datos obtenidos por los satélites, con una inversión específica en el área, el país podría tener participación en más iniciativas o incluso implementar las propias.

«Nadie te va a regalar la tecnología», advierte la académica de la U. de Santiago, Marina Stepanova.»El gobierno no tiene programa espacial».

Millonaria inversión

La propuesta de un programa espacial para nuestro país, que ha liderado la Universidad de Chile, además del lanzamiento de una constelación de nanosatélites, incluye la integración de redes terrestres de sensores de diversas variables atmosféricas y el desarrollo de un Centro de Integración y Análisis de Datos Geoespaciales. Todo ello requiere un presupuesto estimado en US$ 33,3 millones para tres años (unos 21 mil millones de pesos).

“Chile no puede quedar atrás en esta iniciativa. Sabemos que esta tecnología se está usando cada vez más en diversas áreas de la economía, como en minería o agricultura de precisión, monitoreo de la marea roja, entre otras, con pequeñas empresas que están prestando servicios usando este tipo de datos”, señala Jaime Ortega, académico de la FCFM, que integra el equipo que elaboró la propuesta.

Según el índice Geospatial Industry Outlook & Readiness, el mercado de los datos satelitales crecerá un promedio de 3,8 % anual en América Latina, mientras un informe de la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) sostiene que podría crecer a tasas de, al menos, 11,7% anual.

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