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Navidad: Una noche de paz en la Primera Guerra Mundial CULTURA|OPINIÓN

Navidad: Una noche de paz en la Primera Guerra Mundial

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Alex Fajardo Cisternas
Por : Alex Fajardo Cisternas Periodista de Universidad de Playa Ancha y Licenciado en Comunicación Social. Diplomado en Estudios Políticos por el Instituto de Estudios Políticos Science Po Rennes, Francia.
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En julio de 1914 comenzó la que sería una de las guerras más devastadoras de las que haya sido testigo la humanidad: la primera guerra mundial. Nadie esperaba una guerra tan brutal, y nadie esperaba este milagro: la tregua de navidad. Hoy, ver la navidad como una oportunidad para reconciliarnos, para perdonar y pedir perdón, es cosa del pasado. La rápida vida moderna, la rutina y el consumo nos impiden verlo como algo real, ahora sólo es otra fecha para compartir. Sabemos que el espíritu navideño es cosa del pasado y que sólo se usa para vender. En cambio, 100 años atrás, la magia de la navidad existía, y más que magia, era una fuerza real.

En 1914, cuando el archiduque Francisco Fernando de Austria fue asesinado con apoyo de la inteligencia serbia; varios políticos y personajes europeos, se opusieron con todas sus fuerzas a la guerra que veían venir. El Papa Benedicto XV, electo en septiembre de ese año, también se opuso férreamente a la guerra. Hizo constantes llamados a la paz, el 7 de diciembre por ejemplo, propuso un alto el fuego para la celebración de navidad, pero no fue escuchado.

La mayoría de la población pensaba que esta sería una guerra corta, de unas pocas semanas. Con esta expectativa, no es extraño que en vísperas de navidad, en las frías trincheras, las tropas estuvieran con la moral decaída. Los altos mandos militares, buscando animar a los soldados, instaron a la población civil a enviar regalos a los soldados en el frente. Incluso, el Rey George V y su hija, la princesa Mary, enviaron una carta y un pequeño regalo a cada soldado. Quizás, como algunos sugieren, esto sólo despertó aún más la nostalgia en los combatientes, ya que sólo recordaban con más anhelo sus cálidos hogares.

El Testimonio de los soldados

Esa noche buena no sería un día más de combate. El soldado Albert Moren, del Segundo Regimiento de la Reina, relata:

Fue una hermosa noche de luna, escarcha en el suelo, blanco en casi todas partes. Ya cerca de las 7 u 8 de la tarde hubo una gran conmoción en las trincheras alemanas y ahí estaban esas luces – no sé lo que eran. Y entonces cantaron “Silent Night”–“Stille Nacht”. Nunca lo olvidaré, fue uno de los mejores momentos de mi vida. Qué hermosa tonada.”

Los soldados alemanes, siguiendo una tradición de siglos, habían colocado pequeños árboles de navidad alrededor de sus trincheras, los que a la vez eran adornados con velas. El soldado británico, Graham Williams, de la Quinta Brigada de Rifles de Londres escribió:

“…Primero los alemanes cantaban uno de sus villancicos y entonces nosotros cantábamos uno de los nuestros, hasta que nosotros empezamos “O come, All Ye Faithful” (“Venid, Fieles” “Venid, Adoremos”) los alemanes inmediatamente se unieron cantando el mismo himno a las latinas palabras Adeste Fideles. Y yo pensé, bueno, esto es realmente una cosa muy extraordinaria, dos naciones, ambas cantando el mismo villancico en medio de la guerra.”

El Capitán alemán, Josef Sewald, del 17º Regimiento Bávaro, escribe y nos permite conocer el increíble momento en que comenzó esta tregua no oficial:

Grité a nuestros enemigos que no teníamos deseos de disparar y nosotros hicimos una tregua de navidad. Dije que vendría de mi lado y podríamos hablar unos con otros. Primero hubo un silencio, entonces yo grite una vez más, invitándolos, y los británicos gritaron “¡Nada de disparos!”. Entonces un hombre salió de la trinchera y yo hice lo mismo en mi lado, y nos reunimos y nos dimos la mano – un poco cautelosos!

El cabo escocés, Robert Trenton, de la Seaforth Highlanders, ofrece un relato espectacular:

“…entonces hubo una gran multitud de alemanes y británicos, todos parados juntos dándose la mano y deseándose el uno al otro feliz navidad. (…) Parecían una multitud decente delante de nosotros. Todos ellos estaban bien vestidos y la mayoría de ellos podría hablar un inglés cortado. (…) Dijeron que no iban a disparar por tres días. Ellos mantuvieron su palabra: no hubo ningún disparo de rifle hasta dos días después de navidad.

Había dos franceses muertos entre nuestras líneas. Nunca pudimos salir para enterrarlos hasta ese día. Los alemanes nos ayudaron a cavar la tumba. Uno de sus oficiales celebró un servicio sobre las tumbas. Fue un espectáculo digno de ver y no fácil de olvidar; ambos, alemanes y británicos mostrando respeto ante el francés muerto.”

También está registrada la opinión Adolf Hitler, en ese momento cabo del 16º Regimiento de la 6ª División de Reserva Bávara:

Ese tipo de cosas no debieran ocurrir en tiempos de guerra. ¿No les queda sentido de honor alemán?

El legado de la Tregua de Navidad

Soldados de ambos bandos, destinados a aniquilarse mutuamente, arriesgaron sus vidas y desobedecieron a sus superiores para celebrar la navidad juntos. En algunas partes, la tregua llegó a extenderse hasta año nuevo. También se cuenta que hubo un partido de fútbol entre las tropas enemigas, pero varios investigadores dudan de la veracidad de este. Tampoco hay consenso de cuántos soldados participaron de la tregua, la cifra que más se repite, es una estimación que bordea los 100 mil soldados a lo largo de todo el Frente Occidental. En años siguientes, otras treguas no oficiales se llevarían a cabo, pero a mucha menor escala.

En otras partes de Frente no hubo tal tregua, incluso, soldados que salieron para fraternizar fueron asesinados por sus enemigos. Los altos mandos reaccionaron amenazando con sanciones contra los que fueran descubiertos tratando de fraternizar con el enemigo, incluso serían acusados de alta traición. Un testimonio cuenta que enviaron informantes para saber cuándo cantaban villancicos en las trincheras enemigas, esto para callarlos con fuego de artillería cuando cantaran. Era el fin de cualquier espacio de paz en medio del conflicto.

En 1918, ya a fines de la guerra, 70 millones de soldados habrían sido movilizados, 10 millones habrían muerto y otros 20 habrían quedado heridos de gravedad, con mutilaciones y amputaciones. Aunque jamás se volvió a ver un episodio de esta magnitud, este ha permanecido en la memoria colectiva. La película británica What a Lovely War (1969) registra este evento y la cinta francesa Joyeux Noel (2005) tiene como centro este episodio. Paul McCartney también hace referencia al suceso en su canción Pipes of Peace (1983) y para el centenario de la primera guerra mundial, la cadena Sainsbury’s lanzó un comercial conmemorando la tregua de navidad. Hoy se cumplen 100 años desde el fin de la primera guerra mundial, sigamos conmemorando e imitando a aquellos que buscaron un espacio de paz en medio de una de las peores guerras fratricidas de la historia.

Fuentes:

Thomas Vinciguerra, Editor, The New York Times, “The Truce of Christmas, 1914” (2005)

Naina Bajekal, Editor, Time Magazine, “Silent Night: The story of the World War I Christmas Truce of 1914” (2014)

Gillian Brockell, The Washington Post, “The Christmas Truce miracle: Soldiersput down their guns to sing carols and drink wine” (2017)

Dan Snow, Historiador y locutor, BBC, What really happened in the Christmas Truce of 1914?

Vikram Jayanti, Director, History Channel, documental “The Christmas Truce” (2002)

Alex D. Fajardo Cisternas. Estudiante de Periodismo. Diplomado en Estudios Políticos Science Po Rennes, Francia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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