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COVID-19 visibiliza «la brutal precariedad laboral» del mundo de la cultura en cuarentena CULTURA Créditos: Gentileza de Red de Salas de Cine

COVID-19 visibiliza «la brutal precariedad laboral» del mundo de la cultura en cuarentena

Emilia Aparicio
Por : Emilia Aparicio Periodista El Mostrador
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La propagación del virus SARS-CoV-2, responsable de la enfermedad COVID-19, tiene un efecto devastador entre los creadores y trabajadores y trabajadoras de cultura. Festivales, conciertos, obras de teatro y cines han debido cancelar o postergar las funciones para proteger a asistentes y los propios trabajadores del contagio del virus. «La mayoría trabaja de forma independiente y autogestiona sus proyectos, y consiguen poder sostener de manera muy precaria una propuesta cultural que en Chile no tiene la seguridad que tienen otros países”, sostiene Antonella Estévez, directora de Femcine.


El viernes pasado, el destacado director de cine Christopher Nolan publicó en el diario estadounidense The Washington Post una carta en donde expuso la gran pérdida que significa para las salas de cine su cierre debido al COVID-19.

En la publicación, Nolan calificó a los cines como “una parte vital de la vida social estadounidense” e instó al gobierno a ayudarlos a su recuperación.

«El negocio del cine se trata de todos: las personas que trabajan en los puestos de venta, los que manejan el equipo, los que nos recogen las entradas, los que reservan las películas en sus tiendas preferidas, aquellos que las venden y colocan sus pósteres o los que limpian baños en los cines. El cine está compuesto de personas , y muchas de ellas apenas ganan lo mínimo a la hora o tienen un salario digno, y créame, están administrando los lugares de reunión más accesibles y democráticos de nuestra comunidad», escribió del director de la trilogía Batman: el caballero de la noche y Dunkerque.

En Chile, el lunes 16 de marzo la Red de Salas de Cine decidió cerrar sus establecimientos y la Red de Salas de Teatro lo hizo dos días después, lo que significa pérdidas de ingresos que normalmente son utilizados para pagar arriendos y el sueldo de los trabajadores, creadores y artistas. La primera organización vislumbra un déficit operacional de más de 105 millones de pesos y la cancelación de 2.619 funciones, en tanto la Red Salas de Teatro cuenta con 469 funciones suspendidas, lo que significa un cese de venta de entradas avaluado en casi 300 millones de pesos.

Festivales cancelados y butacas vacías

En el caso de la industria cinematográfica, un gran número de festivales en el mundo han sido cancelados o postergados debido a la epidemia desencadenada por el nuevo coronavirus. En Francia se inauguró el Festival Cinéma du Réel para posteriormente ser cancelado, el FicUnam en México y el Festival Internacional de Cine de Cartagena en Colombia estaban en plena realización cuando el COVID-19 fue declarado pandemia.

En Chile el Festival de Cine de Mujeres (Femcine) comenzaba el 17 de marzo con el estreno de Lina de Lima (2020) y películas como Nona. Si me mojan, yo los quemo (2019), sin embargo, tuvo que ser suspendido. Para las industrias cinematográficas que no son Hollywood, los festivales de cine son instancias importantes porque es ahí donde se presentan, circulan y se logra concebir películas.

“Parte del arte se hace con público presente y por supuesto durante estos tiempos de prevención no podemos reunir gente, la verdad es que eso va tener que una consecuencia muy fuerte en términos económicos para gestores, artistas y creadores”, dijo la directora de Femcine, Antonella Estévez.

Sin embargo, la falta de presupuesto y financiamiento no es algo nuevo en la industria cultural del país. Es más, la directora de Femcine agregó: “Lo que va a visibilizar de manera muy brutal esta crisis es la precariedad en que laboran los trabajadores y trabajadoras del mundo de la cultura y de las artes, la mayoría trabaja de forma independiente y autogestiona sus proyectos, y consiguen poder sostener de manera muy precaria una propuesta cultural que en Chile no tiene la seguridad que tienen otros países”.

Raúl Camargo, el director del Festival de Cine de Valdivia, el cual no se ha visto involucrado directamente con el Coronavirus, ya que se celebra cada año durante la segunda semana de octubre, comentó que “para quienes no cuentan con fondos previos es sencillamente una apuesta que en las condiciones actuales puede generar la quiebra económica de artistas y colectivos que justamente invierten de su propio bolsillo, esperando al menos recuperar lo gastado a la hora de entregar su obra”.

Según la directora de Femcine, “el aporte que entrega el Estado al desarrollo de la cultura es menor al 1% del PIB a pesar que la cultura y las industrias creativas sí hacen un aporte económico importante al PIB en nuestro país”.

En ese sentido, Raúl Camargo comentó que es fundamental generar un plan nacional de arte y cultura.

“Hay que entender también que la actividad artística es a su vez un motor económico, eso implica subsidiar a las salas y compañías que han debido cerrar por la contingencia sanitaria, prorrogar las rendiciones económicas y de actividades y, lo fundamental, hacer un plan nacional artístico consensuado entre Estado y representantes de las artes y la cultura para abordar justamente de manera integral las consecuencias laborales que implicará que muchos artistas y proveedores no puedan ejercer su labor”, opinó el director de FICValdivia.

Dentro del circuito de las 13 salas distribuidas en nueve regiones del país que componen la Red de Salas de Cine, esperan que a raíz de esta crisis el Gobierno haga cambios profundos en la forma que se financia la industria cultural.

La Red de Salas de Cine nace para fortalecer las salas independientes de cine que se autogestionan y funcionan también como centros culturales.

“Esperamos un cambio estructural en la Ley Audiovisual, en los Fondos Concursables y en el Ministerio en general para tener espacios culturales que no vivan en constante incertidumbre, en un escenario laboral precario en que cualquier cambio puede hacer que se vayan a quiebra. Los proyectos no pueden estar siendo postulados cada año y a merced de ganarse un fondo para su continuidad, así como tampoco pueden seguir desprotegidos en cuanto a medidas y leyes que resguarden el sector”, declaró Teresita Ugarte, directora de la Red de Salas de Cine.

La Red de Salas de Cine ve la situación con bastante preocupación. Compuesta por un staff que alcanza las 125 personas, requieren de $35.029.850 para mantener las salas operativas cada vez. Mensualmente se realizan 873 funciones en toda la red, congregando 19.198 personas aproximadamente, por lo que se obtiene $46.222.650 de ingresos por venta de tickets. El cierre por tres meses, equivalente a 2.619 funciones, significa dejar de percibir $138.667.950, además de generar un déficit operacional de $105.089.550.

El teatro también está en cuarentena

Las artes escénicas también cerraron sus puertas. El miércoles 18 de marzo las salas asociadas a la Red Salas de Teatro decidió suspender las funciones y actividades en las 23 salas asociadas por lo que resta del mes de marzo, para que luego sea revaluada la situación.

Esta medida se traduce en 469 funciones suspendidas, lo que implica un cese de ventas de entradas avaluadas en $298.573.102, además que los gastos operacionales de las salas de teatro asociadas superan los 530 millones de pesos mensuales. Además los espacios de la Red son la fuente laboral de 305 personas, entre gestores, técnicos, productores, administrativos, entre otros.

Las actividades programadas por los integrantes de la Red de Salas son también la fuente de trabajo e ingreso de las trabajadoras y trabajadores de las artes escénicas. En este sentido las cifras tampoco son alentadoras, ya que los espacios que componen la Red son fuente laboral de 305 personas, entre gestores, administrativos, técnicos, productores, por nombrar algunos. En cuanto a las compañías que exhiben sus obras en estas salas, se estima que son más de 800 los artistas que se verán afectados, entre otras razones, porque la taquilla por temporada de funciones representa su fuente laboral.

Verónica Tapia, la presidenta de la Red Salas de Teatro indicó: “Cerrar una sala de teatro no es simplemente un espacio o infraestructura, es privar el acceso a la cultura. Nosotros entregamos un espacio laboral a actores, actrices y a muchos otros trabajadores de nuestro gremio. El Estado tiene que estar más presente en la cultura de un país. Es urgente”.

El Teatro Sidarte es parte de la Red de Salas de Teatro y su programadora, Bárbara Vera, comentó que muchas salas dependen de la plata que se gana por la taquilla y la venta de entradas y hace un llamado al Gobierno y las municipalidades para que haya mayor flexibilidad con ciertos pagos, como por ejemplo en el de patentes.
“Hay un panorama súper triste y adverso, hay salas que no tienen fondos que los apoyen, nosotros recibimos un fondo pero no es el total de los ingresos que tenemos, entonces tenemos varios gastos que los solventamos con las entradas y ahora no sabemos bien cómo lo vamos hacer”, indicó Vera.

“Cuando empiezan hablar de los grandes grupos que se ven afectados por el coronavirus, nunca nombran a la cultura, en este país no la toman como prioridad. Y eso es lo que a uno le da miedo que a veces no sea lo prioritario, siendo que es un espacio muy importante para un país”, agregó.

La misma situación está viviendo el Teatro de la Memoria, el cual informó la suspensión de su programación a través de un comunicado publicado en sus redes sociales, donde se comprometen a reprogramar las funciones canceladas.

“Hace pocos días, inaugurábamos nuestra temporada 2020 con un ciclo de las ‘Dramáticas de la memoria y la ciudad’. Hoy, son las ciudades que viven sus propias dramáticas y la memoria presente nos conduce a actuar en consecuencia”, expresa el comunicado.

Las medidas del Ministerio de las Culturas

Ante las demandas de las organizaciones, el Ministerio de las Culturas declaró que darán facilidades para prorrogar convenios, extensión de seis meses para las rendiciones y flexibilidad ante motivos de fuerza mayor para responder a las consecuencias que ha tenido la crisis sanitaria en el sector cultural.

“Estamos muy preocupados y atentos a cómo esta contingencia afectará a los artistas en Chile. Las medidas de prevención implican una merma importante para la actividad cultural y por lo tanto para la sostenibilidad de instituciones y la fuente laboral de las creadoras y los creadores. En lo inmediato hemos dispuesto todas las facilidades y flexibilidad en fondos y convenios firmados con la Subsecretaría de las Culturas y las Artes”, señaló la ministra Consuelo Valdés.

En materia de fondos, se realizarán encuestas para recopilar información y reformular programas y fuentes de financiamiento en función de la coyuntura. Las convocatorias para circulación nacional e internacional serán suspendidas por tres meses, para elaborar instrumentos que permitan priorizar las urgencias que se presenten durante este período.

Un segundo semestre recargado

Lo más probables es que las actividades culturales que no fueron realizadas durante este período sean reagendadas para el segundo semestre, por ejemplo, Lollapalooza confirmó que el festival se realizará el 27, 28 y 29 de noviembre. Lo que va a significar una agenda de eventos copada.

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