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Depresión: ¿serán los hongos psicodélicos el nuevo Prozac? CULTURA|CIENCIA

Depresión: ¿serán los hongos psicodélicos el nuevo Prozac?

Medicamentos como la psilocibina están de vuelta en ensayos en humanos para tratar a personas con depresión y otros problemas. ¿Renace así una clase de drogas rechazadas por la sociedad de los años sesenta?


Parte importante de la sociedad rechazó la psilocibina en la década de 1960 y en Estados Unidos se le clasificó como «Sustancia 1», peligrosa y sin uso médico. Durante décadas, la evidencia que sugería que la psilocibina podría ser terapéutica yació sepultada en archivos. Pero durante la última década, un resurgimiento en la investigación sobre este tema ha reabierto el debate, y algunos laboratorios realizan ensayos en humanos.

David Nutt lo llama el «nuevo y valiente mundo de la psiquiatría psicodélica». Nutt es neuro-psico-farmacólogo y profesor en el Imperial College de Londres. Sugiere que la psiquiatría está emergiendo lentamente de un oscurantismo de 30 años, durante el cual los antidepresivos como el Prozac fueron el único tratamiento medicinal aceptado para afecciones de salud mental.

Además de ser costosos, dice Nutt, los antidepresivos ayudan solo a un pequeño porcentaje de las personas que los toman. Los efectos secundarios pueden incluir una disminución de las emociones.

«Me gusta pensar que son como un campo de fuerza», dice Nutt. «Te protegen del estrés de la vida, cuyas causas son muchas, y permiten que tu cerebro sane».

Pero los efectos solo duran mientras el paciente toma los antidepresivos. Cuando los abandona, puede experimentar síntomas graves de abstinencia. Y quizás lo más importante, los antidepresivos no abordan la causa raíz de la depresión o la ansiedad, dice Nutt.

Mientras tanto, la psilocibina parece ofrecer una alternativa diferente y más duradera.

Nutt y su equipo de investigadores han concluido una segunda prueba en humanos con psilocibina para tratar la depresión.

Efectos controlados

Los participantes voluntarios en el estudio presentan depresión moderada a severa y reciben una píldora de psilocibina de 25 miligramos. Es una macrodosis que causa un «viaje» poderoso y profundo durante aproximadamente cuatro horas.

Pero no como el de los «hippies» de los años sesenta: las pruebas se realizan en un entorno controlado, con dos terapeutas asignados a cada voluntario.

«Las personas deprimidas que tienen un ‘viaje’ no se divierten», dice Nutt. «A menudo vuelven a las experiencias más horribles de sus vidas y reviven cosas que han olvidado, pero que están causando la depresión».

Los terapeutas preparan a los voluntarios para lo que puedan experimentar. Les sostienen las manos durante la prueba para proporcionar una sensación de seguridad. Y después del viaje, los terapeutas ayudan a los voluntarios a dar sentido a la experiencia, a través de la psicoterapia.

«Esta es una medicina seria. Esta es una medicina poderosa», dice Nutt.

Efectos rápidos y duraderos

Veinte pacientes que no habían respondido al tratamiento contra la depresión, recibieron dos dosis de psilocibina con una semana de diferencia. El equipo de Nutt encontró mejoras rápidas y duraderas en la salud de los pacientes. Ninguno requirió antidepresivos tradicionales durante las primeras cinco semanas después de las pruebas. Seis meses después, tuvieron pruebas de seguimiento que mostraron que muchos de sus síntomas se habían reducido.

Pero falta comparar los resultados. Un equipo del Centro de Investigación Psicodélica de Londres está realizando pruebas similares, con dichos controles.

Los testimonios de pacientes hablan de enormes mejoras. Un paciente, llamado Andy, dice que todos los tratamientos estándar le habían fallado. Ninguna terapia lo había ayudado a encontrar una causa subyacente para su depresión. Pero dice que la psilocibina le dio una pieza faltante del rompecabezas. Fue «el tratamiento que en realidad cambió las cosas».

Ciencia y sociedad

A pesar de la evidencia, ha sido difícil para algunos profesionales de la salud y científicos aceptar cualquier beneficio terapéutico de la psilocibina.

Durante décadas, los médicos le han dicho a las personas cuán peligrosas son estas drogas, y esos peligros o riesgos son reales cuando los psicotrópicos se toman en entornos descontrolados, sobre todo los llamados «recreativos».

Sin embargo, en entornos controlados, los psicotrópicos podrían ofrecer una alternativa que funcionen mejor que los antidepresivos tradicionales.

«Negárselas con base en algún tipo de filosofía moral contra las drogas, no sería ético», considera Nutt.

Stephen Ross, un psiquiatra con sede en Nueva York, ha tenido que confrontar esa creencia él mismo. En toda su formación médica en la Universidad de California en Los Ángeles, no se mencionó a los hongos psicodélicos.

El estigma del LSD

Luego, en 2006, Ross se enteró de una conferencia que conmemoraba el centenario de Albert Hofmann, un científico suizo que descubrió la dietilamida del ácido lisérgico y la psilocibina sintetizada.

Ross estaba perplejo. «¿Por qué alguien celebraría el descubrimiento del LSD? Todo lo que escuché sobre el LSD en mi entrenamiento fue que era una droga peligrosa y mala».

Entonces, comenzó a buscar en el historial médico y encontró un gran cuerpo de investigación oculto. Las décadas de 1950, 1960 y 1970 fueron un momento de auge en la investigación psicodélica. Entre los informes que Ross encontró, había un fuerte enfoque en el uso de LSD para tratar el alcoholismo. La curiosidad de Ross se despertó.

Pero como el LSD es rechazado como medicamento, tuvo que luchar para obtener fondos para la investigación.

Para aumentar sus posibilidades de éxito, Ross recurrió a la psilocibina, un psicodélico que, como el LSD, había sido calificado como una droga, pero era uno con «menos lastre cultural». Y recurrió a una condición con menos estigma social que la depresión o la adicción: el cáncer.

Psilocibina y cáncer

«El cáncer es algo aterrador en cualquier cultura. Los pacientes con cáncer comienzan a tener esta angustia existencial, donde se sienten desesperados, que la vida no tiene sentido», dice Ross, ahora profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York. «Y no hay tratamiento para ese tipo de angustia existencial».

En 2016, Ross completó el primer ensayo en humanos con psilocibina para reducir la depresión y la ansiedad en 29 pacientes con cáncer terminal.

Él dice que la psilocibina ayuda a las personas a reconceptualizar el cáncer como «una parte de su vida», en lugar de ser toda su vida.

«Muchos pacientes salen de la experiencia y dicen que se conectaron con este profundo sentido de amor o amor universal o el amor de Dios, o que el sentimiento de amor los estaba sanando profundamente», dice Ross.

Bajo la influencia de una droga psicodélica como la psilocibina, cada vez más neuronas interactúan entre sí. Es posible que estas neuronas no hayan estado interactuando antes porque la mente estaba en una rutina o patrón fijo de pensamiento. Los psicodélicos agregan flexibilidad. Se muestra un placebo para comparar cuán evidente es el efecto.

Precaución antes que revolución

Los psicodélicos también podrían usarse para tratar otras afecciones, como la anorexia, el trastorno obsesivo compulsivo, el trastorno de estrés postraumático y los trastornos de la personalidad.

Ross dice que aún debemos tenerse precaución con los psicodélicos. Él dice que puede haber un sesgo entre los investigadores, después de años de luchar por obtener fondos para estudios psicodélicos, combinados con la emoción de los nuevos resultados, para creer que la psilocibina curará todo.

Pero los investigadores dicen que hay mucho más trabajo por hacer antes de que los psicodélicos puedan usarse en el tratamiento medicinal.

«No digo que los psicodélicos se deban usar clínicamente todavía. Necesitamos más investigación», dice Ross. E incluso entonces, los tratamientos psicodélicos pueden no ser para todos. Los investigadores advierten contra el uso de tratamientos psicodélicos con pacientes que sufren una psicosis, o con jóvenes cuyos cerebros aún están en desarrollo.

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