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El documental sobre Soublette que se estrena en junio: “un maestro de generaciones”

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Marco Fajardo Caballero
Por : Marco Fajardo Caballero Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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“El lugar al que llego”, de Felipe Ossandón y Patricio González, recorre Limache, la localidad donde vivió al final de su vida, Santiago y Valparaíso. “Su principal legado es que durante toda su vida obligó a quien lo escuchara a cuestionar el orden establecido”, comenta el primero.


Un documental sobre Gastón Soublette, el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales fallecido el pasado fin de semana a los 98 años, será estrenado en el mes de junio en un lugar por definir.

Se trata de “El lugar al que llego”, de Felipe Ossandón y Patricio González, que se suma así a la obra “El sabio de la tribu” (2020), de Ricardo Carrasco.

Si bien Soublette es el personaje principal, “lo que sí hay son algunos personajes secundarios que protagonizan azarosos y sorprendentes encuentros callejeros”, comenta Ossandón.

“Era un académico atípico, singular, excéntrico, vital, inteligente, tenaz, generoso, reflexivo, suspicaz, un gran fabulador, con un gran sentido del humor”, destaca. “Un conservador irreverente”.

“En mi opinión el aspecto de su obra que más me interesa y me llama la atención es el trabajo que dedicó a revalorar la cultura popular y especialmente el trabajo que hizo para relevar la sabiduría que hay implícita en los refranes populares”.

Los escenarios son Limache, algo de la ciudad y sus alrededores, la intimidad de su casa; Rungue, donde realizaron una caminata por una ruta que solía hacer desde hace mucho tiempo a meditar, donde recogía piedras, había un espino milenario y un bosquecillo que era un oasis de silencio; y Lliu Lliu.

También Valparaíso -donde cuenta de sus andanzas y de las fotos que tomó a los cerros porteños-, y Santiago (en su visita a la sesión del Consejo de Monumentos por la pelea que dio contra un edificio que se quería construir en una avenida patrimonial en Limache).

Crédito: “El lugar al que llego”

Origen

González y Ossandón son residentes en Limache. Hace un tiempo se conocieron y decidieron hacer un documental sobre uno de los vecinos más ilustres del pueblo, el propio Soublette.

“Gastón era un personaje lo suficientemente vasto para hacer un documental. De hecho, sus múltiples facetas significaron un desafío de cómo abordar a este personaje y cómo plasmar esa multiplicidad en la pantalla. Claramente era un referente cultural natural ineludible y una persona muy querida y reconocida en Limache”, cuenta González.

Soublette vivía en Viña del Mar y vacacionaba de niño en Limache en la casa de una tía, en una casa que estaba casi enfrente de la que actualmente era su casa. “Terminó enamorado de la ciudad”, en palabras de Ossandón.

“Esa infancia feliz en ese lugar lo marcó profundamente, y como son las vueltas de la vida, cuando se quiso jubilar de la universidad se le presentó la oportunidad de comprar la quinta que él miraba desde la casa de su tía. Ahí encontró su paraíso personal y se hizo limachino por adopción y de corazón”, agrega González.

Crédito: El lugar al que llego

El personaje

González caracteriza a este personaje sobre todo como un profesor universitario bien atípíco que introdujo materias que no estaban en la academia o que la academia desechó: el estudio de los dichos, de la sabiduría popular, y además la filosofía oriental, principalmente el Tao.

Entre sus obras González destaca La poética del acontecer, Sabiduría chilena de tradición oral, su Manifiesto y Marginales y marginados, y por supuesto su traducción del Tao Te King,

“Gastón fue un maestro de generaciones tanto de la Católica como del Pedagógico, muchos de quienes pasamos por sus clases recordamos esas clases como experiencias de aprendizaje muy valiosas”, afirma.

Era “una persona muy carismática, locuaz, con una gran virtud de ponerse a hablar y cautivar a una audiencia, un conversador innato que podía charlar con soltura con cualquier persona, fuese el borrachito de la esquina o el alcalde. Además con un sentido del humor y del sentido común a flor de piel. También que fue un hombre muy vital hasta sus últimos días; nunca vi a un anciano tan vital, entusiasta y enérgico como él”.

Crédito: El lugar al que llego

Nazismo e ideología

González no pasa por alto que el sabio haya coqueteado con el nazismo en los años 40.

“Fue un pecado de juventud que entiendo prontamente se alejó de esa trinchera ideológica y que alguna vez explicó, aunque de una manera poco convincente: por una polola que tuvo. De cualquier forma, si uno conoce un poco de sus pensamientos y reflexiones, o de sus obras, no hay nada que resuene a nazismo, sino todo lo contrario: bastante alejado de ese pensamiento está su legado. Creo que ligarlo a esa ideología es un acto odioso”, afirma.

Ideológicamente, para González se trató de “un chileno aristocrático afrancesado que se pasó a la izquierda por influencia de Violeta Parra, y que a partir de entonces se enamoró de la cultura popular y además amó la cosmovisión mapuche”.

Crédito: El lugar al que llego

Legado

Para Ossandón, alcanzó trascendencia “por su impronta, por la profundidad de su voz, por sus ideas y su forma de expresarlas, por su vitalidad, por su sencillez. Más por el ser, que por el hacer”.

“Creo que su principal legado es que durante toda su vida obligó a quien lo escuchara a cuestionar el orden establecido, en todo orden de cosas. Incluso al momento de jugar ping pong”.

González además cree que Soublette fue un adelantado a su época.

“Creo que el tiempo le dio la razón. Contaba que en los ochenta y noventa, mucha gente no le daba bola con sus temas: ecología, causa mapuche, filosofía oriental, sabiduría popular, su gusto por perderse entre los cerros a meditar”, afirma.

“Lo tildaban de loco, pero ya entrando en su vejez estos temas se reposicionaron y su voz y reflexiones sobre la catástrofe ambiental, la decadencia del sistema tecnocrático mundial imperante, sus reflexiones sobre el estallido social o sobre la sociedad chilena en general, etc. calaron hondo en muchas personas”.

A su juicio además fue un activista “y dio la pelea de verdad: siempre se lo vio en las protestas contra la termoeléctrica o impulsando una demanda para defender el patrimonio arquitectónico de Limache. Usó su posición de influencia para bregar por esas causas en lugar de quedarse sentado en su casa a pesar de estar ya anciano. En eso demostró consecuencia entre su discurso y acción”.

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