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Paulina Flores, escritora: “Soy una persona muy conflictuada con el tema de la identidad” CULTURA Créditos: Ángela Precht

Paulina Flores, escritora: “Soy una persona muy conflictuada con el tema de la identidad”

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Emilia Aparicio Ulloa
Por : Emilia Aparicio Ulloa Periodista El Mostrador
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Lanzó su nueva novela “La próxima vez que te vea, te mato”, una historia sobre migración, deseo y crimen. El libro fue censurado en Instagram por su título, generando debate sobre los límites del lenguaje en redes sociales. “Me da risa que a Mark Zuckerberg no le guste mi vida”, dijo.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
La escritora chilena Paulina Flores publicó su nueva novela La próxima vez que te vea, te mato, una historia marcada por la migración, el deseo, la identidad y el crimen. Inspirada en su vida en Barcelona, la novela fue censurada en Instagram debido a su título, lo que abrió una discusión sobre los límites del lenguaje en redes sociales. Flores reflexiona sobre la precariedad, el poliamor y la violencia, en un relato que mezcla humor, melancolía y crítica social.
Desarrollado por El Mostrador

La escritora chilena Paulina Flores publicó este año su segunda novela La próxima vez que te vea, te mato, e irrumpe con una historia inesperada incluso para ella misma.

“Es gracioso lo que dice Gabriela Wiener: ‘es la novela de migración que no esperábamos de Paulina Flores’, yo tampoco la esperaba, porque yo siempre quería hablar de Conchalí, como que para mí ese era el mundo”, dice en conversación con El Mostrador. Sin embargo, la vida fuera de sus orígenes la llevó a otro tipo de narración, una que mezcla precariedad, identidad, deseo y crimen.

Flores, quien lleva cuatro años viviendo en Barcelona, comparte con Javiera —la protagonista del libro— una experiencia común: ambas emigraron a España con una beca. Desde un piso compartido y precario, Javiera se sumerge en una relación poliamorosa que la desestabiliza emocionalmente hasta empujarla hacia la fascinación con el crimen.

“No soy alguien especial, esto es algo que le está pasando a muchísima gente. No soy una excepción. El proceso de migración está ocurriendo a nivel global, y por eso mismo hay tantos discursos fascistas. No es casualidad que Trump esté cerrando fronteras, o que en Europa haya un resurgimiento del fascismo antiinmigrante. El mundo se está cruzando cada vez más”, expresa.

Reconocida como una de las voces más relevantes de su generación, ha publicado el libro de cuentos Qué vergüenza y la novela Isla Decepción. Con este tercer libro, publica por primera vez en Anagrama. Flores estuvo de visita en Chile durante tres semanas. No fueron vacaciones: vino a presentar su nueva novela.

En Santiago, el libro lo presentó el 5 de junio en el Museo de Violeta Parra junto a la cantante Javiera Mena. El espacio estaba repleto. Desde el Espacio Literario de Ñuñoa, Paulina Flores conversa sobre sus obsesiones, su vida en España, lo que extraña de Chile y, sobre todo, su trabajo como escritora.

“Yo creo que para escribir, para aprender a escribir cualquier cosa, siempre hay que aprender a leer. Cuando escribo estoy como estudiando mucho”, dice.

Aunque se sorprendió con La próxima vez que te vea, te mato, dice que al final trata las mismas problemáticas que viene urdiendo en sus libros.

“La migración es el trampolín desde el que salta, pero yo creo que lo que siempre he trabajado es la identidad, y qué significa ser chileno, chilena; qué significa ser un chileno, una chilena en Barcelona; qué significa ser mujer; qué significa ser millones de cosas de las cuales yo siempre he roído”, dice la autora.

“Soy una persona muy conflictuada con el tema de la identidad, especialmente en lo que respecta a la clase: qué significa ser de clase media, clase trabajadora, ser rico, ser resentido. Cada vez que me encasillan dentro de una identidad, me cuesta aceptarlo. Tengo problemas con la autoridad y con las categorías que fijan las cosas, entonces trato de salirme de ahí. Pero, al mismo tiempo, es una relación que va y viene: tienes que mirar hacia atrás para poder mirar hacia adelante. Y lo trabajo desde el arte de prestar atención, de observar. Es un intento por entender, no desde el turismo o la distancia, sino desde la experiencia, desde lo que duele, desde lo que te marca”, agrega.

Al igual que fuera de la ficción, sus personajes toman Coca-Cola, citan a Sylvia Plath y las propias obsesiones de Paulina Flores también están presentes.

Humor y melancolía

La novela transita entre la comedia romántica, el melodrama y el thriller, mostrando un amor atravesado por los celos, la inseguridad y la precariedad.

Siento que la gente está muy acostumbrada a que lo profundo sea trágico, y yo creo que ahí como que quizás se quedan como con el género, pero el humorista, el payaso, siempre es una persona muy triste”, sostiene.

El humor también lo asocia a la melancolía, característica que, según Flores, es parte de la identidad chilena.

Somos muy melancólicos, entonces es como una forma de sobrevivencia. También es como el payaso en la corte, que en el fondo es el que está reflexionando sobre la contingencia. Hay como un gusto por la comedia y hay como mucha tradición de comedia en Chile”, sostiene. En ese sentido, recuerda que grandes artistas chilenos utilizan la comedia en sus obras, desde Nicanor Parra a las películas de Raúl Ruiz.

“Cuando trabajo los libros, como que no pienso mucho lo que estoy haciendo, como que me dejo llevar, pero me di cuenta de que había una cosa media picaresca que me gustaba y como una cosa patética”, agrega.

La plasticidad del lenguaje y de la ficción

Flores es una escritora meticulosa y sensible. Cuando escribe, lee y relee. Cuenta que cuando le gusta una autora, lee todo lo que ha escrito, y luego busca entrevistas para saber qué leyó, para poder hacerlo también. Le pasó con Louise Glück y Anne Carson, ambas autoras citadas en La próxima vez que te vea, te mato.

Para mí, hay que estudiar mucho, pero también es importante dejar espacio y soltar el control para que pueda aparecer una pequeña epifanía. Al menos eso es lo que más disfruto, a nivel sensorial. Para este libro leí muchísimo a Patricia Highsmith, a Maggie Nelson, a Samanta Schweblin, mucha poesía también, a Shirley Jackson, a Joy Williams… Es como que te vas alimentando, no sé si de registros, pero sí de algo. Es fascinante ver la plasticidad del lenguaje y de la ficción”, asegura.

En ese sentido, cuando lee, ve películas, escucha música, busca una experiencia estética potente, emociones que la lleven a contradicciones profundas, sentimientos que inicialmente puedan ser opuestos pero estén conviviendo al mismo tiempo. En su literatura también sucede algo similar. En su más reciente novela vemos a una joven que se enamora y se obsesiona con el asesinato.

“Es fascinante ver cómo algunos lugares pueden ser, al mismo tiempo, profundamente excitantes e incómodos. Y eso me parece genial, es como lo mejor de la vida. Me pasó hace poco viendo una serie: sentí dos emociones totalmente opuestas, un rechazo absoluto y, al mismo tiempo, una excitación máxima. Pensé: qué potente que una obra pueda provocar algo así. Es una experiencia estética muy personal. También me pasa leyendo, y me sorprende. Me interesan esos lugares. Soy muy fan de Anne Carson, y sigo un poco esa línea suya, de explorar esos espacios eróticos del ‘dulce amargo’: donde algo te llena de felicidad pero también te clava una puñalada en el corazón”, explica.

Leer está de moda

Cuando Paulina Flores anunció a través de la red social Instagram cómo se iba a llamar su nueva novela, sucedió algo que no se esperaba: le censuraron todas las publicaciones donde apareciera la portada del libro, porque el título incluye “te mato”.

“Al principio me dio miedo y pena, pensé: ‘¡ay, qué tonta!’. Aunque hay un editor y todo un trabajo detrás… pero bueno. Me da hasta vergüenza ajena hablar de “censura” en este contexto, me da pudor, porque, honestamente, lo que está pasando con Palestina, por ejemplo, se está censurando en Instagram, y eso sí que es importante. Lo mío, al final, da lo mismo”, cuenta.

Sin embargo, el incidente con la red social también ha generado que se hable sobre el título a través de distintas plataformas.

“También ha sido interesante, porque ha generado conversación. La gente reacciona, y desde esa censura surge incluso una especie de creatividad en torno al libro y su título. Es otra prueba más de que Instagram es un lugar ridículo. Es una empresa, y ahora no se pueden decir palabras como ‘suicidio’ o ‘matar’, porque te silencian, te vigilan. Y todos los que amamos internet estamos con el corazón roto, porque ese lugar que parecía tan prometedor para trabajar ideas, ahora es uno donde no se puede hablar de nada”, sostiene.

“Me da un poco de risa que a Mark Zuckerberg no le guste mi vida”, agrega.

En relación a la presencia en redes sociales y las críticas que pueden surgir sobre sus obras, la autora afirma:

“Hoy cada lector es un crítico, y cada lector tiene el mismo permiso, la misma autoridad, la misma singularidad de mirada que antes tenía solo el crítico que escribía en el diario. Me parece fascinante, precioso, que sea tan transversal y horizontal”.

“Lo que sí, no leo mucho. Nunca me meto a Goodreads ni leo demasiadas críticas, porque soy muy hipersensible. Entonces, cuando el libro recién sale, trato de no leer nada, porque estoy muy vulnerable. Después, cuando esa sensibilidad baja, empiezo a leer. Y siento que en cada crítica hay algo —quizás soy optimista— pero algo que quieren decirte, algo que uno puede recibir para aprender, como cuando los comentaristas deportivos dicen: ‘En esta jugada faltó esto’. Y uno piensa: ‘Ok, para la próxima lo voy a tener en cuenta'”, finaliza.

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