
Gran Sala Sinfónica Nacional: una experiencia sonora que no cabe en un audífono
La Universidad de Chile inauguró el 10 de julio su nueva Gran Sala Sinfónica Nacional en el CEAC, ubicada junto a Plaza Italia. Con 1.078 butacas, diseño inmersivo 360° y sin amplificación eléctrica, ofrece acústica natural de alto estándar.
Con un concierto a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional y el Coro Sinfónico Universidad de Chile, la Universidad de Chile inauguró oficialmente este jueves 10 de junio la esperada Gran Sala Sinfónica Nacional, parte del nuevo Complejo Universitario VM20. El evento marca un hito cultural y arquitectónico para el país tras más de una década de trabajo.
Bajo la dirección del maestro Maximiano Valdés, el concierto inaugural abrió con la Obertura Festiva del compositor chileno Juan Orrego Salas. Luego, con la incorporación del Coro Sinfónico, se interpretó la Novena Sinfonía de Beethoven. Las voces solistas estuvieron a cargo de Carolina García-Valentin (soprano), María Luisa Merino (mezzosoprano), Gonzalo Quinchahual (tenor) y Cristian Lorca (barítono), dando vida a un programa que celebró tanto la música nacional como la universal.
Pero más allá del repertorio, el verdadero protagonista de la noche fue el espacio: una sala construida especialmente para honrar la experiencia del sonido en vivo, con una capacidad de más de mil personas y una acústica diseñada al más alto nivel.
El encargado de este diseño fue Gustavo Basso, ingeniero en telecomunicaciones y violinista profesional argentino, especializado en acústica musical.
Días antes de la inauguración había una escalera entre las butacas, se escuchaban taladros, trabajadores se paseaban con sus cascos de seguridad y los músicos se retiraban del lugar con una camisa blanca nueva en la mano después del ensayo. Todos afinaban los últimos detalles para que sala estuviera lista para el gran estreno.
Basso se paseaba por la sala midiendo los últimos detalles de sonido, ese día era el funcionamiento del telón de proyección.
El argentino destacó que esta sala fue pensada exclusivamente para la música no amplificada: “No es una sala de teatro, no tiene caja escénica ni telón. Está pensada para música sinfónica, pero también podrá albergar música de cámara, canto y piano, o grupos de vientos. Tiene una gran amplitud de géneros musicales”, explicó.
“Lo que se hace es adecuar la sala a la orquesta. Es una sala que es muy viva, se dice en música, porque responde cuando un instrumento toca y los músicos de la orquesta están muy acostumbrados a tocar en salas mucho más secas, donde tienen que apretar mucho el instrumento, tocar más fuerte, acá tienen que tocar con lo mínimo, apenas soplando, pasando el arco“, explica.
El concertino de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, Alberto Dourthé expresó que “llegar a esta realidad es como emocionalmente muy fuerte. Porque yo ahora estoy en mi tramo último de vida profesional, no porque voy a parar de tocar, sino que porque dentro de la universidad uno cumple un tiempo, y la verdad es que tú lo dejas a nuestros colegas actuales, como a las generaciones futuras”.
“Cuando tú escuchas música sinfónica aquí, no hay amplificación, no hay truco. Es el violín sonando como suena realmente. Y eso es impactante. Es honesto. Es directo. Te obliga a estar presente, a escuchar con todos tus sentidos”, agregó.
Competir con el sonido digital
El diseño y la calidad del espacio responde a un desafío actual, competir con la alta fidelidad del sonido digital.
“Hoy estamos compitiendo con los audífonos, con las computadoras y los celulares, que tienen muy buena calidad de sonido. Esta sala busca ofrecer algo que esos dispositivos no pueden: la experiencia envolvente y real del sonido en vivo”, señaló Basso.
Durante los días previos al concierto, el ingeniero recorrió la sala midiendo sus propiedades acústicas.
“La idea es que el sonido de cada instrumento se oiga con claridad en los 2.200 oídos que estarán acá dentro. Es crear la sensación de estar envuelto en sonido, de estar dentro de un campo acústico que nos rodea”, agregó Basso.
En ese sentido el violinista recalcó que “no hay comparación con un show en el Estadio Nacional, cuando amplifican todo a todo volumen y no escuchas nada, además están todos hablando al lado tuyo, entonces no escuchaste nada de lo que cantó el cantante que fuiste a ver. La experiencia es única. Venir a un teatro, sobre todo a uno de esta calidad”.
Esta inauguración no solo representa la apertura de un nuevo espacio, sino también una declaración de principios sobre el rol de la música en la vida pública. Una invitación —como dijo Basso— a que las nuevas generaciones se acerquen a vivir la música en vivo, con todos los sentidos.
La Gran Sala Sinfónica forma parte del Complejo Universitario VM20, que muy pronto también albergará a la Facultad de Gobierno, el Instituto de Estudios Internacionales, el Instituto de Estudios Avanzados en Educación y el CEAC (Centro de Extensión Artística y Cultural), transformándose en uno de los núcleos culturales y académicos más importantes de Santiago.
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