
TIBIA: danza y sonido experimental de vanguardia desde Valparaíso
La dupla más reconocida de la escena de danza contemporánea actual en el puerto crea una obra donde la improvisación y el riesgo transforman cada función en un diálogo vivo entre cuerpo, espacio y material sonoro.
TIBIA es una obra performativa que surge desde Valparaíso, donde el cuerpo y el sonido se entrelazan para crear una experiencia escénica diferente. La propuesta fue concebida por Cristian Reyes Montes y Cristóbal B. Corvalán, quienes construyeron un dispositivo escénico en el que el movimiento y los objetos sonoros conviven y se transforman en tiempo real. Estrenada en junio en Valparaíso, recientemente se presentó en Santiago y ahora continúa su recorrido, llegando próximamente a Quillota para seguir explorando los límites entre danza, accidente y diálogo con el espacio.
Cristian Reyes, co-creador e intérprete, describe TIBIA como una creación colectiva que desborda la danza convencional, abriendo espacio para una colaboración en la que cada integrante aporta desde sus áreas y conocimientos. “El trabajo entre el equipo ha sido increíble, hemos encontrado diferentes modos de colaboración, creando espacios para que la opinión y especificidad de cada una aparezca reflejada en la obra, desde el universo del sonido, el diseño escénico hasta el movimiento”, comenta.
En escena, el dispositivo escénico cobra vida propia, una extensión del cuerpo y a la vez un instrumento sonoro. Este dispositivo —conformado por materiales móviles, micrófonos y superficies resonantes— responde a los gestos y produce sonido en vivo. “Nos entrega la posibilidad de configurar nuestra danza de una manera más presente; no es solo lo que movemos, sino también la atención a cómo suena eso que se mueve. Es una especie de instrumento vivo”, explica Cristian.
Una de las claves de TIBIA es que el accidente —lo inesperado— no es un error, sino el motor creativo que organiza la performance. Al preguntarle cómo habitan ese riesgo o incertidumbre durante cada función, responde:
–Es bastante desafiante y vertiginoso. Nos obliga a atender a lo que sucede en tiempo real y a confiar en la vida misma de los materiales y las prácticas que constituyen la investigación. Cultivamos un estado de alerta y escucha que requiere práctica constante, tanto corporal como perceptiva, dice.
Este vínculo sensible con el presente es fundamental. “Nos interesa todo aquello que nos sensibiliza con el presente. Entrenamos estrategias para relacionarnos con un estado de alerta, escucha y reacción para lo que acontece en ese momento con los materiales”, agrega.
La obra también dialoga con el espacio donde se presenta. Desde Buenos Aires hasta Valparaíso, TIBIA se ha ido adaptando a las características arquitectónicas y técnicas de cada lugar, como si la obra respirara con esos nuevos territorios. “Pensar el proceso desde una lógica capitular nos ha permitido experimentar con los espacios que han acogido la performance, dejando entrar información específica de estos lugares, fundamentalmente la arquitectura y las posibilidades técnicas de cada sitio”, señala Cristian.
La relación con el público es otro aspecto central. No se espera una recepción puramente racional o analítica, sino una apertura a la sensación, la imaginación y la experiencia.
—¿Cómo imaginan el vínculo con el público en cada función?
—Nos interesa un público activo, que completa desde su imaginación lo que va sucediendo en la obra. También nos interesa un público que se vincule desde la sensación y con apertura a la performance, sin la necesidad de producir un análisis racional sobre lo que acontece en la escena, responde.
Aunque TIBIA lleva varios años de proceso, el trabajo no termina. La obra se mantiene viva en la búsqueda, la exploración y la experimentación. “Es de gran interés poder seguir haciéndole preguntas al dispositivo, sobre todo en su dimensión técnica. Entender en profundidad el universo de las captaciones sonoras y sus posibilidades de modulación. También nos interesa seguir preguntándonos por la luz y sus interacciones como un organismo vivo más dentro de la pieza”, adelanta Cristian.
Para quienes nunca han visto danza contemporánea y se acercan por primera vez a TIBIA, Cristian aconseja: “Dejarse llevar por los sentidos. No cerrarse a la idea de comprensión lineal o literal de lo que sucede. Entregarse a un viaje de atención y percepción de los materiales que se disponen y activan en escena”.
TIBIA sigue desplazándose y transformándose, activando la imaginación y los sentidos de quienes se encuentren con ella.
FUNCIONES GRATUITAS
- Miércoles 31 de julio – 11:00 h
Función de mediación para estudiantes
Centro Cultural Leopoldo Silva, Quillota - Miércoles 31 de julio – 18:00 h
Función abierta a público general
Centro Cultural Leopoldo Silva, Quillota