Publicidad
Robots que meditan al sol: la instalación de Joaquín Fargas que reflexiona sobre futuros posibles CULTURA Créditos: Bienal SACO

Robots que meditan al sol: la instalación de Joaquín Fargas que reflexiona sobre futuros posibles

Publicidad
Emilia Aparicio Ulloa
Por : Emilia Aparicio Ulloa Periodista El Mostrador
Ver Más

“Futuros especulativos” del artista argentino Joaquín Fargas, es la instalación que se presenta hasta el 14 de septiembre en el edificio de la Fundación Minera Escondida en el marco de la Bienal SACO en Antofagasta.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
La instalación “Futuros especulativos” del artista Joaquín Fargas, exhibida en la Fundación Minera Escondida, presenta 12 robots solares que realizan movimientos lentos frente a un sol artificial, reflexionando sobre la relación entre tecnología y naturaleza. La obra cuestiona el futuro de la humanidad, explorando conceptos como sostenibilidad y legado. Inspirada en trabajos previos, la pieza invita a desacelerar el ritmo acelerado de la vida moderna y propone pensar en el futuro mirando al pasado. La instalación está abierta hasta el 14 de septiembre.
Desarrollado por El Mostrador

Doce robots meditan en una sala oscura, mueven sus cabezas lentamente frente a una imagen artificial del sol. Estos movimientos no son arbitrarios: están programados para responder a la luz solar y activar una coreografía que remite a rituales de contemplación, de fe o de meditación.

“Futuros especulativos” del artista argentino Joaquín Fargas, es la instalación que se presenta hasta el 14 de septiembre en el edificio de la Fundación Minera Escondida en Antofagasta.

A través de esta escena hipnótica, Fargas plantea una serie de preguntas sobre el futuro de la humanidad, la relación entre tecnología y naturaleza, y el rol del arte como un espacio de pensamiento crítico.

“El futuro puede ser lo que nos imaginemos, la idea es pensar desde el presente hacia adelante, pero también mirar hacia atrás para entender lo que viene”, expresa el artista.

Ingeniero de formación, ha construido una trayectoria artística basada en el cruce entre ciencia, tecnología y poética. Su obra abarca desde la robótica y la biotecnología hasta la computación cuántica, el cripto arte y la inteligencia artificial. Ha desarrollado instalaciones en lugares remotos como la Antártida, el desierto de Atacama o el Sahara. En todas estas experiencias, la ciencia funciona como lenguaje y como herramienta para hablar de sostenibilidad, vida, memoria y legado.

Joaquín Fargas propone un arte que especula, que imagina, que se permite pensar lo impensado. En una era de incertidumbre, aceleración y crisis climática, sus robots solares abren una ventana a otros mundos posibles: menos inmediatos, más lentos.

Créditos: SACO

Robótica especulativa y legado humano

La instalación que se realiza en el marco de la Bienal SACO tiene su origen en una obra anterior:”Robotika, The Nannybot” (2019), el primer robot diseñado para cargar un bebé humano.

“El objetivo era preguntarnos si estamos en condiciones de garantizar nuestra supervivencia como especie, o si deberíamos delegar esa responsabilidad a una inteligencia artificial”, explica Fargas. A partir de esa pieza, imaginó un futuro distópico en el que robots como Nannybot evolucionan en arcas galácticas que viajan por el universo llevando embriones humanos congelados.

En “Futuros especulativos”, los doce robots solares serían los descendientes de Nannybot, máquinas enviadas a explorar el universo en busca de un nuevo hogar para la humanidad.

Sus movimientos lentos y reverenciales, al compás del sol, son un eco de esa narrativa especulativa, pero también una invitación a desacelerar.

“Vivimos inmersos en el cortoplacismo, el consumismo, y eso nos dificulta pensar a largo plazo. El arte puede abrir esos espacios para imaginar”, explica el artista.

La instalación fue pensada originalmente como un site-specific para el desierto de California, donde Fargas realizó varias performances al amanecer y atardecer con los robots conectados a paneles solares y acompañados por músicos que improvisaban en vivo. Luego, la obra viajó a Nueva York, Buenos Aires y recientemente al Centro Cultural Kirchner, donde veinticuatro robots similares ejecutan su danza frente a un sol artificial fabricado con tierra craquelada del desierto.

Ir hacia el futuro mirando al pasado

Las obras de Fargas más que buscar respuestas generan preguntas esenciales para pensar cómo será el futuro pero eso lleva a cuestionarse el presente.

“Yo ahora estoy en un proyecto que consiste en ir hacia atrás. Siempre hablamos de actualizar, hacer upgrades, pero me interesa el downgrade, ir al pasado para moldear el presente”.

En ese sentido, conecta sus obras con la tradición ancestral, uno de sus proyectos recientes “La cueva del futuro” parte del estudio de pinturas rupestres que han sobrevivido por milenios.

“Nuestros ancestros lograron dejar un mensaje que llegó hasta nosotros después de 20.000 años. Hoy no podemos garantizar que un CD dure 30 años. Entonces, ¿cómo dejamos huellas duraderas?”, se pregunta.

En esa instalación, el artista invita al público a escanear su mano y dejar un mensaje para futuras generaciones.

“Vamos hacia adelante y hacia atrás. El presente está acá, pero necesitamos pensar en todas las direcciones posibles”, sostiene.

Créditos: SACO

Fargas también ha decidido liberar las licencias de sus robots, renunciando al copyright tradicional.

“No me interesa vender obras ni hacer negocios con el arte, el conocimiento tiene que circular. El retorno que me interesa es social. Me ha pasado que alguien me diga: ‘Tu obra me acompañó en una meditación’. Eso no tiene precio”.

La instalación se puede visitar de martes a viernes entre las 9:00 y las 18:30 horas y los sábado de
10:00 a 14:00 horas hasta el 14 de septiembre en Av. Gral. Bernardo O’Higgins 1280, Antofagasta.

Inscríbete en el Newsletter Cultívate de El Mostrador, súmate a nuestra comunidad para contarte lo más interesante del mundo de la cultura, ciencia y tecnología.

Publicidad